Revista Ciencia

Nuestro patrimonio forestal

Por Massaber Tu Futuro Profesional @MasSaber_es

Los incendios forestales se han convertido en uno de los grandes azotes de nuestros montes. Cada verano, los medios de comunicación se llenan de tristes noticias relacionadas con las llamas que devoran nuestro patrimonio forestal y, en ocasiones, irremplazables vidas.

Si bien se trata de un fenómeno tan antiguo como los propios bosques, no fue hasta principios del siglo XX cuando las sociedades occidentales tomaron plena conciencia de la magnitud del problema y afrontaron con decisión su control.

Las llamas que devoran nuestro patrimonio forestal
A lo largo de estos poco más de cien años, las técnicas empleadas, los equipos, las herramientas, y el propio concepto de “incendio forestal” han ido variando, pero un elemento ha permanecido invariable: la figura del combatiente forestal.

A pesar de los avances técnicos, del empleo masivo de medios aéreos, e incluso de dispositivos automatizados y drones no tripulados, la lucha contra incendios forestales sigue apoyándose en la presencia de trabajadores cualificados, formados y preparados, que ejecuten con seguridad las múltiples tareas que requiere este arriesgado pero apasionante trabajo.

Las labores de lucha contra la extinción del incendio, plenas de esfuerzo, riesgo y, generalmente, altos niveles de adrenalina, están inseparablemente unidas a la actividad de vigilancia. Su eficacia es la que permite llegar a tiempo a las llamas, sigue suministrando información durante la propia intervención, y ejerce una importante labor disuasoria.

La vigilancia es una de las labores más importantes en la lucha contra incendios. Su mera ejecución ejerce un importantísimo efecto disuasorio sobre aquellos que podrían provocar incendios de forma intencionada.

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Jesús Barranco Reyes
Ingeniero de Montes Ver perfil


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