Pronto me dejaran salir a la calle pero…Sólo un ratito…
Estoy mejorando…
Tengo menos sueños y mis pies, dicen, se empiezan a afianzar en el suelo. No lo acabo de entender. Yo los veo firmes, tocando tierra…
Mi terapeuta me hace rellenar una cinta de papel plastificada con mis datos . Es una pulserita que debo llevar las veinticuatro horas del día, por si hay algún problema.
Me mira extrañada cuando le pido una hoja en blanco.
¿Para qué la quieres?-me pregunta
Para escribir mi dirección- le respondo.

Mirar el cielo, está por las nubes…
Ya iban avisando: el cambio climático, las energías renovables que nunca llegaron…Nadie lo creyó. Por lo menos, no lo suficiente.
Y, ahora, vivimos encerrados en cavernas ultramodernas, en la profundidad. Sólo los más privilegiados pueden ir de viaje al mundo exterior…
Y ver el cielo…
Dicen que es muy, muy azul…

¡Venga halagos y alabanzas! Es un no parar…
Si lo llego a saber, no le dejo que me quiera… tanto.
¿Y cómo bajo yo ahora? ¿Eh?

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