La aromaterapia consiste en la utilización de sustancias naturales olorosas, llamadas aceites esenciales, extraídas de plantas salvajes o cultivadas, si bien las primeras son preferibles, ya que dan un producto más activo y equilibrado. La mayoría de las plantas pierden parte de sus principios naturales al ser cultivadas. Las rosas de las florerías, por ejemplo, ya no tiene el perfume que le daba tanto atractivo y en el que radica más de la mitad de su virtud curativa. Pese a ello, los aceites extraídos de plantas cultivadas son aceptables, siempre que hayan crecido en un entorno adecuado y no hayan sido sometidas a manipulaciones antinaturales. No es preciso decir que la virtud curativa de una planta que ha sido fumigada con productos químicos queda alterada, sino totalmente destruida Las plantas que han sufrido vejaciones tales como intensa polución industria, o lo que es aún más grave, radiación atómica (como en Chernobyl) han quedado inutilizadas a efectos terapéuticos.
Danièle Ryman