El gran problema a enfrentar del gobierno de los hermanos Castro, es aceptar los nuevos retos que ante sí les impone este siglo XXI.
Pensaron que llegarían a la Cumbre en Panamá y convertirían en show su participación, pero los tiempos les da la verdad, el mundo, los espacios, las palabras son de todos y, por supuesto, la comitiva de aduladores que enviaron, cumplieron la orden de retirada, salirse del fórum y ocultarse, porque en realidad no tienen defensa ante el disparate que significa la dictadura. Ya no se puede engañar al mundo, aunque sí continúen ejerciendo la fuerza, el chantaje y la compra de los acólitos que –como sobrevivencia– aceptan y fingen apoyar al régimen totalitario.
A muchos que vi por la televisión participando en la comparsa, el circo de los comunistas afuera del hotel Panamá, los conozco muy bien y aún escucho sus palabras de rechazo y de temor al sistema imperante en Cuba. Pero el miedo no les permite exponer la verdad de sus almas tristes; otros temen ser ignorados por las instituciones que el gobierno tutela y maneja a su antojo, sabiendo que es la única forma de vivir como artistas porque sus creaciones mediocres perecerían en el mundo real.
Alcancé a ver a algunos de los que decían que lo de ellos no era la política y que no servían para hacer coros ni a favor ni en contra porque “no era lo de ellos” –me repetían– y realmente estaban alejados de las primeras líneas de enfrentamiento. Si aceptaron es porque no conozco a intelectuales o profesionales que se nieguen a viajar. A veces ni preguntan el destino, porque por salir de la isla aceptarían visitar el infierno. Máxime cuando se trata de integrar una delegación oficialista, que recibe antes de salir una dieta para su manutención diaria, más la garantía de hotel y alimentación. Algo así no se desprecia por humillante que sea, según el cinismo con que lo aceptan.
Por supuesto, de la derrota intentarán aparentar una victoria, y comenzarán, como una telenovela, a fabricar los capítulos.
Obama intenta cambiarle el collar al mismo perro.
Ángel Santiesteban-Prats
Prisión Unidad de Guardafronteras. La Habana. Abril de 2015