Revista Cultura y Ocio

Nueva forma de esclavitud: escribir gratis a cambio de visibilidad

Publicado el 04 noviembre 2013 por Noblejas

Zzz003A buen seguro hemos recibido ofertas o leído en la red acerca de publicaciones que ofrecen publicar textos (artículos, reseñas, columnas, críticas, etc.) a cambio de la visibilidad que ofrecen, pero sin remuneración económica alguna por el trabajo que supone escribir.

Es un fenómeno que sin duda encuentra respuesta, dado que en la red hay publicaciones en las que quienes escriben lo hacen gratis, con la esperanza de ser leídos.

Y es posible que el asunto funcione, y que esos escritores encuentren finalmente el modo de ganarse la vida con lo que escriben, en la medida en que otros les paguen por ese trabajo. Pero entonces lo lógico es que abandonen esas publicaciones que sólo ofrecen visibilidad para el propio trabajo.

Personalmente prefiero cobrar por publicar lo que escribo, aunque sea una remuneración no pocas veces simbólica, comparada con el trabajo que supone escribir.

O bien prefiero tener a mano un blog como éste, en el que evidentemente no me pago nada a mí mismo, ni es un escaparate para lograr ninguna visiblidad personal que proporcione ulteriores trabajos remunerados de uno u otro tipo. Es más bien un asunto que económicamente no está en la órbita del "gratis a cambio de visibilidad", sino más bien en el entorno de la "economía del don", un lugar de oferta y diálogo de perspectivas acerca de asuntos relativos a la cultura y comunicación pública.

De todos modos, a lo que vamos: leí lo escrito por Tim Kreider en el NY Times (Slaves of the Internet, Unite!) la semana pasada. Y lo encuentro sintetizado y comentado en Aceprensa (¡Esclavos de Internet, uníos!). Merece la pena ser leído, porque desde el titular proporciona una clave muy importante para ese tipo de ofertas, que no dejan de ser una forma de esclavitud:

Merced a Internet, publicar es mucho más barato, pero no gratis, aunque los contenidos sean de libre acceso. Es necesario gastar por lo menos en aparatos, electricidad, conexión a la red... Los únicos que no han de cobrar, según piensan muchos, son los autores. Lo lamenta enThe New York Times el escritor y dibujante Tim Kreider.

Con frecuencia, dice Kreider, una publicación le pide que escriba un artículo original o una entidad que pronuncie una conferencia a cambio de nada. “Personas que considerarían absurdo e impropio pedir que les corten el pelo o les den un refresco por nada, te preguntan, con cara seria y la conciencia tranquila, si no estarías dispuesto a escribir un artículo o dibujar una ilustración para ellos por nada. Muchos empiezan diciendo cuánto admiran tu trabajo, aunque no tanto, evidentemente, como para pagar un céntimo por él. ‘Desgraciadamente, no tenemos presupuesto para remunerar a nuestros colaboradores…’: así suele comenzar la frase de marras. Otros simplemente omiten toda alusión al pago”.

Es clásico el caso del dueño de un local que explica a los músicos jóvenes que no les pagará con dinero, sino con algo mucho más valioso: visibilidad, la oportunidad de darse a conocer. “Esta misma figura reaparece después, como el diablo, de otra guisa –con el cabello más corto, con mejor traje–, en forma de director de un sitio web o una revista digital, desdeñando como minucia sin importancia la cuestión del pago y recalcando cuántas visitas tiene por día, a cuánta gente llega, qué gran visibilidad te dará”.

Kreider no niega que la visibilidad tenga valor. En su día, publicar en el New York Times le ayudó a encontrar un agente, que le consiguió un contrato para escribir un libro. “Pero es menester señalar que el Times paga también en forma de dinero, aunque en cantidad muy modesta”.

La batalla por cobrar es especialmente ardua para aquellos cuya obra es fácil de digitalizar y de dejar accesible gratis. Pero, señala Kreider, “mis padres aflojaron decenas de miles de dólares a una prestigiosa institución para que me enseñara este oficio. También pagaron la carrera a mi hermana la neumóloga, y hasta donde yo sé, a ella nadie le pide que haga una lobectomía (…) porque le dará visibilidad”.

Los que piden a escritores como él que trabajen gratis, dice Kreider, pueden seguir pagando nada porque siempre hay alguien que cede. Por eso pide a los demás creadores que, por razones de principio, no regalen su trabajo. “Si todos nos mantenemos firmes en decir que no, ellos acabarán por entender. No debería ser profesional ni socialmente aceptable –no es justo– que nos digan, una y otra vez, que nuestro trabajo no tiene valor”.


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