La visión de los cuadros de
Olivier de Sagazan nos lleva a un oscuro casi brutal mundo que condena, metafóricamente, la condición humana como la degradación, lo que distorsiona y ataca a su propio rostro, las dificultades internas del espejo, el artista pone de manifiesto la fragilidad y la debilidad presente en todos nosotros.
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