Revista Diario

Olvidos bipolares

Por Chak

En qué pensaba hace tan sólo un segundo atrás. No lo sé. Se me olvidó apenas pensé en escribirlo. En serio, se me olvidó para que empecé a escribir. Me pasa todo el tiempo. Siempre.

Me estoy bañando y pienso en lo que voy a hacer durante el resto del día, y apenas cierro la llave y todo se me borra.

Por buenas o malas que sean las ideas, todas se me escapan. Es una especie de maldición, una disfunción de mi cerebro que se resetea cada dos minutos, haga falta o no. Y si pude tener una chispa, como supongo a muchos les pasa, de pronto estoy totalmente en blanco.Cierro la llave de la regadera y ya no sé qué sigue. Miro a todas partes y trato de rehacer los pensamientos, la línea que llevaba, el camino que creí haber trazado.Y así todo el día, en todo momento. En el trabajo si no anotó cada una de las instrucciones, planes, procesos, simplemente se me olvidan.Y en la familia, igual. Apenas mi esposa empieza a pedirme cosas en el super, lo tengo que anotar, si no, pasan al cajón del olvido.Estas líneas comenzaron con una idea totalmente diferente a esto, pero decidí cambiar el plan, como pasa con mi vida cada vez que la ruta es bloqueada, interrumpida o interceptada por cualquier cosa que me desvíe. Algo normal en los últimos 15 años.

Lo que menos me gusta de esta circunstancia es que cuando logro retomar el hilo, cuando hallo el camino que tenía fijado antes de perderme en mis propios pensamientos, entonces me doy cuenta de que en realidad no era tan buena idea, no es lo que realmente quería, no es lo que verdaderamente quería. 

Es una pena, una pérdida de tiempo, energía y ánimo enorme y lamentable.


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