Revista Cultura y Ocio
Hellouuu blogueros ya estamos de vuelta después de las vacaciones, y estamos para darlo TO-DO. Llevo varios días intentando grabar un vídeo de comienzo pero lo pondré en la próxima entrada, ya que no me ha dado tiempo a terminarlo como yo quería. Pero hoy no vengo ha hablaros del vídeo si no de un nuevo componente en el blog, ¿cuál es su función? (sé que os lo estáis preguntando), el escribe y mediante el blog le damos la oportunidad de sacar a la luz esa historia que sale de su cabecita, pero no solo eso si no que también nos reseñará los libros que se lea como la menda jejejeje. Llegados hasta aquí no soy yo la que lo tiene que “presentar” que para algo tiene manos y puede escribir jejejeje… Welcome to Tus Mundos De Papel (spanglish)
¡Hola a todos! Mi nombre es Jorge, 1,67, pelo y ojos castaños y soy soltero exigente. Es broma (no). Bueno, vengo aquí a escribir mi libro (bueno escrito ya está, yo hago Ctrl+C y Ctrl+V y lo paso a Leslok). No tiene título definitivo aunque yo lo llamo Sello de Dios, aunque todo se puede cambiar. No hago sinopsis ni nada (porque soy un vago) porque el primer capitulo digamos que es como una especie de introducción. Perdonar todo tipo de faltas ortográficas entre otras que pueda tener, soy de ciencias y dominare el mundo mientras los de letras escriben mi historia PERO DEJANDO ESO APARTE ya no tengo nada más que añadir...bueno si: ¡Que empiecen los septuagésimo séptimos juegos del hambre! Y ahora que ya lo he dicho y “me' quedao” a gusto aquí va el primer capitulo de mi libro.(Tengo la gracia en el culo).
CAPÍTULO 1
Yo no busco manejar mi vida, simplemente fluiré en ella. Me desperté con el sonido de otro bombardeo, estaban volviendo a atacar la ciudad, cerca del santuario, cogí mi ropa, me la puse. Una chaqueta de cuero negro reforzado con magia y unos pantalones a conjunto, con unas botas de suela gorda, reforzadas también. Me mire al espejo antes de salir, y allí seguían mis marcas, las mismas que aparecieron al cumplir los 16 años, hace dos meses, y gracias a las cuales podía realizar magia, aunque solo los más básicos. Salí al pasillo y vi a Bres y a sus padres correr hacia la puerta, mis padres salieron de la habitación de enfrente. -¡Vamos Cristal¡- Me grita mi padre. Los seguí por los pasillos hasta la puerta. Estaba harta de esta estúpida guerra. La guerra había sido provocada por la explotación de recursos naturales de un país y el intento de las potencias mundiales por conseguirlos. Lo cual había dividido al mundo en dos grandes superpotencias: Xebana y Verdum que luchaban por los recursos naturales del gran continente llamado Cryan. Yo vivía en Latos, uno de los continentes ya desertizados.
Cuando llegué a la puerta encontré a los demás lanzando hechizos y flechas hechizadas hacía el bombardero, un artefacto de tamaño minúsculo, que abría portales desde los cuales aparecían bombas. Los bombarderos son pequeños pero extremadamente rápidos así que es difícil darles. -¡Cristal, ayúdame! - Era Bres. -¡Voy! - Le indiqué para que continuara luchando y no tuviera que llamarme por segunda vez. Bres luchaba con su espada contra los robots humanoides que venían hacia nosotros. -Voy a añadirle electricidad a tu arma, no toques el filo – Le grito. Me concentré y sentí la energía salir desde mi hasta las marcas que brillaron con color blanco. De ellas salió disparado otro brillo que al tocar la espada de Bres empezó a chisporrotear, haciendo mas fácil el cortar a esas cosas. Era un conjuro sencillo. Sin embargo, los humanoides eran máquinas de guerra casi perfectas, inteligentes hábiles, fuertes y peligrosas. Mi madre lanzó sobre mí y todos un conjuro de protección que reflejaba las balas en la misma dirección de la que venían, dañando de manera insuficiente a los humanoides. En ese mismo momento se oyó una fuerte explosión, era el bombardero, había estallado. -¡Agarraos a algo! - Grito el padre de Bres. No me da tiempo a cogerme ni siquiera a unas plantas secas del suelo. El bombardero explosionó colapsándose sobre si mismo y absorbiendo casi todo lo que no esta sujeto al suelo, robots, piedras sueltas, un poco de tierra, yo. La madre de Bres, que como todos estaba cogida a los barrotes de las ventanas del Santuario consiguió enrollar su látigo en mi pierna cuando ya estaba en el aire. Cuando acabo de colapsar caí al suelo dándome en la espalda. Se me corta la respiración un momento por el golpe, pero me incorpore de un salto a la vez que inspiré profundamente. -Ten más cuidado la próxima vez, ¿estás bien?- Me dijo. -Cariño, ven que te cure las heridas – Me dijo mi madre, los demás ya estaban dentro, las heridas en general era algo a lo que te acostumbrabas en esta vida. Asco de guerra.
Por la noche la espalda estaba bien, aunque me dolía un poco porque la magia de curación no la había sanado del todo. Tumbada en mi cama empecé a pensar: ya estaba harta de tener que vivir allí, de luchar, de la rutina ¿Acaso simplemente no podían morirse todos y ya está? Quería irme de allí, a un lugar mejor pero... ¿acaso existía? Al final el sueño me venció y me quede dormida.
A la mañana siguiente me desperté, otra vez, en mi habitación, me levanté, me vestí con la ropa de ayer, limpiada con magia. Que era la que llevaba casi todos los días de mi vida. Sé que no estoy sola, debe de haber personas que piensen como yo. Fui cocina para desayunar, allí estaban mis padres y los padres de Bres. Les doy los buenos días y ellos me los dan a mí (que divertido) desayuno leche con cereales, cada vez conseguir provisiones es más difícil. -¿Podría salir hoy a dar una vuelta con Bres? - Le pregunte a mis padres, aunque la pregunta también iba dirigida a los padres de Bres. -Solo si tenéis cuidado - me dice le padre de Bres, con un café en la mano -Llevaos armas, Bres aún esta durmiendo despiértalo, ya es tarde incluso para desayunar-. Me fui hacía su habitación, dos puertas a la izquierda de la mía, más cerca de la salida. Ni siquiera me molesto en llamar a la puerta, supongo que será la confianza. Así que la abrí un poco y asomé la cabeza, esta en la cama bocabajo aunque sé que está despierto y me oye. -Nos vamos a dar un vuelta, prepárate, yo voy a arreglarme- No me responde aunque sé que me ha oído. Así que me dirijo a mi habitación. Me hice una coleta mientras me miraba en el espejo de mi baño, la verdad es que gracias al entrenamiento que había recibido de pequeña, tenía un cuerpo perfecto al igual que Bres, lo único que no me gustaba era el cabello castaño claro mezclado con miel que tenia, a juego con mis ojos. Mis marcas seguían por mi piel, moviéndose preparadas par ser utilizadas en cualquier momento. Bres tocó a la puerta y me dice: -Sal cuando estés lista- Él también tiene mi edad, aunque los dos aparentamos tener más de lo que tenemos. Salgo y me lo encuentro apoyado en la pared enfrente de mi puerta, como tiene el pelo corto no le ha costado nada preparase, que suerte que tiene. -¿Vamos?- Me dice.
Una vez fuera vamos hacía lo que una vez, según nuestros padres, fue un bosque, aunque ahora es un páramo yermo y seco, con tierra rojiza y algún que otro árbol seco. Nuestro santuario esta en los alto de una gran montaña con vistas a una ciudad arrasada. Nosotros vivimos en el subterráneo del santuario y las provisiones nos llegan por portales. Seguimos avanzando por la tierra, plantas muertas, el aire siempre caliente. Pocas veces llovía. El cielo es de un color amarillo aunque deja pasar perfectamente la luz del sol. Bres inicia la conversación: -Últimamente estás muy borde- Me dice, menuda manera de empezar una conversación-. -¿Tu crees?- Les respondo con ironía. -¿Ves? A eso me refiero, ¿que pasa? Me apoyo en una roca y el también, somos como hermanos. -Ya estoy harta de la guerra- -Pero tenemos que luchar, porque es eso o morir- -¡¿Pero luchar contra que?!¡¿Para que?!¡¿Porque?! ¡NO VAMOS A CONSEGUIR NADA!- Me pongo en pie, enfurecida. - ¡¿Y entonces que quieres que hagamos?!- Él también se pone en pie, justo en ese momento se oye un ruido muy raro, como un sonido de frotamiento de cuerda de violín, por tan fuerte que todo mi cuerpo y el exterior vibra, como cuando pones la música muy alta y también el exterior. Se detiene. EL sonido se me mete en los oídos. EL pulso se me acelera por el susto. -¿Que ha sido es...- Pero no puedo acabar porque se oye otro ruido, era como si alguien tocara millones de notas agudas, perfectamente afinadas, odas al mismo tiempo, este ruido es más fuerte que el anterior, me duelen los tímpanos a la vez que siento un cosquilleo extraño, supongo que por la vibración, el sonido empieza a bajar un nivel soportable y sigue constante. Me giro y me quedo asombrada: -¡Bres, los árboles!- No solo los árboles las plantas y el suelo brillaban y emitían un sonido, me acerco a un árbol. Brillaban, brillaban con todos los colores posibles, cambiando lentamente, y mientras lo hacían crecían, las hojas se volvían mas grandes y gruesas, al igual que el tronco. Bres que ya había dejado de alucinar se acerca a el árbol y susurra: -Increíble...-. Los colores eran cada vez más claros y emitían como pequeñas bolas de luz que ascendían desde el suelo, el tronco y las hojas de las plantas y se estiraban y volvían más finas conforme subían hacia el cielo. EL ruido que emitían volvió a crecer. Bres y yo nos tapamos los oídos, sin dejar de mirar al árbol, nos alejamos de este, de repente cuando parece que el sonido no puede ser más alto y agudo, empieza ha convertirse en una sola nota mas aguda y mas fuerte y entonces toda la luz del suelo, plantas y árboles sale disparada hacia el cielo, cambiando el color amarillento de este por el color blanco, aunque aún se podían ver huecos de marrón, formando una gran especie de telaraña de hilos gigantes que se movían por todo el cielo. Los hilos empezaron a agruparse y formaron un arco en el cielo, que se movía hacia el horizonte y justo cuando desaparecía por este apareció otro arco por el otro lado, lo cual me daba a entender que era un anillo que englobaba al planeta, el sonido se volvió mas grabe y a su vez el anillo se paro un poco más a la derecha de nosotros y de repente se espira lizo haciéndose más pequeño hasta desaparecer. El ruido cesó de golpe, pero por si acaso, no nos quitamos las manos de los oídos. Y justo, se oye algo parecido a un grito, y otros miles le siguen, agudos y graves, incluso con las manos en las orejas y la boca abierta los tímpanos me duelen, la piel se me pone de gallina, tengo miedo. El cielo, empieza a abrirse, literalmente, y se oye como un sonido, como si algo se rompiera, más gritos, hay una brecha gigante, su interior es negro, más gritos, de ella salen algo parecido a unas patas, naranjas, con forma triangular acabadas en punta y caen, clavándose en el suelo, son tan grandes que solo veo dos, una que ha caído cerca de nosotros, más gritos y esta vez se oye algo parecido al latido de un corazón, y una onda expansiva me tira al suelo, no puedo ver el final de las otras patas, pero oigo más latidos, ¿son los míos?, lo que fuera que estuviera pasando, otra vez se paró de golpe, mi oídos y mi cabeza ya no lo resistieron y me desmayé.
Mi nombre es Cristal, nada de apellidos, Cristal. Esta es mi historia.
Espero que os haya gustado, supongo que se publicará otro capitulo cuando Leslok me indique aunque no prometo nada porque hay que estudiar. ¡Saludos!