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Octava...

Publicado el 15 diciembre 2013 por Lireth
Tirada en un recodo del camino, escondida, ahí he esperado día y noche, sin nada de lo que alimentarme.
El sueño me ha volado la mirada, y Morfeo me ha atrapado, me ha abrazado y ha estado conmigo, he podido respirar tranquila, me he sentido protegida, amada, calmada…
Su voz era un susurro grave, mi frente reposaba en su cuello, su cálido aliento acariciaba mi nariz, mis labios tranquilos, acariciados por los suyos, le he sentido amarme.
Con mis dedos dibujaba sus clavículas mientras que sus fuertes brazos me estrechaban las costillas, mi pálida piel se mezclaba con el sabor de su saliva, mis besos… ¿donde morían mis besos?
Su boca me susurraba que a donde quería llegar, él iba a estar siempre, él me iba a cuidar, que no me fiara de nadie más, nadie me merecía más que él, ¿no lo veía?
Embriagada de su néctar, buscaba el flanco de sus besos, él me apretaba mas contra su pecho, atrapada bajo su altura, notaba todo su peso, sus susurros se tornaban gruñidos, mis caderas amparaban su cintura, sentía como rompía mis harapos, me despojaba de mi silencio, de mis labios se escapaban quejidos desalmados, con su boca apagaba mi sed, su lengua que tersa…
Esclava de su posesión, intentaba despertarme, pero no podía escaparme, no quería dejarlo, mientras notaba como me mordía la boca a la vez que rompía mis entrañas, entre suspiros profundos y callados nos sometíamos al dolor, callándolo con amor, sin dejar ni un momento de confortarme, nadie va a quererme así, Morfeo me tiene, me quiere.
Largo rato de silencios ahogados entre suspiros rotos, gemidos mordidos y huesos rotos, no quiero despertarme, sigo con él. Me acurruco en su pecho, me abraza a la altura de los hombros, me aprieta contra su pecho, me hunde en su mirada y me come el alma a besos.
“No te despiertes nunca, no quiero verte llorar mas.” Me decía entre susurros… siempre contare con él, mi amigo, mi amante, mi dueño fiel. No me voy a separar, ni ruido, ni hambre, ni dolor me apartaran, todo le doy y no usara nunca nada que pueda dolerme, todo le doy porque sabe mantenerme cerca de él, todo me da si sabe amarme.
No hagáis ruido, no quiero despertarme…
Octava...

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