El pasado fin de seman el XL Semanal del diario ABC traía un reportaje que me gustó, en la que la protagonista era la escritora Matilde Asensi, autora de obras como "El último Catón", "Venganza en Sevilla" o "Tierra firme". El titular de la entrevista era: "Hasta que no hable inglés no vuelvo".
En la última feria de Fráncfort, se reunió en una cena con editores de todo el mundo, y...: "Había más de 25 personas en aquella mesa, pero nadie hablaba español y yo no pude comunicarme con ellos. Me sentí aislada y no que quiero que me vuelva a suceder".
Dicho y hecho, emprendió rumbo a las islas, alquiló un piso en el magnífico barrio de Kensington (por donde se asientan los almacenes Harrods) y comenzó la aventura de aprender la lengua de Shakespeare.
Me ha encantado este reportaje, porque siempre ponemos alguna excusa cuando con cierta edad parece que ya no es hora de: aprender inglés (o chino), conocer la Patagonia, realizar el curso de cocina, montar en globo, aprender a usar internet... El aprendizaje no tiene límites. Matilde tiene cerca de 50 años y ha decidio saldar esa eterna asignatura de los españoles que nos da tanto complejo y que nos limita mucho.
¿Se acuerdan cuando José María Aznar dejó La Moncloa? Empezó full-time con el inglés. Al principio fue motivo de mofa y chanza en todos los zappings (dejo aquí su primer speech en Georgetown... todavía nos seguimos riendo) pero hoy su nivel es alto.
Casi todo es cuestión de voluntad. En el post "La voluntad como llave maestra" decíamos: "La voluntad es esa «llave maestra» que permite abrir cualquier candado; varita mágica que convierte sueños en realidades; fuente de energía incontenible que desafía límites y supera carencias; pócima milagrosa que transforma deseos en obras de arte. En definitiva, la esencia de la excelencia". Ya se lo decía Don Quijote a su Escudero: "Sábete Sancho que no hay un hombre que sea más que otro sino que hace más que otro".
Y también recogíamos el poema del escritor británico James Allen (1864–1912):
«Obsérvate a ti mismo, amigo mío.
Tú posees todo aquello que grandes hombres tuvieron.
Dos brazos, dos manos, dos piernas, dos ojos
y una mente pasa usar, si estás despierto.
Tú eres el mismo obstáculo que has de superar.
Tú sólo has de señalar a dónde quieres ir,
el objetivo que quieres conseguir
y el sacrificio que estás dispuesto a pagar.
Coraje y valor deben venir de ti,
que toda persona marca su camino.
Obsérvate a ti mismo, amigo mío,
tú posees todo aquello que grandes hombres tuvieron.
Con el mismo equipaje, ellos empezaron.
Pon en ello, pues tu empeño y di: Yo puedo».
Pero no sólo se trata de aprender, sino de disfrutar aprendiendo; de ver cómo uno mejora y evoluciona. Por favor, no se reprima, no ponga excusas, si le apetece, hágalo y disfrute. Para mí, la vida es, sobre todo, disfrute. Intentar pasarlo bien en el ocio y en el negocio. Matilde además de aprender inglés ha decidido saborear cada rincón de esa magnífica ciudad: "Entre clase y clase he descubierto un Londres distinto al que muestran las guías: lleno de callejones recónditos, museos curiosos y paseos literarios". Claro que sí: hacer del mismo reto y la dificultad un motivo para encontrar el lado positivo de las cosas que nos rodean.
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