Pensaréis (quienes la tengáis) que disfrutar de una melena abundante y sana es muy fácil, pero yo no creo que lo sea tanto. Y lo digo por experiencia, porque no sé cómo me las apaño (bueno, sí lo sé), pero siempre tengo que estar cortándome el pelo. De hecho, lo más largo que lo he tenido ha sido justo por encima de la tira del sujetador; toda una proeza.
Lo cierto es que tengo el pelo rizado y siempre lo llevo liso, así que podríamos decir que uso y abuso de las planchas, algo no muy recomendable si no quiero que se me abran las puntas. ¿Y por qué nunca lo llevo rizado?, pensaréis. Pues porque soy una maniática y cuando me lo empecé a alisar, me vicié. Así de sencillo. Cuando era pequeña odiaba mi pelo y me hacía coletas tirantes a base de gomina, o sea que tenía el pelo hecho un cristo, no más que el cuero cabelludo. Ahora lo tengo mejor, pero me pongo excusas a mí misma tales como que no me gusta llevar el pelo semimojado (sí, si lo quiero llevar rizado sin llegar a llevarlo estropajoso, me lo tengo que dejar medio húmedo y eso no me gusta nada, sobre todo en invierno). Además, es más difícil de controlar en su estado salvaje natural y (claro) al no tenerlo largo, el rizo no pesa nada y a veces parezco un pelocho y lo acabo llevando recogido.
A todo esto hay que añadir que las últimas veces que he ido a la peluquería (suelo ir cada cuatro meses) me han hecho unos estropicios considerables. Como tengo bastante cantidad, me han hecho cortes estilo vasca, quizá no tan exagerado, pero un aire sí se les daban, con esas capas de arriba tan cortas y desproporcionadas con el resto de la melena.
¿Y en qué punto estoy ahora? Pues hace unas tres semanas, harta de verme puntas abiertas y de que mi pelo creciera sin control en ese corte tan peculiar, un día me cansé (y ante el pánico que me daba ir a una peluqería y que me lo hicieran otra vez), cogí las tijeras las tijeras del pescado y me metí un corte considerable en la capa de abajo, la más larga que tenía. En teoría, así la igualaría un poco a las otras y el pelo me crecería sano, sin puntas abiertas y en un estilo más favorecedor. ¿El resultado? No hay día que salga a la calle sin coleta porque me lo he cortado demasiado y no me gusta lo que he hecho. A ver, lo tengo por los hombros, pero no los sobrepasa y se me salen las puntas para afuera y no tiene peso y es una mierda. Me hace hasta mayor. Ahora, quiero que me crezca rápido para poder ir a la pelu y que me hagan otra vez el corte vasco... ¡Que noooo! Eso no lo pienso permitir más y se lo diré muy clarito a la peluquera que ose tocarme (aún no tengo peluquería en Cartagena, no sé a cuál iré el gran día en que me decida a dar el paso).
Y como yo me obsesiono con las cosas, estoy investigando para conseguir un pelo sano, sin puntas abiertas y que crezca rápido.
Yo tengo mucho pelo, pero también se me cae mucho (o se me parte, que también), así que he cambiado un poco mis hábitos capilares. ¿Queréis saber qué hago ahora?
Estos son mis 10 consejos para conseguir un pelo largo y sano en una melena rizada y con tendencia al encrespamiento:
1. En primer lugar, he dejado sólo para ocasiones puntuales el champú para cuero cabelludo sensible de Mercadona y he empezado a usar también champúes de mejor calidad adecuados a mi tipo de pelo. Por ejemplo, éste de almendra y miel de Apivita o éste otro de Santé de bio gingko y oliva que os enseñé en el post del pedido a Idun Nature.
2. Yo antes no usaba acondicionador, sólo una mascarilla una vez a la semana o cada 15 días. Ahora he empezado a usar éste de aceite de oliva y aguacate de Kiehl's. No está nada mal.
3. La mascarilla una vez a la semana es sagrada. Ahora mismo estoy con una de Les Petites Marsellais con miel y manteca de karité que no es muy allá porque tiene muchos químicos y siliconas, pero ya la tenía antes de empezar a preocuparme por mi piel y oye, el resultado no está tan mal. Otra que voy a probar es ésta de karité y jojoba de Cap Cosmetics, 100% natural y orgánica.
4. A principios de otoño me hice con el Magic Elixir, de Kiehl's, que es una mezcla de aceites (de romero, de aguacate, de aloe vera...) indicado para regenerar el cuero cabelludo y evitar picores y la caída del cabello. Se aplica en seco, antes de lavarte el pelo, en las raíces. Se supone que el pelo crece más fuerte y sano. A ver si noto algo...
5. Otras mascarillas prelavado. Tenía por casa una minitalla de 10 ml. del aceite prodigioso multiusos de Nuxe y como no sabía en qué usarlo, me dije: "me lo voy a echar en el pelo", y el resultado es maravilloso. Contiene un 30% de aceites vegetales preciosos (macadamia, avellana, almendra dulce, borraja, camelia, hipérico) y vitamina E (antioxidante). Me lo pongo en las puntas, un día a la semana, antes de acostarme, duermo con ello toda la noche y a la mañana siguiente me lavo el pelo. Otras veces me pongo la mascarilla de coco de Logona que os enseñé en el post de Idun Nature también.
6. Utensilios para el peinado. He cambiado mis peines de cerdas metálicas (que me partían el pelo y me creaban electricidad estática) por unos de púas naturales. Para desenredar el pelo rizado, uno de púas de madera de haya muy anchas para facilitar el peinado; y para peinar el pelo en seco y liso, uno de cerdas redondeadas y suaves y de madera también. Hay que empezar a desenredar por abajo y quitar los nudos que se forman ahí y no por las raíces.
7. Evitar el calor en el pelo y usar protector térmico. El secador, a cierta distancia del cuero cabelludo y a temperatura media (antes me lo ponía al tope de calor para acabar antes). Antes de usarlo es conveniente ponerse un protector térmico, como por ejemplo en Uniq One de Revlon del que os hablé aquí. Y la plancha... Si antes me planchaba el pelo a diario, hasta para ir a comprar el pan y a hacer deporte, ahora no voy a renunciar a llevalo liso, pero voy a hacerlo tres veces por semana, es decir, cada vez que me lave el pelo (que voy a intentar que sean tres y no más). Si se me hacen ondas o lo que sea entre lavado y lavado, me aguanto. Hice esto la semana pasada y tampoco fue para tanto. Hasta me veía el pelo mejor así. También quiero intentar (aunque eso no sé si lo conseguiré) dejarme el pelo rizado un par de días por semana.
8. Utilizar un sérum para puntas abiertas y castigadas. Me iba a comprar el de Mercadona, pero aparte de panthenol (vitamina B5) el resto de la fórmula son siliconas y químicos innecesarios, así que voy a optar por el producto de Schwarzkopf para el mismo fin. Creo que es un pelín más caro, pero funcionará mejor.
9. Comer sano. Parece una tontería, pero elegir alimentos frescos, saludables y no procesados nos ayudará a sentirnos mejor por dentro y por fuera. Yo intento tomar menos azúcar refinada, carbohidratos y dulces y más frutas y verduras, proteínas vegetales [soja, garbanzos, lentejas, frutos secos (¡sí, los puedo volver a tomar! a excepción de las avellanas y las nueces, que me dieron alergia de pequeña)...], proteínas animales procedentes sobre todo del huevo y el pescado y té verde (esto último me cuesta más, porque el sabor del café para mí es insuperable).
10. Y si con todo esto no es suficiente... Tomar suplementos vitamínicos para evitar la caída. En octubre y noviembre se me caía tanto el pelo que me asusté y empecé a tomar un suplemento del Mercadona, pero me sentaba un poco mal al estómago y me tomé sólo una cajita, o sea, que no hice bien el tratamiento. No sé si fue por eso o porque tenía que ocurrir pero ahora, por la zona de las orejas, tengo un montón de pelo nuevo, lo sé porque está corto y es abundante, vamos, que tengo que ir con horquillas porque es exagerado. En cualquier caso, creo que esto de que se me renueve el pelo me pasa todos los otoños. Ahora he descubierto que hay algo mucho mejor para tomar y es la levadura de cerveza, que no es ni más ni menos que vitaminas del grupo B que intervienen en el buen estado de la salud en general y del pelo y la piel en particular. En este artículo tenéis información sobre qué es y cuáles son sus propiedades. Ah, me la compré también en Mercadona.
En fin, ¡a ver si con todo esto que estoy haciendo consigo una melena fuerte, larga (un poco, que tampoco lo quiero por la cintura a lo Pantoja) y sana!
P.D. Sí, tengo mucho tiempo libre en Cartagena. Aparte de ir a yoga tres días por semana y a inglés dos, el resto del tiempo -como dice el refrán- mato moscas con el rabo. ¡Ojalá me saliera un trabajo!
Y para terminar os dejo unas fotos para motivarnos (si como yo queréis conseguir un pelazo):