NUESTROS MONTESPublicado en Levante 18 de abril de 2013Ha...

NUESTROS MONTES
Publicado en Levante 18 de abril de 2013

Hace unos días, Levante-emv publicaba un artículo firmado por Ricardo Almenary María Ángeles Ull, biólogos, acerca de la necesidad de cuidar nuestros bosques; y no sólo por una pretensión economicista (con la privatización), sino por una cuestión mucho más de fondo.

Coincido plenamente con las tesis defendidas por los autores. La ciudad ha de hacerse cargo del monte. Y si no se hace, nunca abandonaremos las políticas de parcheo que no impiden, pese a loables esfuerzos, que periódicamente se nos quemen los montes. Todos sabemos que el bosque mediterráneo está preparado por la naturaleza para ser quemado. Puesto que no existe la humedad suficiente para regenerase por fermentación, lo hace por combustión: es el ciclo del carbono.
La tesis es bastante clara. Hay que considerar los bosques como partes lúdicas de las actuales urbes y, en consecuencia, actuar como se hace, por ejemplo, en los jardines de una ciudad: cuidarlos. Ciertamente, los cuidados son distintos, pero de fondo es necesario recuperar la idea del patrimonio y lo que eso supone para los ciudadanos: áreas de ocio y esparcimiento, turismo rural, espacios para senderismo, bicicletas, etc.; incluso zonas cinegéticas. Se pueden añadir otras de carácter económico, como leña, corcho, setas y otros cultivos de interés (plantas aromáticas, etc.). Ciertamente estas actividades en su conjunto darán beneficios económicos a esas zonas rurales, pero serán, como muy bien exponen los autores, insuficientes, incluso apenas perceptibles si consideramos el PIB global de la Comuninat Valenciana.
La cuestión principal es si merece la pena el esfuerzo. Y a todas luces es que sí. Necesitamos no solo zonas de esparcimiento, sino además conservar nuestro patrimonio natural. Desde un punto de vista ambiental ¿qué precio le asignamos a un bosque en todo su esplendor? No se trata pues de precio, sino de valor: un valor incalculable para la salud incluso psíquica de los ciudadanos. Es muy gratificante emboscarse. Y bastante deprimente asomarse a los municipios quemados el verano pasado. Y ha de ser posible cuidar los amplios espacios boscosos que nos pertenecen. El cómo hacerlo: esa es la cuestión y ahí se requiere el concurso de todos. Ideas nuevas. Hasta ahora, el medio ambiente ha sido marginado, ninguneado por la praxis técnica-científica; pero ha llegado la hora de que comprendamos que lo natural es velar por lo natural. Como bien dice el filósofo Spaemann, lo injusto por naturaleza no puede ser al mismo tiempo lo óptimo funcional y, por tanto, lo que mantiene al sistema.
Pedro López. BiólogoGrupo de Estudios de Actualidad