[6/10] La cámara de Jan Ole Gerster baja a las calles de Berlín para recoger, en un blanco y negro muy contrastado, un día de la vida de Niko. Él es un joven abúlico y un poco perdido en el mundo, sin trabajo ni estudios, sin familia ni relación estable, sin apoyos ni proyectos. Su fracaso existencial engulle su tarjeta de crédito y le niega un café, y hasta una vieja amistad del colegio… acaba convirtiéndose en una nueva frustración. “Oh boy” es la sobria y atinada radiografía de una generación desencantada que lucha contra la nada o que se ahoga en ella porque carece de ánimo y alicientes. En la vida de Niko todo es tristeza, pero el director deja un resquicio a la esperanza con nuevo día en el que, por fin, conseguirá un café… aunque sea solo, es decir, en soledad.
Muy premiada en Alemania y con la etiqueta de paradigma del nuevo cine alemán, la película de Gerster mira de refilón a la Nouvelle Vague y a su búsqueda de la realidad sin artificio, sigue a los personajes con una cámara móvil y se mete en las nimiedades de su vida cotidiana. Sin embargo, frente a la aspereza y desarraigo de los personajes de “Al final de la escapada” -el guiño de la escena inicial es claro-, aquí Niko se nos presenta como un joven de buen corazón, sensible y cargado de rectas intenciones. No faltan tampoco los chispazos de comicidad a la hora de tratar una realidad deprimente, con una distancia que permite mirar a este vagabundo emocional con cierto punto de compasión y empatía. Parte de la culpa de ello la tiene Tom Schilling, que da alma al solitario personaje con una interpretación contenida pero elocuente.
El equilibrio entre la crudeza de la vida y la poética mirada de su protagonista hacen que la cinta se saboree sin que el paladar se estrague, aunque deje un regusto de tristeza. Destaca una preciosa fotografía que encuentra en su contraste esa misma lucha por sobrevivir a un entorno urbano que parece un basurero -muy oportuna la referencia que se introduce a “Taxi Driver”-, donde todos los ciudadanos deambulan sin rumbo con heridas del alma o del cuerpo, sin pasado ni futuro. Como decíamos, al menos nos queda el consuelo de que Niko conseguirá su café y que el nuevo día quizá no sea tan negro como el que se ha terminado. “Oh boy” es, en definitiva, un ejercicio de estilo y un trabajo conceptual de calidad, más recomendable para cinéfilos que para un público amplio, pues su historia mínima e interior no invita a giros de guión ni a sorpresas argumentales llamativas.
Calificación: 6/10
En las imágenes: Fotogramas de “Oh boy”, película distribuida en España por Surrtsey Films © 2012 Schiwago Film. Todos los derechos reservados.
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