El universo habanero de las novelas de Leonardo Padura ya es inconfundible, pero hasta ahora sus numerosos relatos nunca habían sido recogidos en un solo volumen. Sus cuentos son historias magníficas protagonizadas por soldados que vuelven de Angola a La Habana y recalan en Madrid -donde el azar los transportará al pasado-, o a los que, cuando por fin abandonan el país africano, les invade una extraña sensación de doble traición; por jóvenes estudiantes seducidos por boleros y cantantes de antiguo esplendor; por hombres solitarios que deambulan de noche por La Habana en busca de un afecto, de algún roce que, paradójicamente, los transforma en monstruos; por personas que sueñan con ser escritores y cuya propia biografía resulta ser el relato más conmovedor; y por todos esos cubanos que, a la desesperada, se embarcan rumbo a Miami...
Estos relatos, que rezuman amor y mucho erotismo, mucha nostalgia y amistad, nos introducen de pleno en la atmósfera caribeña de una ciudad cargada de personajes inolvidables y de vidas por contar.
Tras una dura infancia en una ciudad de provincias, Luke Kanowski, soñador y retraído dramaturgo en ciernes, comienza una nueva vida en Londres junto a Paul Driscoll, un productor que se convertirá en su mejor amigo, y Leigh Radley, la novia de éste. Los tres fundan una pequeña compañía de teatro que pronto goza de un éxito inesperado. Entonces, una noche fatídica, Lukas conoce a Nina Jacobs, una actriz emocionalmente dañada a la que no puede olvidar, ni siquiera después de que ella se embarque en un matrimonio con un productor de teatro. Luke ve en ella a un alma en peligro y quiere salvarla..., pero ¿a costa de qué? Fluctuando entre la verdad y la mentira, la promesa del futuro y el dolor del pasado, esa relación pone en peligro todo aquello por lo que Luke ha luchado.
En 1874, Emeterio decide emigrar a México en busca de fortuna, y se despide de sus padres en una perdida aldea de Asturias. En México, su trayectoria le llevará de mozo de tienda, que duerme bajo el mostrador, a dueño de un emporio de establecimientos de bebidas alcohólicas. Pero sus esfuerzos exitosos en los negocios no se verán recompensados por la labor de sus hijos, que despilfarrarán la fortuna en una vida disipada con continuos viajes a Madrid, ni por sus hijas, condenadas a un papel secundario en una sociedad machista. Cuando uno de sus nietos, en la tercera generación, retome la iniciativa económica, tendrá que enfrentarse con una amenaza inesperada y devastadora: la pérdida de la memoria.
El revolucionario hallazgo de Chaitin, el número Omega, es una representación exquisitamente lograda de aquello que las matemáticas deben a la intuición y la experiencia. Sus investigaciones arrojan luz sobre lo que podemos llegar a saber acerca del universo y la propia naturaleza de la vida. Chaitin esboza los pasos intelectuales e intuitivos específicos que lo llevaron hasta su descubrimiento, nos conduce hasta los mismísimos límites del pensamiento científico y nos ayuda a apreciar el arte que reside en la ciencia de las matemáticas. El autor nos muestra que las matemáticas tienen tanto de arte como de lógica, y contienen tanta ciencia experimental como puro razonamiento.
Esta novela cuenta la relación entre un joven concejal de un pueblo gaditano, brillante, combativo y vitalista, y un maduro escritor, aparentemente sereno y con tan pocas ilusiones como prejuicios, que vive en Madrid. Una relación que surge entre encuentros y desencuentros ocasionales, pero que crece y se complica a través de mensajes, correos, cartas y whatsapps, que los dos amantes se escriben compulsivamente para estar seguros de sus sentimientos. La historia de seducción, que empieza como un juego, acaba convirtiéndose en una desgarrada historia de amor que dará su verdadera medida en cuanto aparezca no sólo un novio anterior sino también un inesperado compromiso matrimonial.
El inspector jefe Chen Cao se encuentra en una situación delicada: dado que es uno de los policías más respetados de Shanghai, el partido le encomienda cerrar el caso de la turbia muerte de Zhou Keng, quien dirigía el Comité para el Desarrollo Urbanístico de Shanghai cuando varias de sus prácticas corruptas se denunciaron en internet. Tras ser despojado de su cargo, al parecer Zhou se ahorcó mientras se encontraba bajo custodia. Pese a que los dirigentes del Partido aguardan con impaciencia que la muerte de Zhou sea declarada suicidio y que el célebre inspector jefe Chen avale dicha conclusión, algunas piezas no encajan en la secuencia de acontecimientos.