Entrevista es la comunicación formal y estructurada entre dos o más personas, con el fin de transmitir información, instruir, o modificar conductas.
Dentro del marco del proceso legal la entrevista se lleva a cabo por investigadores, fiscales, defensores, y se realizan a los testigos, sospechosos, expertos, o cualquier otro funcionario que pueda estar relacionado al caso judicial.
Esta comunicación estructurada consta del inicio, desarrollo y final.
Usualmente la entrevista se lleva a cabo con una estrategia de cordialidad, aunque guardando distancia interpersonal, para facilitar el intercambio de información. No obstante, se agregan otras tácticas con características acordes a objetivos específicos. En una, la estrategia consiste en manipular la sensibilidad del entrevistado con el fin de anular sus defensas psicológicas. Se encuentra otra, cuyo propósito es la desarticulación de algoritmos de pensamiento para desorientar suficientemente al entrevistado. De ese modo pierde el control sobre la información y expresa lo ocultado; aunque esta modalidad es solo aplicable cuando se detecten intenciones de falseamiento y desinformación. Sin embargo, en este capítulo se enfoca el modelo clásico de entrevista, y las señales detectables que pueden ofrecer información de interés.
Antes de llevar a cabo la entrevista se requiere de su preparación. Definir sus objetivos, tener muy claro cuál es el propósito central que ese persigue, y los colaterales. Es imprescindible también trazar la estrategia previa, diseñar las palabras influyentes, al igual que en la psicoterapia una palabra correcta garantiza el éxito propuesto, pero la incorrecta lo derrumba como "Castillo de naipes".
A la entrevista, preferiblemente, debe preceder el estudio de persona del individuo que será entrevistado, pero ello no es posible en la mayoría de los casos. De cualquier manera, no se debe llevar a cabo una entrevista sin tener, al menos, una noción de la personalidad y comportamiento de quien será entrevistado. Si es un probable testigo que reside en un área dada, y no hay modo de conocerlo previamente, por lo menos se pregunta a algún vecino cercano, se indagan características del vecindario o zona. En un sospechoso o presunto culpable se examinan antecedentes legales, si ha estado en prisión se busca información en el lugar, o se encuentra alguna otra fuente de información sobre individuo a entrevistar. El propósito de la indagación previa del entrevistado, en calidad que fuera, es no ir "a ciegas" a la entrevista.
Sobre esa base se requiere prever las respuestas probables del entrevistado y planear las diferentes alternativas a tomar según cada una, y muy importante es adoptar expectativas resistentes ante sus expresiones agresivas, inesperadas o desorientadoras, que lo conducirían a tomar control y predominancia de la entrevista. Por encima de toda preparación, el entrevistador debe mantener inexorablemente su posición afirmativa, e impositiva; por ejemplo, nunca decir "creo que ..." sino que sus palabras conlleven una convicción inflexible, o sea "Usted estuvo presente...", "Se lo que usted pensó...", "No hay modo alguno que yo piense lo contrario..."
En general, al margen de la estrategia aplicada, su inicio requiere de la presencia previa del entrevistador al lugar de entrevista, allí lo debe esperar y preferiblemente de pie. Allí lo debe recibir cordialmente, con ligera sonrisa de aceptación y simpatía. Esa postura favorece la comunicación, reduce las defensas psicológicas del entrevistado, le insufla confianza, y por ende no se sentirá atado, coaccionado.
Preferiblemente el entrevistador debe observar el acercamiento del entrevistado. Detallar su andar, si es abatido, encorvado, o con prestancia, demostrando seguridad y confianza. Observar también la posición de los labios, si están entreabiertos pueden indicar dificultad para respirar y ansiedad. Labios cerrados sin tensión suponen seguridad y firmeza de carácter.
Al llegar, al entrevistado se le dará la mano, lo cual es crucial la forma en que la brinda. Si siendo masculino este contacto se siente suave, sin fuerzas, o solo con el área de los dedos, puede indicar rasgos feminoides, aunque puede indicar también miedo, inseguridad, indecisión en el tipo de información a transmitir. Ese estado de desorientación se transmite inconscientemente a los músculos, y resulta lo explicado. Por el contrario, un apretón de mano fuerte y firme denota decisión y seguridad. Además, esa forma de dar la mano en una mujer no aporta información significativa, pero si es firme y fuerte puede indicar masculinidad, decisión, seguridad.
Otro indicio indicando información en el apretón de manos es la sensación de vibración que se siente cuando el entrevistado llega bajo severa tensión. Por otra parte, si en este predomina la ansiedad, lo que se siente es tremor en la mano, tiembla, no vibra. Si esta fría o húmeda a causa de hiperhidrosis, también se siente. Al margen de la información recibida por la mano, se requiere también observar el grado de desenvolvimiento de conducta a su llegada. Si movimientos y gestos son temblorosos e indecisos, si él se siente coaccionado o temeroso.
Es muy importante atender las forma y expresión verbal, es muy significativo el balbuceo, tartamudez (sin sufrir ese padecimiento), equivocaciones en sus palabras. Muy importante también son los cambios de volumen y tono, quien se siente aprensivo, temeroso o coaccionado ante otra persona, tiende a agudizar su tono de voz, y no opera su respiración con todo el aparato vocal. Por ello es imprescindible dejarlo habla lo más posible, observar cuanto expresa porque a medida que puede explayarse en su conversación, deja brechas para salida de información relevante.
Observar si su mirada es directa y estable a los ojos del entrevistador, o si es evasiva. Aunque no es muy usual, se observa, en algunos casos, afectados de intensa inseguridad, que tratan de ofrecer una opinión o reclamación con mucho temor, y quedan hablando mientras siguen mirando hacia arriba u otro lado. Se puede producir este hecho al momento del saludo inicial, y mientras hablan hacen el gesto mencionado.
A partir del saludo inicial se invita a sentarse al entrevistado, y desde ese momento se recoge información sobre su personalidad y comportamiento. Si hay varios lugares donde sentarse, se observa si se sienta en un lugar cercano a la silla del entrevistador, lo cual denota miedo, inseguridad o intención de falsear información. Se observa si cruza los brazos como probable reacción de negación inconsciente a responder, si el torso es completamente dirigido hacia el entrevistador, lo que demuestra favorable disposición. Pero si no queda totalmente de frente, o francamente de lado, se demuestra la actitud de negación.
La conversación, además, no puede comenzar por el tema central. Procurar uno o varios temas neutro y alejado del propósito, con el fin de que el entrevistado gane confianza. Se puede también en esos inicios explorar diversos aspectos y observar que lo incita, atemoriza, irrita, entristece, alegra, deprime, o le crean ansiedad y tensión.
En ese momento se evalúa de nuevo si su mirada es evasiva, insegura, con intención de falseamiento, o con algún doble propósito. Puede estar dado por simple hipocresía, rechazo a la situación o a quien entrevista. Estas actitudes pueden ser comprobadas fácilmente observando la dilatación de la pupila, si es amplia demuestra simpatía, aceptación, o más aun, disposición a ofrecer información o ayudar en lo que se le solicite. Usualmente esa reacción pupilar se halla acompañada por brillantez en los ojos.
Es imprescindible que el entrevistador esté alerta a cambios de dirección en la mirada, y en qué temas lo hace, demostrando algún conflicto significativo con respecto a la información que está brindando. Incluso, se puede experimentar sobre traer a la conversación algún tema conflictivo, y observar cómo se mueve su vista. Es de señalar que cuando se aborda un aspecto "espinoso", junto a la mirada, se arrojan indicios en su postura. Se mueve en el asiento, cambia de posición, puede cruzar los brazos, cambia la posición de las piernas, u otros movimientos.
La posición corporal asumida en el asiento es otra fuente de información. Si el entrevistado permanece sentado en la punta del asiento o cabizbajo, demuestra intensa ansiedad, premura o inseguridad, lo cual implica tomar con reserva la información brindada. De lo contrario, si se sienta a plenitud demuestra que se siente en dominio de la situación, y si pretende desinformar será necesario aplicar medidas para perder la seguridad en el falseamiento.
Como continuidad de la observación de sus primeras palabras a su llegada, se debe evaluar cómo se comunica el entrevistado durante el desarrollo de la entrevista, la forma y expresión facial que acompañan sus palabras. Al margen del contenido en sí mismo, se requiere tomar en cuenta la cadencia, ritmo, fluidez de lo que dice. En qué temas se confunde y enreda. Muy importante es observar donde, cómo y por qué se producen espacios de silencio, donde evidencia preparación preformada de la respuesta, y en qué momento se desvía del tema. A ello se le agrega cuando omite o adiciona temas u opiniones injustificadas, o también que temas evade.
Se agrega el observar ante qué temas o aspectos se producen movimientos bruscos, se activan tics o manías, comienza a tamborilear con los dedos o mover una pierna, frunce el entrecejo, traga en seco o saliva excesivamente, salta algún musculo facial, o cambia la coloración del rostro o especialmente las orejas.
El entrevistador tendrá especial cuidado en no usar preguntas sugestivas, aquellas que sugieren por sí mismas las respuestas; por ejemplo, no es lo mismo preguntar "¿Dónde viste el auto rojo?" En esa pregunta está sugiriendo que hubo un auto. Es diferente si pregunta "¿Viste algún auto?" "¿De qué color?". Debe también evitar respuestas a través de monosílabos si no es pertinente.
Al margen de la estrategia seguida, en toda entrevista se requiere tener en cuenta que hay individuos muy sensibles, con tendencia temperamento melancólico y timorato, a los cuales el pronóstico de consecuencias desfavorables por mentir, encubrimiento, u otro tipo de delito, los hace proclive a sentirse amenazados, por lo cual modifican sus respuesta y postura. A ello se agrega que los individuos coléricos, y al mismo tiempo impulsivos o impresionables, al llenarse de ira, pueden perder el control y exponer lo que previamente no querían expresar. Quienes son impulsivos, poco impresionables, requieren formas impositivas y firmes. Sin embargo, en el estudio previo, profundo o ligero, de personalidad del entrevistado, debe conocerse si es flemático, o sea que apenas se inmuta ante la agresión o amenaza, o peor aún, si es un psicópata, quien únicamente se siente amenazado por el castigo a recibir.
Si el entrevistado pierde el control, y logramos nuestro objetivo, se aplican medidas influyentes para consolidar la superioridad, control y dominio de la situación por el entrevistador. Si es colérico se le comienza a hablar sosegadamente, hasta el susurro si es necesario, y con ello se calma. Si es sensible, melancólico, se le habla con cordialidad, incluso de un modo más o menos paternal o maternal según el caso. Si es flemático no hay más alternativa que tratar racionalmente con él.
El final de este tipo de entrevista se encuentra en función del cumplimiento de los objetivos perseguidos. Sin embargo, a medida que el entrevistador vislumbra el final, comenzara a hablar en pasado, según las reglas clásicas de estos finales.
BibliografíaJohn E. Reid and Associates. The Reid Technique o interviewing and interrogation. Chicago,