Revista Cocina
Que rápido se me ha pasado esta semana, ya es domingo... ya hace más de una semana de la XVI Festa do Botelo! Por fin este año he podido asistir, en años anteriores lo había intentado, pero por fas o por nefas, no había podido ser. Aquí en Galicia hay muchas fiestas gastronómicas, pero yo nunca había asistido a ninguna... después de esto, entiendo perfectamente el éxito que tienen... buena y abundante comida y bebida, precio razonable, camaradería, buen ambiente, música, canciones... En definitiva un día fantástico... me da que repetiré!
Y todo esto gracias a mi querida amiga Chus Nenalinda de Siguiendo a Nenalinda, ella fue la que me incitó a asistir a esta fiesta... Gracias Chus, lo he pasado fantásticamente bien! Fue ella también la que juntó a su alrededor a un pequeño grupo de blogueros, que compartimos pasión por la cocina, por la buena comida, por el compañerismo, por convivir y disfrutar en armonía de momentos únicos.Gracias también a a vosotros, Viví Taboada de Ó carón da lareira, María José Fernandez de Cocinando para ellos, Juan Carlos Alonso de Gastronomía en verso y sus amigos Pili y Ramón, Majes Rodríguez de Asómate a mi cocina, y a sus respectivas parejas, que contribuyeron a que la jornada resultara perfecta... fue un placer pasar otro día con vosotros!
El Botelo es un embutido muy peculiar tanto por su continente (el estomago del cerdo, en gallego bandullo) como por su contenido. El contenido varía según la zona, en el caso del que nos ocupa, el del Barco de Valdeorras, está relleno de costilla de cerdo, adobado con pimentón y con una elaboración muy artesanal, en este enlace de Sigiendo a Nenalinda. se puede ver como se lleva a cabo este
proceso, ella. nativa del lugar es una persona mucho más cualificada que yo para hablar de este producto. Yo solo estoy cualificada par decir que me ha encantado el botelo y que tiene razón el; refrán popular que dice que, "de la mar el mero y del Barco el botelo" y que me lo he pasado, o mejor nos lo hemos pasado de miedo mi marido y yo, y que desde luego, volveremos si nos es posible el próximo año.
A todo lo dicho, cabe añadir que el pueblo es precioso, conserva todavía algunas calles antiguas, llenas de encanto, por las que es un placer pasear, sin ruidos y sin coches, lo mismo que por la rivera del Río Sil, ese caudaloso río (hay un refrán que dice que el Miño lleva la fama, pero el Sil lleva el agua), que allá por donde va aporta un plus de belleza a cualquier paisaje, aquí ocurre lo mismo, y sus orillas invitan a disfrutar del paseo, la charla distendida y la contemplación de una naturaleza hermosa y privilegiada.
Y como una imagen vale más que mil palabras, aquí os dejo unas cuantas para que lo comprobéis por vosotros mismos.
¡Feliz semana amigos!