Video: Los cristofascistas de Hazteoir en connivencia con el Partido Popular y la delegada del Gobierno del Madrid prohiben la procesión atea que se iba a celebrar en Madrid en Semana Santa
Dejar en manos del gobierno del PSOE la defensa de los derechos civiles tiene el mismo peligro que abandonar a una clase de parvulitos en el Vaticano y esperar encontrarlos media hora después con el virgo intacto.
La Delegada del Gobierno que permite manifestaciones fascistas contra la Ley de la Memoria Histórica cada 20N, que mira hacia otro lado cuando salen a la calle los ultras a celebrar el asesinato del menor Carlos Palomino, y que no tiene inconveniente en que la carcundia nacionalcatólica grite cual posesa en plena orgía cristofascista insultos y amenazas violentas contra homosexuales o abortistas, ha decretado que durante una semana al año, la ley solo protege a los cristofriquis.
Los cristofascistas para rematar el día han llevado a los tribunales a los organizadores de la procesión atea, donde han sido recibidos por una juez simpatizante de la causa nacionalcatólica. Yen Sevilla han hecho lo mismo con las juventudes socialistas por un cartel. Vuelve la Inquisición.
Dentro de poco igual nos presentan el mapa de la Agencia Estatal de Meteorología (ojalá les diluvie desde que saquen el primer santo hasta que metan el último) de esta guisa:
Los cristofascistas tienen el poder no durante una Semana, sino durante todo el año, de pasar por debajo de tu casa como hacen en la mía a primeros de Junio recitando hechizos en forma de oración con un megáfono a las 6 de la mañana para que se entere todo el que está durmiendo de lo friquis que son
Mientras adoctrinan a los jóvenes del pueblo -San Vicente de la Sonsierra- donde grabé el siguiente vídeo en la superchería de que se convertirán en hombres el día que cojan una madeja que hace de látigo con las dos manos y, balanceándola entre las piernas, se golpeen la espalda por encima del hombro alternativamente, a izquierda y derecha, durante unos 20 minutos entre 800 y 1.000 veces y terminen pinchándose sus heridas. Esto también se hace en Irán.