Revista Deportes

Novillo del 64

Por Antoniodiaz
Novillo del 64
"Manuel Leyton Peña (el Coli o Manuel Vargas), banderillero y novillero, nacido en Jerez de la Frontera (Cádiz) el 3de marzo de 1920, que falleció el 16 de agosto de 1964, cuando contaba 44 años de edad. Aquel día estaba a las órdenes del novillero José González Copano, y al parar los pies al primer novillo, de don Ángel Rodríguez de Arce, fue derribado y empitonado con tan funesto acierto que el cuerno penetró en el vientre destrozando el bazo y en su ascensión el asta alcanzó de lleno el ventrículo izquierdo del corazón. El fallecimiento del desventurado banderillero fue instantáneo, por lo que el conocerse la noticia se suspendió la corrida tras el arrastre del tercer astado. El cadáver fue trasladado de su ciudad natal donde fue inhumado. El apodo de (el Coli) lo heredó de su padre, notable cantaor gitano"

 Juan José Zaldívar Ortega
"Manuel Leyton Peña (el Coli), gitano de Jerez de la Frontera, había utilizado el apodo de Manuel Vargas en su época de novillero de cierta categoría. Ya como banderillero figuró algunas temporadas entre la gente de Antonio Ordóñez. El 16 de agosto de 1964 es herido en el coso de Las Ventas, de Madrid, por el novillo “Cuatrero”, de la divisa de Ángel Rodríguez de Arce, en el bazo y corazón, con lo que el óbito se produce prácticamente en el acto. Como en ocasiones anteriores ocurridas en la misma plaza, se suspendió la corrida antes de de su normal término."

 Juan José de Bonifaz Ybarra
 Las novilladas "fuertes" no son una moda de ahora promovida por talibanes anticultura. Siempre las hubo, igual que el fraude en las corridas de "los mayores", que aquí tampoco queremos engañar a nadie. Hace poco leíamos en el Ruedo de "una novillada con toros de seis años" lidiada por Diego Puerta". Hay multitud de ejemplos, sabido es que el término "novillada" ha evolucionado con el tiempo, ha pasado de ser un festejo a base de desechos de cercado y tienta a una corrida de toritos guapos. En el camino se perdió algo, quizás una parte de casta, posiblemente también ese aire de "examinadores de autoescuela" que tenían los marrajos antiguos y que tan bien les venían a las enseñanzas del novato.  Pienso que no hay que echarse las manos a la cabeza cuando sale un novillo íntegro en Madrid. Torear, ante todo, es pasar un mal trago, y así debe seguir siendo. Sí que es menester alarmarse cuando las figuras, los "maestros de maestros" viven en el alivio permanente de la novillada boba cobrada a precio de miurada sanferminera. Pero no, aquí vende más lo otro, lo de los "pobres muchachos", cuando demostrado está que el principal problema del escalafón novilleril no es el novillo precisamente, sino la escasa y deforme preparación que traen los muchachos desde las escuelas taurinas. En esta historia el novillo no es el malo de la película.

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