Revista Arquitectura
27 de mayo de 2110: acabo de llegar al centro de recepción de visitantes de la ciudad financiera del BCST, la comunidad interestatal mejor calificada por el FMI. Mi pasaporte azul, el reservado a los trabajadores y familiares de las corporaciones del G24, me identifica como residente del primer mundo financiero y no preciso hacer las largas colas de acceso de quienes trabajan en empresas de la construcción (pasaporte naranja), en el sector servicios (pasaporte verde) o en entidades comerciales de ámbito local (éstos últimos sólo están autorizados a entrar en la ciudad financiera si muestran la preceptiva carta de invitación y carta de crédito de color blanco o superior).
En el mundo existen 35 ciudades financieras como ésta. El BCST gobierna sobre 5 de ellas, repartidas por cada uno de los 5 continentes del antiguo régimen. El pasaporte azul da derecho a utilizar las salas VIPS de los mejores aeropuertos del mundo y a viajar por el mundo sin necesidad de visados internacionales.
Una vez dentro de la ciudad financiera, el color dorado de la tarjeta de crédito vinculada al pasaporte azul nos permite consumir en los establecimientos del primer cinturón comercial, reservar mesa en los restaurantes de categoría A y moverte por la ciudad sin restricción de zona.
La vida de los habitantes de la ciudad financiera está pensada para destinar a la empresa que te avala y a la que sirves hasta tu muerte, el 95’86% de tu vida: al finalizar el periodo de baja maternal las madres dejan al bebé en la guardería situada en los bajos de todos los edificios laborales, si bien pueden bajar a dar el pecho 15 minutos cada 4 horas; a partir de los 3 años y hasta los 12, los niños son educados en los colegios trilingües que se sitúan en el centro de cada uno de los barrios financieros; antes de su educación superior, los jóvenes viven durante un año en un internado donde reciben clases intensivas de diplomacia económica, oratoria empática y competitividad.
Los habitantes de la ciudad financiera pueden vestir con cierta comodidad, pero sólo los viernes, pues el resto de la semana el uniforme es obligatorio, si bien pueden elegir corte de pelo entre cada uno de las 10 propuestas que anualmente se registran en la red.
El contacto con las redes informáticas está limitado a nuestra área de negocio y así, sólo los considerados aptos pueden acceder a las cotizaciones del sistema bursátil internacional.
La mayoría de la gente que habita en la ciudad financiera nunca ha salido de allí.
Luis Cercós (LC-Architects)
http://www.lc-architects.com/