Revista Arte

Obama y el nuevo bloque de la reacción

Por Peterpank @castguer

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Quienes deseamos el triunfo de la verdad concreta-finita, la regeneración del sujeto, la instauración de un nuevo sistema de valores y el triunfo de la revolución integral planetaria tenemos que estar agradecidos al presidente Obama por el discurso inaugural y la ceremonia aneja de su segundo mandato.

En uno y otra ha definido al nuevo bloque de la reacción mundial, que es el mismo que el de antaño pero incorporando como nuevos pretorianos del imperio a los gays y lesbianas organizados, al feminismo de Estado y a las cohortes de la alta burguesía y altos funcionarios de raza negra, igual que lo es Obama y quien fue creador de la estrategia y doctrina militar imperial hoy en vigor, tras la derrota de EEUU en Vietnam, el general Colin Powell, uno de los peores belicistas del siglo XX.

En efecto, lo que es y hace ahora el imperialismo EEUU, el defensor principal del capitalismo a escala planetaria, fue diseñado por un hombre negro, Colin Powell. Y está siendo aplicado con mucho uso de la fuerza por un gran número de hombres (como Obama) y mujeres negras, dentro del Pentágono, enrolados en las tropas en combate en los países agredidos, o estacionados en cientos de bases militares por todo el planeta.

Asimismo, se ha constituido una extensa, arrogante y riquísima burguesía de etnia negra, ávida de ganancias y beneficios, y que sigue usando el victimismo racista para enriquecerse todavía más, a costa de los negros pobres y de los blancos pobres. Esta burguesía negra, a fin de proteger sus intereses estratégicos fundamentales, se vale del racismo anti-blanco, para dividir y enfrentar al pueblo, al mismo tiempo que se une con la burguesía blanca sin en este caso manifestar racismo alguno.

Una expresión de tal capitalismo racista y carca es Beyoncé, la intérprete “de color” que cantó el himno nacional yanki en la ceremonia. Esta fémina negra no ha tenido reparos en entonar ese horrible canto, al son de cuyas notas millones de personas de todas las razas, sexo y orientación sexual han sido y están siendo asesinadas. Su racismo es tal que se avergüenza de sí misma por ser negra (mulata), desprecia a los negros por ser negros y odia a los blancos por ser bancos…

Siendo mujer (junto con su pareja, la más rica de EEUU hoy) no duda en sumarse al aparato militar planetario que mantiene el patriarcado en todo el mundo, en especial en los países de islamismo de Estado, comenzando por Arabia Saudí, país nazi-islamista aliado firmísimo de EEUU, y el neo-patriarcado feminicida en otros países, como “España”.

En el aquelarre montado por el nuevo bloque de la reacción incluso se ha invocado a Martin Luther King, ese varón negro misógino y homófobo hasta el delirio que apartó a muchos negros de la vía de la lucha revolucionaria, contra el capitalismo y el Estado. Su biblia fue usada, junto con la de un farsante como el presidente Lincoln, para que Obama, el negro militarista, genocida, belicista y defensor del mega-capitalismo actual, jurara su cargo.

En la presentación en público del nuevo bloque de la reacción mundial no podía faltar un representante del grupo de poder homosexual, Richard Blanco, especialmente invitado por Obama. Unas semanas antes, un consorcio de grandes bancos reunidos en Londres decidió subvencionar al movimiento gay, para hacer de él la nueva fuerza de choque al servicio de sus intereses estratégicos, en tanto que gran capital bancario, como hicieron los nazis con una parte de la homosexualidad militante de su tiempo, a la que organizaron en las SA y lanzaron, porra y pistola en mano, contra el movimiento obrero y popular organizado[1].

De esta confluencia de burguesía negra, lansquenetes negros, gays y feministas de Estado lo que sale es un nuevo capitalismo, extraordinariamente reforzado, y un nuevo militarismo, que desea dominar y explotar al mundo en su totalidad, para satisfacer al completo su inextinguible sed de dominio y ansia de ganancias.

Este poderosísimo grupo de poder chorrea sangre. Con el sistema de drones, o aviones no tripulados, el presidente Obama ha matado, según cálculos realizados, unas 2.200 personas en los cuatro años de su mandato. Considerando que cada ataque, de media, mata a 49 inocentes por cada “terrorista” eliminado, ha asesinado a ¡unas 108.000 personas¡ sólo con tales artilugios.

Obama ha involucrado a EEUU en cuatro guerras, más que su predecesor, Bush, y está asesinando a muchísimas más personas. Su sangre salpica a quienes se alían con el imperio, los negros racistas, militaristas y victimistas, los gays y lesbianas subvencionados por la banca y los Estados y, sobre todo, el feminismo de Estado, que aporta cada vez más tropas femeninas bien adoctrinadas a las aventuras bélicas de Obama.

 La IV Guerra Mundial está siendo preparada por el nuevo bloque reaccionario.

También son co-responsables de tales crímenes los que, entre nosotros, siguen apoyando al racismo pro-negro y anti-blanco, continúan presentando al movimiento gay como “anti-sistema” o defienden que el feminismo estatolátrico y androfóbico “emancipa” a las mujeres.  Todos ellos constituyen el renovado bloque de la reacción, los novísimos apologetas de los bancos y las grandes empresas, los nuevos pretorianos dispuestos a batirse por el imperio del euro, torturando y matando a quien se les oponga, igual que hicieron sus antecedentes, las SA hitlerianas formadas en gran medida por homosexuales, o las féminas nazis asesinas, que denuncia Mónica G. Álvarez en el libro “Guardianas nazis. El lado femenino del mal”.

Al ver al hombre negro Obama al frente de la nueva reacción capitalista-estatal mundial se entiende el significado de las religiones políticas, puestas en circulación en los años 60 del siglo pasado precisamente para cosechar los logros actuales, un nuevo reforzamiento del poder político y militar del imperio USA.

Pero con su victoria total las religiones políticas inician su fase de desintegración, al haber sido convertidas en institucionales. En sólo unos pocos años estarán ya bastante desacreditas. Por eso ahora es el momento de redoblar su crítica y denuncia.

Ante la nueva situación la propuesta es: 1) animar a los negros, lesbianas, gays y feministas de buena fe, no organizados en colectivos vendidos al poder, a romper con el bloque reaccionario recién constituido, yendo a la raíz del discurso de la nueva reacción, 2) poner fin al victimismo y a toda forma de “discriminación positiva”, esto es, de otorgar aún más privilegios a las supuestas “minorías oprimidas”, a las que el poder constituido está haciendo verdugos de la mayoría, 3) oponerse al racismo en todas sus formas, sea pro-negro o pro-blanco, negado toda significación positiva o negativa a la etnia, 4) sostener que la meta final no es lograr “mejoras” bajo el sistema sino efectuar una revolución total que realice la libertad poniendo fin a la actual dictadura estatal-capitalista, 5) formular un programa de emancipación integral de las mujeres, contra el feminismo androfóbico, el patriarcado y el neo-patriarcado, conforme al principio de que las mujeres se emancipan a sí mismas pero no las emancipa el Estado o el gobierno, 6) impedir que el Estado enfrente entre sí a las clases populares por motivos de raza, sexo o preferencias eróticas, 7) movilizarse ya contra el militarismo, belicismo y conductas criminales del hombre negro Obama y su perversa cohorte, volcada en preparar la IV Guerra Mundial.

El pueblo unido en base a la sustantividad de lo humano, de lo que está más allá de las diferencias irrelevantes o secundarias, es el único que puede hacer la revolución integral mundial. Por eso han de estar fraternalmente unidos negros, de otras razas y blancos; mujeres y varones; lesbianas, homosexuales y heterosexuales, respetándose mutuamente. Quien los enfrente entre sí, ése es el agente de la reacción.

Similarmente, los militares, la policía, la intelectualidad subvencionada y la burguesía, sea blanca o negra, heterosexual, lesbiana u homosexual, mujer o varón, es el enemigo.

Rodrigo Mora


[1] Algunos colectivos gays y feministas han acuñado la expresión “heteropatriarcado” para definir el régimen de dominio de la mujer por los varones heterosexuales. Ahora vemos la perfidia contenida en esa consigna, pues el Estado y el capital se hacen devotos de la homosexualidad mientras persiguen (por ejemplo, con la Ley de Violencia de Género) a la heterosexualidad y establecen el neo-patriarcado, el peor de todos los patriarcados.


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