En el pasado la ciencia ficción estaba limitada por el uso de efectos visuales y el alto costo de producirlos. Uno podía tener grandes ideas, pero al final las limitaciones tecnológicas terminaban por hacer polvo cualquier intento. Por eso cuando aquellos pioneros se imponía y lograban crear lo imposible con el uso de técnicas innovadoras, que en ocasiones no importaba tanto que se vieran tan falsos esos monstruos o robots futuristas, uno terminaba por reconocer el ingenio de esos cerebros creativos de varias sagas que ahora adoramos. Por eso Oblivion se me hace díficil de reconocer su contribución a la ciencia ficción más allá de ciertos elementos técnicos como la banda sonora, el uso de efectos visuales y algunas decisiones acertadas en la dirección.
Esta es la segunda película de Joseph Kosinski y parece que con Oblivion decidió darnos un curso de clásicos del cine para impresionar a un grupo de sinodales y así graduarse de la escuela de directores. Al principio uno queda maravillado con el esfuerzo de crear un mundo desolado en donde Tom Cruise recorre con su súper vehículo grandes y vastas llanuras. Es cierto que se toma su tiempo para que ocurra algo remotamente interesante, pero si no conocemos primero al grupo de sobrevivientes el resto no tiene sentido.
Sin arruinar mucho la trama. Nuestro planeta se encuentra devastado como consecuencia de una guerra que tuvimos con seres extraterrestres. Ahora nuestro precioso satélite se encuentra hecho moronas y nos sirve como recordatorio de la tragedia. Una pareja de técnicos se encargan de cuidar una especie de aspiradoras que succionan el agua para transportarla al satélite de Júpiter llamado Titán porque ahí se encuentran los sobrevivientes de la catástrofe. Nuestro valiente y sobrexpuesto Tom Cruise, que por motivos comprensibles se hace llamar Comandante Jack Harper, se encarga del mantenimiento de huevos mecánicos llamados droides que chillan más que gatos bebes. Estos droides vigilan las aspiradoras gigantes de los invasores extraterrestres que aún rondan en la superficie. Se me olvidaba. También lo acompaña su esposa Victoria Olsen (Andrea Riseborough) que durante la primera mitad de la película sólo funciona para fruncir la ceja.
En el planteamiento la trama funciona. Vemos un mundo muy bien logrado gracias al uso de los efectos visuales y un buen trabajo de diseño que me hace añorar una casa como la de los Harper. Yo que tanto reniego del uso de la tecnología digital, aquí existe un buen ejemplo de como debe de ser utilizada como complemento para narrar una historia y no como protagonista. No queda duda de que pueda existir una versión de nuestro planeta tal y como se nos presenta en la pantalla. Si acaso de lo único que me puedo quejar de esta parte es que se siente algo extensa al no tener todavía conocimiento hacía donde nos dirigimos. Es cierto que existen algunos espantos en algunas escenas para crear emoción, pero ya analizándolas son puro relleno.
Conforme pasa el tiempo y la trama se desarrolla es cuando la novedad que resultó el planteamiento se termina para dar paso a un amalgamiento de situaciones que terminan por ser plagios de los clásicos de ciencia ficción. Tenemos de todo un poco, desde una imponente nave tipo Día de la Independencia; problemas de idéntidad a la Moon; robots asesinos con todo y sobrevivientes marca Terminator; villanos con el patentado ojo rojo característico de Odisea en el Espacio; música electrónica casi idéntica a la de Tron: El Legado; las grandes planicies de Planeta de los Simios; el diseño de los robots y residencias tipo Wall-E; la persecución de droides como si fuera Guerra de las Galaxias. Si me perdí de alguno con todo gusto siéntanse en su casa para comentar. El problema de todo esto no es tanto la imitación si no que la supuesta trama original se topa con pared al heredar también los problemas de los clásicos de que se supone se inspiro y si ellos no pudieron resolverlos con dos horas de duración menos una película de retazos.
Es una lástima porque el esfuerzo es notable y hasta reconozco que Kosinski logra reproducir los positivo del legado antes mencionado. Cuando funciona tienes una agradable cinta que entretiene y que te deja sospechando hacia donde se dirige, pero por cada acierto también tiene sus errores. Supo elegir lo mejor y no por nada esta Tom Cruise de protagonista junto con el grandioso Morgan Freeman que vende canicas con su propia voz, por eso me lamento que sus habilidades al final sean desperdiciadas por un libreto que no los pone a prueba.
Lo que más me causo sorpresa fue lo vulnerable que se vio Cruise en los momentos dramáticos donde ya no convence. Mis respetos para el actor en sus escenas de acción donde brinca y muestra su arma con seguridad, pero cuando se trata de mostrar un poco de sentimientos ya simplemente no le crees. Yo que pensaba que Olga Kurylenko (Quantum of Solace) era la más débil del reparto y supero gratamente las expectativas de la chica bonita en desgracia al expresar calidez con su simple mirada. De Andrea Riseborough sólo puedo decir que cuando se le da la oportunidad de hacer otra cosa que apretar botones dentro y fuera de la alberca sale medio librada del asunto, en definitivamente su única misión fue abrir los ojos y ser la loca requerida para una interesante secuencia.
Lo que al final no funciona es el pésimo villano el cual deben de admitir que es difícil de conseguir. Después de los droides con personalidad que son una bola de huevos voladores asesinos, supuestamente todo nos lleva a descubrir el responsable principal de que la Luna se encuentre en pésimo estado. Tenemos una extensa secuencia en donde se nos explica los orígenes del protagonista, su propósito y el supuesto engaño de que ha sido expuesto. Se nos crea la expectativa de una gran revelación con efectos visuales interesantes y una imagen muy parodiada de seres flotando en posición fetal en contenedores líquidos para luego conocer al villano más patético, absurdo y sin imaginación que se les pueda ocurrir.
Cuando todas las piezas han sido reveladas, no necesitas tener mucho poder de procesamiento en el CPU para darte cuenta de que la bola de retazos no funciona del todo. Por más que utilices inspiración de otras mucho mejores películas todo lo que eligió tenía razón de ser dentro del contexto de su propia historia, otorgándole el tiempo necesario para desarrollar sus propias ideas. Aquí es un montón de planteamientos precocidos en donde no terminas uno cuando inicias otro.
Oblivion es un ejemplo de que ya no estamos limitados más por aspectos técnicos, si no por nuestra imaginación y me temo que estamos careciendo de ella.
★★★☆☆
Aún faltan algunos detalles como fotos y video. Regresando del trabajo haré las debidas adecuaciones.