Iba, bueno en esta ocasión íbamos, ya que no estaba sólo, con la ilusión de encontrarnos un otoño en todo su esplendor, con esos tonos ocres, la niebla cubriendo el bosque dándole ese toque de misterio y encanto, por el contrario lucía un sol radiante, una temperatura de veinticinco grados y ni rastro de agua. Las condiciones meteorológicas eran las idóneas para unas vacaciones junto a la playa y no para plasmar el otoño, aunque debíamos intentarlo.
La zona ofrece una gran cantidad de lugares para visitar y poder lograr nuestro propósito como son el puerto de Panderrueda, Amieba, el Refugio de Vegabaños, o la Fuente de los Infiernos. Todos ellos tienen un factor común, que se encuentran rodeados por los impresionantes Picos de Europa y las empinadas laderas tapizadas de bosques de hayas, abedules, robles que aún seguían mostrando ese color verde propio del mes de mayo en vez de los tonos ocres típicos del otoño.
Poco a poco o como alguien dijo "foto a foto", el fin de semana pasó. Otra salida en la que independientemente de las fotos sacadas, he disfrutado de un buen ambiente rodeado de compañeros de afición, donde aparte de tratar temas de fotografía, hemos reído, y disfrutado de las comidas típicas de la zona tanto de calidad como de cantidad.
De regreso a Madrid paramos para sacar unas fotos a una de las mayores elevaciones de la Montaña Palentina con 2.450 metros estoy hablando del Pico Espigüete.