Las matemáticas europeas necesitan en los próximos años aprobar varias asignaturas pendientes relacionadas con su integración en la Unión Europea. Se han dado los primeros pasos con la creación de la Sociedad Matemática Europea (EMS en sus siglas inglesas), pero son necesarias nuevas estructuras para que puedan exhibir y ejecutar toda su potencialidad.
La EMS fue fundada en 1990, y constituyó sin duda el primer paso en la coordinación de las matemáticas entre los países europeos a través de las sociedades matemáticas nacionales (60 sociedades y 2500 miembros individuales). Una de sus comisiones, ERCOM (European Research Centres on Mathematics), agrupa a los directores de los centros europeos de investigación.
La EMS no hace ni financia proyectos de investigación, pero si promueve acciones coordinadas en el ámbito europeo en favor de la educación, la divulgación de las matemáticas, digitalización de la literatura matemática, la investigación y la transferencia del conocimiento matemático.
En ese sentido, es importante señalar el reciente proyecto denominado MATHEI (Mathematics European Infrastructure) presentado al VII Programa Marco en colaboración con la Fundación Europea de la Ciencia (ESF) y que, en una pésima decisión de los gestores de Bruselas, no ha sido financiado.
La colaboración EMS-ESF se plasmó en otra importante iniciativa, el Forward Look Mathematics and Industry, que perseguía identificar las dificultades de la interacción matemáticas-empresas y proponer a la Unión Europea una serie de medidas a tomar para conseguir que las matemáticas se conviertan en el instrumento de innovación que Europa necesita para ser líderes en tecnología, haciendo llegar un mensaje muy claro a Bruselas: las matemáticas son un instrumento fundamental para una auténtica innovación.
Las recomendaciones no son solo para la Unión Europea, sino también para las universidades y centros de investigación, para los países y para las propias empresas, tratando de poner en marcha una acción global, que incida en cada uno de los actores.
Las medianas y pequeñas empresas son un objetivo especial en este estudio, pues es en ellas donde se produce una gran cantidad de innovación. Mientras que las grandes empresas suelen tener departamentos de I+D que incluyen a matemáticos, este no es el caso de la pequeña y mediana empresa, que a veces desconoce o duda en acudir a los expertos (matemáticos) que pueden proporcionarles una colaboración esencial.
Las matemáticas europeas se encuentran en una encrucijada, con un potencial extraordinario, comparable e incluso superior al de los Estados Unidos, pero sin mecanismos apropiados para explotarlo. La Sociedad Matemática Europea (EMS) y la Fundación Europea de la Ciencia (ESF) han trabajado mano a mano durante el último año para identificar las dificultades de la interacción matemáticas-empresas y proponer a la Unión Europea una serie de medidas a tomar para conseguir que las matemáticas se conviertan en el instrumento de innovación que Europa necesita para ser líderes en tecnología. Ese es el mensaje que la comunidad matemática europea quiere hacer llegar de manera muy contundente: las matemáticas son un instrumento fundamental para una auténtica innovación.
La principal propuesta es la creación de un Instituto Europeo de Matemáticas para la Innovación (EIMI en sus siglas inglesas) que actúe como una infraestructura virtual en el ámbito europeo coordinando las actividades de los grupos que trabajan en matemática industrial, proporcionando mecanismos para intercambiar conocimientos y experiencias, dando visibilidad para que las empresas encuentren adónde acudir con sus necesidades, combatiendo así la fragmentación actual y diseminando las buenas prácticas en todo el continente. Complementariamente se solicita que el 8º Programa Marco identifique una línea prioritaria en matemáticas, disciplina que es sistemáticamente maltratada en los últimos programas marco (veáse el ejemplo de MATHEI).
La iniciativa es también exigente con el mundo académico, pidiendo que universidades, sociedades matemáticas y centros de investigación contribuyan a la definición de programas educativos y curriculares comunes a todos los países europeos en matemática aplicada e industrial. Los cambios deben también alcanzar as la formación educativa en la escuela, poniendo de relieve el papel clave de las matemáticas en los desarrollos científicos y tecnológicos y facilite una futura incorporación en los correspondientes ámbitos laborales.
Las matemáticas se unirían así a otras disciplinas como la Física, la Biología o la Astronomía, que ya disfrutan de impresionantes infraestructuras como el CERN, LHC, EMBO, el Laboratorio Europeo de Biología Molecular, ESO, que son mucho más costosas de aquellas que los matemáticos europeos están solicitando.
______________________________
Manuel de León (CSIC, Real Academia de Ciencias) es Director del Instituto de Ciencias Matemáticas (ICMAT), Miembro del Comité Ejecutivo de IMU y Miembro del Core Group de PESC (ESF).