Utilizar dinero previsto para emergencias y apostar por un producto sin tener un plan definido son algunos de los más comunes.
Aquí te mencionamos las omisiones más comunes.
“Un requisito para tener éxito cuando se decide empezar una inversión es mantener los errores al mínimo”, señala Kiplinger, revista estadounidense especializada en finanzas personales.
¿Cuáles son las omisiones más comunes? Aquí, una lista de ocho detectadas a lo largo de los años por los expertos de esta publicación y que, según detallan, “ocurren con innecesaria frecuencia”.
La primera es la falta de planificación (1). Sin objetivos claros (por ejemplo, ¿en cuánto tiempo quiero recuperar lo invertido?). Sin una estrategia, uno puede equivocarse al elegir el tipo de producto en el que va a colocar sus excedentes.
Información = poder
Otras dos omisiones son no indagar sobre los antecedentes y la reputación de quienes están asesorando nuestra inversión (2) y sobre lo que hacen las empresas en las cuales nos aconsejan apostar (3).
Utilizar dinero originalmente previsto para un fondo de emergencia (4) y dejarnos llevar por los vaivenes del mercado actuando optimistas en las subidas y pesimistas en las caídas son, también, conductas riesgosas (5).
Decisiones de cuidado
No es recomendable seguir al pie de la letra al mercado. Podríamos terminar tomando decisiones –cambios en el plan o en la estrategia– basados en rumores o especulaciones (6).
Tampoco es saludable que “nos enamoremos” de un solo tipo de instrumento de inversión. En el mercado hay otras opciones que, de acuerdo con un determinado contexto, podrían ofrecer mayor rendimiento a nuestros excedentes (7).
Finalmente, Kiplinger recomienda no comprar acciones baratas pensando en la teoría de que en el futuro podrían subir (8). “Un valor que se vende por una miseria es porque el mercado cree que es lo que vale”, advierte.
Diario Peru21 (06.03.2012)