Revista En Femenino

Odio los parques de bolas

Por Lamamadeunabruja @mamadeunabruja
Ayer tuvimos la celebración trimestral de los cumples del cole, y tal como había previsto me resultó un auténtico horror.
De verdad, no sé quien ideó eso que se llama parques de bolas pero tenía muy mala leche, muy mala leche y mucha visión de negocio eso está claro, porque los precios de estos sitios... 15€ me dejé allí con las dos en dos horas y a la pequeña no la pusieron merienda. Que me pregunto yo, qué necesidad tenía de gastarme eso en una tarde sin más.
El concepto de diversión que se vende en estos sitios no me gusta nada, 40 niños metidos en jaulas saltando y gritando sin parar no me parece ni sano. Mucho rollo con hacer los cumpleaños conjuntos para que estén todos los de la clase y al final vamos a un sitio donde cada uno va jugando a su bola y como mucho con sus amigos de parque de diario. Hacer una actividad conjunta ahí dentro es totalmente imposible...
Por otro lado yo no soy capaz de relajarme ahí, también es verdad que yendo con la pequeña tengo que estar con mil ojos para que no acabe debajo de veinte niños más mayores, porque por muy acolchado que esté todo yo no veo más que peligros por todos lados. El tema del aforo es otra de esas cosas que me rallan... supongo que hay un número máximo de niños que pueden entrar pero una vez que están dentro quién controla que no estén todos en la misma "piscina", es acaso posible dividirles equitativamente para que cada uno tenga su espacio vital no invadido?? Yo he visto avalanchas de personitas contra un fondo de pelotas que me han agobiado mucho.
Odio los parques de bolas
Luego está el tema de las meriendas, en el momento álgido se les dice que tienen que salir para merendar, claro... cuando están más nerviosos vas tú les cortas todo el rollo para sacarles unos bocadillos más secos que la mojama y pretendes que se los coman!! ja, ja y ja. Y más cuando en la misma bandeja de los bocatas les dejas su sección de chuches y su batido de chocolate... lo dicho, todos los bocadillos con algún mordisco suelto, o a la basura o al buche de los progenitores que pululamos por allí viendo "qué monos" son nuestros niños... Vamos, que el tema de la merienda se podría obviar totalmente y llevarles ya merendados.
A los padres generalmente se nos acina en "la cafetería" a no ser que seas una pringadilla como yo que no tengas con quien dejar a la pequeña y no puedas salir de la zona de juegos. Una cafetería en la que tienes que gritar como en cualquier garito a las tres de la madrugada y en la que por supuesto te cobran las cervezas como si fuera un bar de copas, total saben que tres meses después estarás allí de nuevo por cojones. Por supuesto ya no vamos a hablar de que tienes que compartir ese momento cervezas con gente que en cualquier otro momento de tu vida no lo harías ni de coña, porque vamos a ser sinceros... hay otros padres con los que congenias a la perfección y con los que te lo pasas hasta bien (ayer el papá de las brujas me dijo que tenía pendiente una cerveza con otros dos padres para terminar una conversación de fútbol que habían dejado a medias), pero otros... mejor no sigo.
Llega el momento de irse y tus hijos están poseidos, no hay forma humana de sacarles de ahí sin amenazas, chantajes o berrinches varios. Por fin salen con una sudada que ni en una sesión de spinning y tú pensando cuántos virus nuevos pulularán en ese momento por su organismo y cuántas bajas va a haber en clase en los próximos días. Y vuelta para casa donde todavía queda lidiar con los baños, cenas (o colacaos en mi caso) y cuentos antes de dormir...
Ayer volvíamos en el autobús, la bruja mayor y su amiga sentadas juntas con un aspecto que yo las visualizaba perfectamente volviendo con la misma apariencia dentro de diez años de San Fermín en un autobús similar...
Lo dicho, LO ODIO

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