Nutrición en el paciente con cáncer

El cuidado de la alimentación es muy importante durante una enfermedad y, en especial, el cáncer. Para explicar la relevancia de la nutrición en los pacientes con cáncer, la nutricionista Elsa Laínez Moreno lo analiza en este artículo.

¿Cáncer de mama, de colon, de recto, de pulmón…? Diversos tipos de cáncer con un denominador común, su gran prevalencia. Por un lado, el cáncer es una patología que desgraciadamente está cada vez más presente en nuestras vidas. ¿Quién no tiene algún familiar, vecino, amigo o conocido que ha luchado o está luchando contra esta enfermedad? Por otro lado, gracias a los avances de la ciencia y la medicina, la tasa de mortalidad es cada vez menor y los recursos para superarlo son cada vez mayores.

Existe una estrecha relación entre el cáncer y la desnutrición.

La propia enfermedad y su tratamiento pueden conducir a una desnutrición proteico-calórica, desnutrición que a su vez es perjudicial para hacer frente al tratamiento. Por tanto, estamos ante lo que comúnmente se denomina “la pescadilla que se muerde la cola” y debemos poner todo nuestro empeño para evitar esta desnutrición y poder combatir satisfactoriamente la enfermedad.

Los diferentes tratamientos de esta patología pueden acarrear diversas sintomatologías relacionadas con la nutrición (dependiendo del tipo y lugar del tumor así como de la persona que lo padece) que incrementan dicho riesgo de desnutrición. Así pues, los síntomas más frecuentes son la disminución o pérdida de apetito (hiporexia o anorexia), sensación de plenitud precoz, disminución del gusto (hipogeusia), náuseas y vómitos, sequedad bucal (xerostomía), alteración del gusto, especialmente ligada a sabores metálicos (disgeusia) alteración del olfato (disosmia), episodios de diarrea y estreñimiento, dificultad en la deglución de los alimentos (disgafia) e inflamación de la mucosa oral (mucositis).

¿Cómo cuidar la nutrición ante la pérdida de apetito?

Ya que resulta imposible abarcar todos estos síntomas en un solo artículo, nos centraremos en qué podemos hacer cuando perdemos el apetito o sentimos que “estamos llenos” aun habiendo ingerido poca cantidad de comida, puesto que es un problema muy extendido entre los pacientes oncológicos.

La clave es enriquecer los platos, tomar mayor cantidad de energía y nutrientes en menor volumen de alimentos. ¿Cómo hacemos esto?

A continuación, se ofrecen una serie de recomendaciones que pueden ser útiles para combatir dicha pérdida de apetito, teniendo siempre en cuenta que la situación de cada paciente con cáncer es diferente y es importante seguir las indicaciones sobre nutrición de su médico y su nutricionista.

• Realizar varias tomas de pequeño volumen a lo largo del día (5-8).
• Aprovechar los momentos de mayor apetito (generalmente las mañanas) para ingerir mayor número de alimentos.
• Tomar frutos secos entre horas.
• Realizar purés que contengan vegetales y carne o pescado y añadirles alimentos como clara de huevo (o huevo entero sin abusar), aceite de oliva, nata, queso o leche para enriquecerlos.
• La carne se tolera mejor en forma de albóndigas, filetes rusos o croquetas.
• Tomar la carne y el pescado con salsas.
• Tomar postres lácteos como flanes, natillas, arroz con leche, helado o cuajada con miel después de las comidas.
• Tomar batidos para merendar combinando leche, galletas, frutos secos, fruta, azúcar, mantequilla, nata o miel.
• Tomar agua y líquidos en general, fuera de las comidas.