Nuestro sistema solar parece ser un lugar limpio y ordenado, con mundos pequeños y rocosos cerca del Sol y mundos grandes y gaseosos en los límites y los ocho planetas parecen tener trayectorias orbitales sin cambios desde que se formaron.
Sin embargo, la verdadera historia del sistema solar es más desenfrenada. Planetas gigantes migrando dentro y fuera, lanzando restos interplanetarios y desechos por todas partes. Nuevas pistas sobre el pasado tumultuoso provienen del cinturón de asteroides.
“Descubrimos que los planetas gigantes sacudieron los asteroides como una bola de nieve”, dice la autora principal Francesca DeMeo, becaria postdoctoral de la misión Hubble en el Centro Harvard-Smithsoniano de Astrofísica.
Millones de asteroides giran alrededor del Sol entre las órbitas de Marte y Júpiter, en una región conocida como el cinturón principal de asteroides. Tradicionalmente, eran vistos como las piezas de un planeta fallido que no pudo formarse por la influencia de la poderosa gravedad de Júpiter. Sus composiciones parecían variar metódicamente de secos a húmedos, debido a la caída de la temperatura a medida que se alejan del sol.
Esa visión tradicional ha cambiado cuando astrónomos reconocieron que los residentes actuales del cinturón principal de asteroides no estaban allí desde el principio. En la historia temprana de nuestro sistema solar los planetas gigantes se volvieron locos, creando una migración interna y externa importante. Júpiter puede haber estado tan cerca del Sol como Marte lo está ahora. En el proceso, que se extendió por el cinturón de asteroides, dejó sólo una décima parte del uno por ciento de su población original.
Como los planetas migraron, se agitaron los contenidos del sistema solar. Objetos tan cercanos al Sol como Mercurio, y tan lejanos como Neptuno, fueron acogidos en el cinturón principal de asteroides.
“El cinturón de asteroides es un crisol de objetos que llegaron desde diversos lugares y orígenes”, explica DeMeo.
Utilizando datos del Sloan Digital Sky Survey, DeMeo y el coautor Benoit Carry del Observatorio de París examinaron las composiciones de miles de asteroides en el cinturón principal. Encontraron que el cinturón de asteroides es más diverso de lo que se creía, sobre todo cuando nos fijamos en los asteroides más pequeños.
Este hallazgo tiene implicaciones interesantes para la historia de la Tierra. Los astrónomos han teorizado que los impactos de asteroides dejaron gran parte del agua para llenar los océanos de la Tierra. Si es cierto, la agitación proporcionada por la migración de los planetas puede haber sido fundamental para traer a los asteroides.
Esto plantea la cuestión de si un exoplaneta similar a la Tierra también requeriría una lluvia de asteroides para tener agua y hacerlo habitable. Si es así, entonces los mundos similares a la Tierra podrían ser más raros de lo que pensábamos.
El artículo que describe estos hallazgos aparece en la edición donline de Nature
Con sede central en Cambridge, Massachusetts, el Centro Harvard-Smithsoniano para Astrofísica (CfA) es una colaboración conjunta entre el Observatorio Astrofísico Smithsoniano y el Observatorio del Colegio de Harvard. Los científicos del CfA, organizados en seis divisiones de investigación, estudian el origen, evolución y destino último del universo.
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