" En cuanto a Cristóbal [...] ¡Vaya cuerpo, señores! ¡Oh, qué cuerpo! Es una peonza con forma humana. Le cuadra bien el apelativo que más tarde Cervantes le aplicará a D. Quijote, aquel de "caballero de la triste figura", aunque Colón es más bajo que el de La Mancha. Así que más bajo y con forma de peonza podría parecerse a Sancho Panza. Bueno, lo cierto es que no se parece a ninguno de los dos y sí a un solitario banco de ostras a la deriva."
Ezequías Blanco es magnífico poeta y autor de prosas; además es grande y buen amigo mío. Su trayectoria literaria es larga y de calidad probada. Citándome textualmente reproduzco aquí lo que sobre su biografía literaria tengo escrito en la Revista MoonMagazine cuando reseñé allí su colección de relatos "Sólo hay una clase monos que estornudan":
"Diez poemarios jalonan los cuarenta años que van de 1979, año en que vio la luz Limitación del vuelo, hasta 2018 cuando publicó Bare nostrum, el último por el momento. En prosa también ha vertido su vena creativa: dos novelas ( Tres muñecos de Vudú, 2001; e Islandia, 2004), una edición crítica de Las aventuras de Pinocho de Carlo Collodi (Edelvives, Zaragoza, 2004), y tres volúmenes en los que ha agrupado sus relatos cortos: Memorias del abuelo de un punk (1997, ahora vuelto a reeditar); Tienes una cabeza apuntando a tu pistola (2009); y el tercero, éste que acaba de ver la luz, publicado por Huerga & Fierro, titulado Solo hay una clase de monos que estornudan."
Cualquiera que siga la trayectoria de Ezequías habrá advertido que en esta relación de sus obras faltan títulos. Así es, en efecto, pues desde la publicación de esa reseña mía en MoonMagazine sobre sus últimos relatos nuestro escritor ha publicado hace poco más de un año el poemario Tierra de luz blanda, una edición crítica de Diálogos de Amor de León Hebreo y la novela que acabo de leer. Como puede verse no se ha quedado quieto, no.
"Nuevas nuevas sobre Colón" por Ezequías Blanco
Cristóbal Colón expone a quien quiera escucharle su teoría de la redondez de la Tierra y la posibilidad de llegar a la India o a otras nuevas tierras que pudieran hallarse antes de estas yendo por el Atlántico. Se lo dice a Juan II de Portugal que lo toma por loca, se lo dice a su maestro de Génova que apenas si lo escucha aunque lo orienta hacia los Padres Dominicos de Salamanca quienes, quizá. pudieran ayudarle. Expuesta ante ellos su teoría los monjes que le escuchan entre gritos de Herejía le dicen que lo que propone es tan absurdo y difícil como colocar un huevo de pie. pero que si lo lograra escribirían a la Reina Isabel.
Isabel y Fernando apoyan su proyecto e incluso lo acompañan hasta el puerto de Palos desde donde partirá. Tras días de navegación y ante la desconfianza de la tripulación de las tres carabelas que amenazan con matarlo y volver a España, aparecen unas tierras. Allí son acogidos estupendamente. Volviendo a España para dar cuenta del Descubrimiento topan con unos piratas que los llevan a sus posesiones donde los agasajan debidamente.
Llegados a España son tomados por locos cuando hablan de su gesta y recluidos en Leganés. Serán los mismísimos RRCC quienes pondrán orden en este desaguisado.
Según intentaba resumir la anécdota me daba cuenta de su dificultad dado que lo nuclear del relato escrito por Ezequías no es tanto lo que se dice sino la manera de hacerlo; en especial el tono humorístico dislocado que se enseñorea con toda la narración. Ahí está lo importante de esta novela: en cómo lo dice más que aquello que se dice.
La novela es desarrollo de uno de los cuentos que aparecían en su colección de relatos "Sólo hay una clase de monos que estornudan" titulado " El huevo de Colón". Precisamente este cuento es en la novela su capítulo Primero reproduciéndose en su literalidad. Tras él aparecen seis capítulos más en los que siempre dentro del tono humorístico enraizado en el surrealismo y el absurdo asistimos a la organización del viaje, el descubrimiento de nuevas tierras, el viaje de vuelta con obligada parada en la guarida del amable pirata Sanguinario y el desabrido recibimiento de que fue objeto el navegante genovés tomado por loco no sólo al idear ir sino también a su vuelta al referir lo que acababa de conseguir.
Ezequías Blanco en línea con la tradición cervantina dice en el Prólogo que encontró azarosamente estas páginas mecanografiadas. Estaban firmadas por un tal Santiago Valle del que pese a buscar información con ahínco nada sobre él había encontrado. Sin embargo esos 190 folios debidamente numerados, dice, le habían agradado y despertado en él según los iba leyendo evocaciones de grandes escritores de todos los tiempos:
" Comencé a leer y enseguida me vinieron a la cabeza los nombres de Moliere con todas su comedia y el de François Rabelais con su Gargantúa y, cómo no, el de Don Quijote o el de Tristram Shandy, así como los nombres más destacados y conocidos del teatro del absurdo. Alfred Jarry, Antonin Artaud, Samuel Barclay Beckett, Eugéne Ionesco, Jean Genet... y hasta Valle Inclán, Jardiel Poncela o Manolito el Pollero. "
Tras leer la novela cualquier lector corroborará la impresión declarada por el propio autor, pues en estas "Nuevas nuevas sobre Colón" están todos los autores citados arriba y algunos más como Pedro Muñoz Seca al que he querido ver en esa ripiosa conversación rimada entre Pitonisa y Colón ("- Te quiero mucho / como la trucha al trucho... // - Yo soy la Pitonisa / que sabe andar por la cornisa... / Quítate la camisa "). Del mismo modo el discurso que hace Colón para agradecer a los RRCC la financiación de su empresa es todo él una parodia del humor descoyuntado de Antonio Ozores ("-¡No, hijo, nooo! "). A mí la manera de andar de Perfumemarchito, Sanguinario y Colón por la colonia pirata me ha recordado la película "Amanece que no es poco" de José Luis Cuerda y por lo mismo a Wenceslao Fernández Flores autor de la novela versionada.
La comicidad está por doquier. Pero no sólo en forma de referencias y/o evocaciones de grandes obras y autores de la literatura de hoy, de ayer y de siempre, sino en otras formas más incardinadas en campos ajenos a ella. Así por ejemplo en un momento dado se parodia a una agrupación política española hoy coaligada con el Partido al que pertenece el presidente del Gobierno, Qué si no puede entenderse de ese hilarante momento en el que la marinería se levanta contra el Almirante movidos por el marinero más bruto que dice:
"- Aquí todos somos iguales y todos somos necesarios.
Que no... Que no esperamos... Que no... Que no nos representa... Que Colón ya no nos representa porque se le ha subido la casta a la cabeza. "
Todo en el relato, como digo, es puro humor; un humor que se nutre de todo cuanto en el mundo artístico y no artístico existe. Por ejemplo cómo no ver el cómic español tipo Francisco Ibáñez en este momento narrativo:
"- el capitán pirata, al desperezarse y hacer sus estiramientos, tropezó con un montón de plátanos uno de los cuales se deslizó y resbalando, resbalando, terminó incrustado en la boca abierta de Cristóbal justo en el momento en que inspiraba profundamente. El plátano le llegó al principio de la tráquea y allí, sin que nadie le dijera nada, solo por su capricho voluntad y cuenta comenzó a ejercer de válvula epiglotis en el cuerpo del marino. "
Hay mucha literatura dentro de esta novela histriónica que es como la califica -no sin razón evidentemente- su autor. A este histrionismo, causante y buscador de esa hilaridad que en todo momento acompaña al relato, contribuye de modo preeminente el lenguaje, y mejor diría, su dislocación, su descoyuntamiento, su torsión hasta extremos que se dirían imposibles. He aquí algunos ejemplos:
- nombres propios de personajes:
- los que viajan junto a Colón en la carabela La Niña tienen por capitán a Perfumemarchito, por médico a Notefies, el curandero es conocido por Rompevasos; otros tripulantes, quizá, más en la órbita de amistad con el Almirante son Galloflautudo, Naboencinta, Nicongafasveo, Enlaesquinahayparcheo... Luego ya en otras naves o fuera de ellas como sucede con el capitán pirata Sanguinario hay otros personajes menores como "el Cornudo, la Focha, el Ponteamilado, el Serpigrillo y otros de menos importancia que no habíamos nombrado ni vamos a nombrar por su escaso protagonismo en esta aventura magna ".
- Personajes femeninos. Ezequías tuerce el lenguaje en la formación de patronímicos pero también retuerce nuestra previsibilidad pues tras esta buena provisión de nombres masculinos cuando se dispone a darnos algunos femeninos nos rompe el espinazo con un regate increíble a la hora de dar la relación de nombres de mujer entre los piratas: "Entre el elenco femenino allí había de todo y los matices de lo que había iban desde los tiempos de Gedeón a la época clásica, desde la Edad Media al Romancismo [...] otras parecían extraídas del renacimiento italiano y respondían a nombres a nombres como Beatrice, Laura, Margarita, Isabela, Carolina, Vittoria "
- Incompatibilidad semántica entre los términos que componen enunciados: "La mujer del Sanguinario no hablaba porque era bizca y usaba gafas ahumadas "
- Vocabulario específico aplicado a un ámbito que no le es propio: Es el caso de términos como 'badal' (según la RAE Bozal para las bestias) que leemos cuando el rey Fernando, al ver el tremendo enfado manifestado a muerdos de Isabel al enterarse de la mala suerte de Colón, "ordenó que se le pusiera el badal aunque no fueran ni a herrarla ni a esquilarla ni a curarle ninguna herida ".
Un grado más en esta exageración, hipérbole o descoyuntamiento total que es toda la novela, radica en el absurdo que envuelve no pocas conversaciones entre los personajes. Es un absurdo que lleva el texto a las zonas propias del surrealismo aunque en ocasiones dicha traslación se intente justificar recurriendo al plano onírico:
- "Es un vinillo elaborado en la prensa con lechugas normandas, insectos tubulares y cangrejo silvestres. Además va acompañado de una esencia que se extrae del pico de los pelícanos . [...] Esta lechuga está constituida por elementos cestoides, tipo nematelminto, provistos de parópodos capaces de absorber los 60 cm cúbicos de esencia de pelícano. " -leemos que conversan animadamente Isabel y Cristóbal Colón.
- "Pasaron muy pocos segundos y un nuevo sueño vino a agitar sus sentimientos serenos. Se veía a sí mismo en el Océano, después de un naufragio, sobre una cáscara de nuez vacía, y como se aburría mucho, decidió ponerse a explorar el misterioso abismo del mar; ni corto ni perezoso baja a su fondo y se entretiene en flirtear con un par de sirenas; con el fin de resultar más atractivo sale en busca de mariposas frondosas, de hojas de rosas pulidas y de 'forúnculos' óseos para depositarlas sobre las cabelleras 'sirénicas' que eran del color del oro y de la plata. El reloj de la plaza mayor de la ciudad oceánica marcaba las "[...]-sueña Colón ante la perspectiva de la aventura que se avecina.
Pero quizás sean los anacronismos, consustanciales a cualquier novela histórica -ésta lo es, aunque en ese categoría de histriónica en la que Ezequías Blanco la ha colocado-, los que sustentan de manera total el humor que tiñe constantemente el relato. Colón vivió en el tránsito del siglo XV al XVI al igual que sus Majestades los Reyes Católicos. Pues bien con ellos alternan, directamente o en referencias aportadas por el narrador, personajes reales muy distantes temporalmente de ellos como Bryce Echenique; Edwin A. Abbot, autor del libro ' Planilandia', una sátira matemática que en el siglo XIX tuvo un impresionante éxito; Mario Merola, un cantante italiano del siglo XX cuyas canciones conoce el mismísimo Colón, como se ve cuando se dirige al convento capuchino " cantando y silbando una tarantela napolitana de Mario Merola "; incluso el mismísimo Mahatma Gandhi aparece en algún momento dentro de la narración, y no vale decir para obviar el anacronismo que su aparición se realiza dentro del manicomio de Leganés donde evidentemente hoy o no hace muchos años sí que habrá podido haber más de un residente que haya dicho ser el famoso pacifista; y así otros más como Leopoldo María Panero que aparece como quien pasaba por allí cuando se cita el manicomio de Leganés.
Otras veces el anacronismo es de ubicación espacial como cuando leemos que los nativos de América, -sus jefes, al menos-, se sentaban sobre cráneos de elefante cuando de todos es sabido que esta especie animal jamás ha existido en esa zona geográfica; también, por ejemplo, es totalmente anacrónico asistir a representaciones de Ópera en el año 1492, y sin embargo Colón es invitado por sus anfitriones piratas a una de ellas. Incluso hablar del manicomio de Leganés en los años en que vivió el Almirante de Castilla es algo estrambótico.
Evidentemente hay mucho estrambote, esperpento, hipérbole, exageración, desmesura, llegando incluso hasta la astracanada en estas "Nuevas nuevas sobre Colón". Todo dicho en sentido positivo pues el autor logra con esta novela lo que persigue desde el inicio: hacer reír al lector con estas situaciones ilógicas, inverosímiles, fuera del tiempo, arropadas debidamente en un lenguaje propio de la literatura del absurdo con lo que logra que el lector acepte ingresar en un ámbito surrealista en el que todo vale pues la hilazón lógica ya no es relevante aquí.
Demuestra Ezequías un dominio magistral del lenguaje visible a lo largo de las 200 páginas de la novela. Dominio enfocado siempre a propiciar la sonrisa cuando no la abierta carcajada en un lector que desde el principio es consciente del juego que propone el novelista:
- anfibología en algunos términos: fundamental es el doble sentido de la palabra "". Esencial para cualquier escritor es la significación de la expresión "": Ezequías Blanco que ilustró con un pañuelo de pirata su último poemario [pincha para saber más de ese excelente libro de poemas] no quiere en esta novela olvidar a esos otros piratas actuales de aspecto digno pero acción infame que roban a los escritores pirateando sus obras: "¡Qué flojera de hombres por Barbanegra y por Barbarroja y por toda la piratería de las fotocopias! " -comenta en un momento dado Sanguinario, el pirata,
- Juego con los formantes de las palabra con una evidente retranca enfocada a la manera que ciertos grupos de edad tienen de hablar entre sí: "Pero qué simpáticos son... Son supersimpáticos, la verdad. ¡Que requetesimpáticos son!Yo diría que son hipersimpáticos, mira tú... "
-
Explicaciones hilarantes como la que, enlazando con la cita anterior, el narrador introduce dando cuenta del lema presente en el escudo de los Reyes Católicos:
"El uso de los prefijos se debía a que aquellas gentes ya estaban en la posmodernidad de la posverdad o en la posverdad de la posmodernidad (tú eliges) que "tanto monta cortar como desatar" porque en la posverdad hay más mentira que en la mentira misma. Parece ser que el refrán fue recogido en la divisa o mote del escudo del rey Fernando II de Aragón y después en el de los RRCC por consejo de Elio Antonio de Nebrija que lo redujo al "tanto monta" según reza alguna crónica como la "
La literatura de Ezequías Blanco es tan grande que se hace complicado dar por finalizada una reseña sobre cualquier obra suya. En "Nuevas nuevas sobre Colón" no hay página en la que no se encuentren elementos de interés. Pero hay que decir 'Basta' en algún momento sabedor de que quedan en el tintero no pocas características que bien merecerían, al menos, una nombradía por pequeña que ésta fuese.
Y para concluir, no me resisto a cerrar esta reseña con ese coloquialismo tan concluyente y simpático (hay algunos más) que aparece varias veces a lo largo de la novela, "ya ves tú qué cosas ".
El próximo jueves 25 de febrero la novela será presentada en el Teatro Auditorio Federico García Lorca de Getafe a las 19:00 horas. En el cartel que adjunto figuran los nombres de las personas que acompañarán al autor a la presentación del libro
Fecha de publicación: Diciembre de 2020