Unos pocos días antes de la dimisión de la presunta encubridora del pederasta, El País hacía un perfil de la vicepresidenta del gobierno regional: los dos sintagmas más destacados son el de "lideresa indomable" y el de "cacería de la derecha", todo ello aderezado, claro, con pedigrí del bueno ya que nació en Alemania ("donde vivían sus padres, miembros del PCE y exiliados") y se comprometió joven, como la gente comprometida de verdad ("se afilió al Partido Comunista a los 15 años, poco después de regresar a España") y que ha crecido en un ambiente de izquierda culta ("Creció oyendo hablar de política, pero también de poesía").
De lo de que vivía con un pederasta, ni rastro, por cierto...