Revista Libros

"OLGA” de Bernhard Schlink

Publicado el 08 agosto 2019 por Marianleemaslibros

“Yo creía saber por qué a la señorita Rinke le gustaban los cementerios. A lo largo de su vida había perdido a tantas personas cuyas tumbas le resultaban inaccesibles o desconocidas que paseando por entre tumbas de extraños tenía ocasión de hablar con sus muertos. Y no me costaba nada entenderla: a mí también me gustaba visitar la tumba de mis abuelos para recordarles todo lo que les debía y decirles que los echaba de menos.
Pero cuando le conté todo esto a la señorita Rinke, resultó que para ella los cementerios eran otra cosa. Resultó que no conversaba con sus muertos entre las tumbas de los extraños. Si le gustaban los cementerios era porque allí todos eran iguales, los poderosos y los débiles, los pobres y los ricos, los queridos y los desatendidos, los que habían triunfado y los que habían fracasado. Todos estaban muertos y nadie podía ni quería ser más grande de lo que era: allí las ambiciones exageradas ya no existían.”
Olga nace en la parte este del imperio alemán a finales del siglo XIX, sobrevive a dos guerras mundiales y muere en extrañas circunstancias. Su vida, a caballo entre dos siglos, transcurre marcada por la historia. De familia pobre, es criada por su abuela tras la temprana desaparición de sus padres; más adelante se enamora de Herbert, un joven de una clase social superior, cuya familia se opone a la relación.
Deberán mantener su amor en la clandestinidad y después la relación quedará marcada por la distancia, porque Herbert, llevado por el entusiasmo de las guerras coloniales de Bismarck, decide alistarse en el ejército. Viajará por África y por América del Sur y más tarde formará parte de una expedición polar, mientras Olga se queda en casa y le escribe cartas.
Bernhard Schlink (6 de julio de 1944, Bielefeld, Alemania) es un escritor y jurista alemán que también es profesor de historia de la ley en Universidad Humboldt, Berlín, desde enero de 2006.
Su carrera como escritor comenzó con novelas policíacas teniendo como protagonista a un personaje llamado Selb (juego de palabras con Yo Mismo).
Su primera novela se llamó "Auto-castigo".  "El nudo gordiano", ganó el premio Glauser en 1989. En 1995 publicó "El lector" (Der Vorleser), una novela parcialmente autobiográfica, con la que ganó varios premios y que se convirtió en un éxito de ventas en Alemania siendo traducida a 39 idiomas y adaptada al cine en 2008 por el director británico Stephen Daldry.
En España se han editado: “El lector” (cuya primera edición apareció en el año 1997), “Mentiras de verano” (2013), “Mujer bajando una escalera” (2016) y “Olga” (2019).
¿De qué va la novela?
La novela narra toda la vida de Olga Rinke, con el trasfondo histórico de las guerras coloniales de Bismarck en el imperio alemán de finales del siglo XIX. Una Olga que se quedó huérfana de muy pequeña y fue educada y adoptada por su abuela que vivía en el campo (en Pomerania) y que creció siendo una niña sumamente observadora, que se hacía constantes preguntas sobre todo lo que veía y ocurría a su alrededor.
En aquel nuevo hogar, a Olga todo le resultaba extraño: tras la gran ciudad, el pueblo y los anchos paisajes; tras el colegio de niñas con un sinfín de clases, la escuela mixta con una única aula; tras el bullicio de Silesia, la calma de Pomerania; tras el cariño de la vecina, la reserva de la abuela; tras todo el tiempo libre para leer, el trabajo en el campo y en el huerto.

Su abuela siempre fue con ella muy reservada, arisca, fría e incluso pretendió cambiarle su nombre eslavo por uno germano, aunque ella nunca se dejó, siempre se negó rotundamente. En Pomerania, Olga conoció a dos hermanos: Herbert y Viktoria, hijos de uno de los hombres más ricos del lugar. Ni Viktoria ni sus padres la aceptaron debido a la diferencia de clases.
Los dos hermanos poseían la osadía propia de quienes no han tenido que sufrir ni temer ninguna desgracia en la vida. Para Herbert y Viktoria, la curiosidad y admiración con la que Olga se interesaba por su mundo resultaba irresistible. Lo poco que tardaron en hacerse amigos de ella fue una demostración de lo solos que estaban, aunque no lo supieran.

Por el contrario, Herbert se sintió desde el principio muy atraído por ella, en realidad ambos se atraían y comenzó entre ellos una relación que siempre estuvo prohibida, un amor que siempre debieron mantener en secreto. Olga y Herbert podrían haber sido muy felices, seguro, incluso en la clandestinidad de su amor, pero la ambición desmesurada de Herbert y sus ansias continuas de explorar y vivir siempre al límite sin importarle lo que dejaba atrás, sin pensar en nadie, convierten la existencia de Olga en un “lo que pudo ser y nunca fue”, en una espera continuada para estar con él tan solo unas horas o unas pocas semanas, resignándose, aceptando esa vida que le ha tocado y que en realidad no desea.
Ninguno de los dos sabía nunca cuándo podría estar cerca del otro; sus encuentros eran siempre inesperados, sus abrazos, apresurados, sus promesas de amor, cargadas de angustia.

La acepta porque verdaderamente quiere estar con él, aunque él nunca esté, porque cada vez que regresa a casa, a Herbert le consume la inquietud por volverse a ir, por seguir explorando quién sabe qué, por perderse en el Ártico o quién sabe dónde.
El desierto. . . Quería excavar fuentes y construir fábricas en el desierto de arena, y explorar un pasaje y conquistar el Polo en el desierto de hielo, pero era demasiado ambicioso, y además era todo hablar por hablar. No quería hacer nada en el desierto, más allá de perderse. Quería perderse en la distancia. Pero la distancia no es nada. Quería perderse en la nada.

Y ella consume sus días siempre anclada en el pasado, ejerciendo de maestra o de costurera, escribiéndole continuamente cartas de amor, cartas que tal vez nunca lleguen a leerse. Pudiera parecer que sí, pero en realidad Olga nunca está ni ha estado sola, la gente la aprecia: sus alumnos, el pequeño Eik que es como un hijo para ella con el que siempre mantiene una relación muy especial y Ferdinand, el hijo pequeño de una familia para la que trabaja. Porque es una mujer excepcional, especial, que sigue siendo curiosa, conversadora, pero con la que al mismo tiempo los silencios nunca resultan incómodos y que trata a todo el mundo de forma comprensiva, paciente, sin exigirle nunca nada.
"Olga" es la segunda novela que leo de este autor alemán y también es el segundo Bookish que recibo, el de Julio.

Mujer bajando una escalera” me gustó mucho también. Ambos son libros cortitos (Olga tiene 254 páginas), que se leen rápido, sobre todo si como a mi consiguen engancharte. “El lector” es quizás su obra más conocida, aunque yo no la he leído (sí vi hace tiempo la película en la que Kate Winslet ganó el Oscar a Mejor Actriz en 2008, que por cierto me encantó).
Aquí tenemos tres partes bien diferenciadas: en la primera, un narrador omnisciente nos empieza a contar la vida de Olga desde que era pequeña, su relación con Herbert y sus viajes. La segunda nos cuenta el punto de vista de Ferdinand respecto a su relación con Olga desde que ella empieza a trabajar en su casa (durante los años cincuenta) y por último, las cartas que ella le envió a Herbert durante su expedición, cuyo contenido nos desvelará alguna que otra sorpresa inesperada y nos ayudará a completar la visión de los personajes y de la historia en general.
Schlink reconoce sentir fascinación por los protagonistas femeninos y eso es algo que se nota tanto en “Mujer bajando una escalera”, como en “Olga” y además, se intuye que el autor conoce bien el alma femenina, sobre todo en la parte epistolar.
Os cuento una curiosidad: parece que el personaje de Herbert está basado en un explorador alemán real, que se perdió en el Ártico en 1912: Herbert Schröder-Stranz.
¿Qué me ha parecido? ¿Me ha gustado?
Sí, me ha gustado. La historia no es que me haya resultado tremendamente adictiva, pero es cierto que esa prosa del autor tan cuidada y delicada, te incita a seguir conociendo la vida de Olga, lo que le deparará el futuro y cómo terminará su relación con Herbert. Lo que más me ha gustado ha sido el personaje de Olga, inolvidable: una mujer comprensiva, apasionada, paciente, optimista, culta, fuerte y valiente, que nunca pierde la esperanza de volver a ver a Herbert. Una mujer que te inspira cierta lástima, porque pasa su tiempo esperando y esperando, aceptando que lo único que va a obtener de Herbert va a ser algún pequeño retazo de felicidad y no puedes evitar preguntarte e imaginarte como habría sido la vida de Olga si hubiera tenido la posibilidad de vivir una vida de pareja normal y estable.

Tuvimos que aprender a esperar. Hoy todos vais en coche y en avión y habláis por teléfono y pensáis que el otro está siempre disponible. Pero, en el amor, el otro nunca está disponible. A pesar de la resignación con la que la señorita Rinke rememoraba las ausencias de Herbert, el anhelo que la inmensidad interminable provocaba en él seguía contrariándola.

Si tuviera que ponerle alguna pequeña objeción: en algún momento durante la lectura, el tema político, las descripciones sobre el colonialismo alemán y las guerras coloniales de la época, me han resultado un poco aburridas, pero ello no le ha restado interés a esta obra y a la hora de valorarla, ya que en general me ha gustado mucho.


Resumiendo: “Olga” es una novela que trata un amor imposible enmarcado en la historia de Alemania durante el siglo pasado, en sus ansias colonialistas  el surgimiento del nazismo y sus derrotas en las dos guerras mundiales. Una novela que toca temas como el clasismo, el racismo y la intolerancia, la fidelidad, la aceptación, la amistad verdadera, el valor de los silencios en las conversaciones. Pero "Olga" también es un personaje muy complejo y maravilloso, de esos que no se olvidan fácilmente y dejan su huella en el lector.


“El silencio es algo que se puede aprender y con él, la paciencia que acompaña el no decir nada”
“Lo que hace que dos personas congenien no son sus cualidades, sino el amor”

A pesar de mi pequeño "pero" sin importancia, mi puntuación es la máxima y os animo a conocer a Olga, seguro que no os defraudará, a mi no me ha defraudado:

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