En 1987, el director ruso Nikita Mikhalkov se fue a rodar a Italia su película más especial, Ojos negros, un relato basado en algunos cuentos del escritor ruso Antón Chéjov (como La dama del perrito), lleno de tantos matices que sentiremos su carácter romántico, enigmático y misterioso. La historia que se nos cuenta es la de Romano Patroni (Marcello Mastroianni), un arquitecto italiano que contará la parte más emotiva de su vida a un comerciante ruso llamado Pavel Alexander (Vsevolod Larionov) al que conoce en el restaurante del crucero en el que se dirigen a Italia. Ya que Pavel se ha casado hace poco, Romano recuerda algunos momentos de su matrimonio con Elisa (Silvana Mangano), una única heredera de un banquero italiano con la que se dispuso a vivir en una gran mansión, ocupándose ella de los negocios familiares y él acomodándose a su vida de placeres servidos, olvidándose del gran proyecto que tenía en mente. Pero habrá también una intensa historia de un amor no olvidado que entrará en escena para dejar huella en el caballero ruso y en el espectador.
Como curiosidad, el hermano mayor de Mikhalkov es el director Andrei Konchalovsky, conocido más bien por su colaboración con Andrei Tarkovsky y sus películas de acción en Hollywood, como Tango y Cash (1989). Gratamente, Mikhalkov ha logrado una mayor reputación en su carrera cinematográfica. Sin ir más lejos, Ojos negros fue aclamada en todo el mundo, recibiendo Mastroianni el premio al mejor actor en el Festival de Cannes y la nominación a un premio Óscar por su actuación. En 1991, Mikhalkov dirigió Urga, el territorio del amor, una interesante historia, aunque bastante irregular, rodada en algunos momentos como si fuera un documental, en la que unos mongoles conocen a un ruso que trabaja para hacer una carretera que lleve hasta la frontera entre Rusia y China. Recibió el León de Oro del Festival de cine de Venecia y fue nominada a los premio Óscar como mejor película en lengua extranjera. En 1994, realizó otra de sus obras cumbres, Quemado por el Sol (pero esta es otra historia para la semana que viene). "Ojos negros es un viaje precioso a la magia del cine, en el que gracias al portento del director ruso y a la simpatía que irradia siempre el gran Marcello Mastroianni, no olvidaremos jamás".
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