Unos fósiles de pequeños dientes de primates descubiertos en el desierto del Sahara pueden dar una nueva visión a nuestros propios comienzos como humildes criaturas del tamaño de ratones. Los fósiles de 39 millones de años pertenecen a un subgrupo de los primates conocidos como antropoides, que incluye monos, simios y seres humanos. Los investigadores dicen que el hallazgo indica que nuestros ancestros estaban atrincherados en África antes de lo esperado y que no comenzaron a agrandar su tamaño hasta mucho después de que se hubiera trasladado a África y adaptado a nuevos entornos.
Los investigadores pensaban que los antropoides surgieron por primera vez en África. Eso era universalmente aceptado porque durante muchos años los primeros fósiles hallados se encontraron en la región de Fayum en Egipto. Pero en los últimos 16 años, los científicos han descubierto restos de pequeños primates en Asia y muchos piensan que son los primeros antropoides conocidos, como el Eosimias de Myanmar de 45 millones de antiguedad, dice el paleontólogo Christopher Beard, del Museo Carnegie de Historia Natural en Pittsburgh , New York.
Ahora, en tres temporadas de campo en el centro de Libia, Beard y un equipo internacional de paleontólogos han aprendido más acerca de cuando estos primates superiores llegado a África, posiblemente procedentes de Asia, y se diversificaron. Descubrieron los dientes a partir de tres grupos completamente diferentes de antropoides: Afrotarsiidae (que ahora incluye a los monos del Viejo Mundo, como los macacos), Parapithecidae (primates extintos también conocidos de la región de Fayum de Egipto), y Oligopithecidae (primates del Fayum que dio lugar a algunos monos del Viejo y Nuevo Mundo). Otros tipos de fósiles de animales sugieren que el hallazgo tiene entre 38 y 39 millones de años, al igual que revelan pruebas paleomagnéticas, que se basan en un patrón de reversión en el campo magnético de la Tierra registrada en los sedimentos.
Si la fecha es correcta, esto sugeriría que los antropoides dejaron Asia poco después de que surgieran hace 45 millones años y se dispersaron por África y otras partes del mundo mucho antes de lo esperado, dice jefe de equipo y paleontólogo Jean-Jacques Jaeger de la Universidad de Poitiers en Francia. “Nuestro objetivo es concretar cuando se adentraron estos antropoides en África”, añade Beard. Un punto de vista alternativo sería que estos antropoides pequeños surgieron en África en lugar de Asia, dando tiempo suficiente para que se desarrollaran la diversidad que se ve en estos fósiles de Libia. El estudio del equipo se ha publicado online en Nature.
Aunque la identificación de varios de los primeros fósiles de antropoides es sólida, no todo el mundo está convencido de que su edad sea correcta. El paleontólogo Erik Seiffert, de la Universidad Stony Brook en Nueva York cree que varios de los fósiles son tan similares a los que él y otros han encontrado en Egipto que podrían tener aproximadamente la misma edad, 37 millones de años e incluso anteriores, lo que evidenciaría una presencia anterior de los antropoides en África.
Richard Kay, paleontólogo de la Universidad de Duke en Durham, Carolina del Norte, señala, sin embargo, que los fósiles de Libia son más pequeños que los hallados en Egipto, lo que sugiere que de hecho pueden ser mayores y más primitivos. Su pequeño tamaño y otras características, dice Jaeger, también enlaza los restos de Libia con los primeros antropoides de Asia; pero no con Ida, fósiles primates de 47 millones de antigüedad cuyos descubridores crearon una gran polémica al proponer su hallazgo como antepasado de los antropoides.
“Sólo después de que los primeros primates emigraron de Asia y se introdujeran rápidamente en nuevos hábitats en África, algunos antropoides comenzaron a crecer de tamaño y comenzar el camino que los convirtió en monos y, finalmente, eres humanos”, piensa. “Si esta migración a África no se hubiera producido, el antropoide podría haberse extinguido en Asia y no estaríamos aquí”, dijo Jaeger.
Autor: Ann Gibbson
Enlace original: Mouse-sized primates shed light on human origins