Y cuando hablo de su jefe, hablo de Zapatero que al parecer ha decidido que para lo que le queda en el convento, se cisca dentro.
Si grave es la actuación de arrodillamiento, sumisión, rendición e incluso traición de este gobierno para con los valores que dice haber promulgado y para con los votantes progresistas que le han sustentado en el gobierno, la actuación de la policía nacional, es de una gravedad absoluta. No se puede permitir que las agresiones de policías a adolescentes, periodistas, ciudadanos y ciudadanas que han ido a manifestarse legalmente queden impunes. El hecho de que la policía no vaya identificada es un escándalo. Y el que la delegada del gobierno, después del desalojo de Sol y la que lió, y después de esto no haya presentado su dimisión demuestra su calaña.
Mención aparte merece el Gobierno en boca de su vicepresidente que mientras arrodilla al estado español y lo ofrece en la vicaría, justifica la actuación policial.
Si le quedaba un ápice de dignidad a este gobierno, lo ha tirado por el sumidero del ministerio del interior esta semana.
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