Revista Comunicación
Quien fuera que dijo que el humor feminista no era divertidísimo se equivocaba. Aquí tenemos One Day at a time, una sitcom protagonizada por tres mujeres cubanas que ayuda a entender temas importantísimos mientras te echas una risas.
(Sin spoilers):
One day at a time es la mejor sitcom que he visto en mucho tiempo, porque nos demuestra que se puede hacer humor sin ofender y sin ser irrespetuoso con nadie. Que, aunque muchas series de hoy en día lo encuentren difícil, no es imposible. No hay ni una sola escena de One day at a time en la que no me haya reído a carcajadas y no ha sido a costa de la dignidad de ninguna persona. Creo que es importante que apoyemos este tipo de humor y que acabemos con el que hace sentir mal a la gente.
Y es que es de una de estas series familiares y acogedoras a las que tanto estábamos acostumbrados durante los años 90 y 2000, pero refrescante a la vez. Tratando de temas tan importantes que no creo que ninguna sitcom los haya tratado antes (el mansplaining, salir del armario, la inmigración, la brecha salarial...)
Esta maravillosa comedia está protagonizada por Penelope, una enfermera que estuvo en el ejército, madre divorciada de dos adolescentes, Elena y Alex. Los cría con la ayuda de su madre Lydia y de su vecido Schneider, que a veces supone más una carga, pero nos gana con su encanto.
Para mí, lo más importante es la relación entre Lydia, una abuela cubana tan tradicional como atípica; Elena, la hija social justice warrior, y Penelope, una madre que solo quiere lo mejor para su familia. La serie trata básicamente del día a día de estas tres generaciones de mujeres cubanas, sus problemas y sus muy diferentes formas de ver el mundo. Porque es normal que por su edad y por sus experiencias tengan opiniones opuestas, pero al final son familia y se quieren y se intentan comprender las unas a las otras. Es muy dulce, de verdad. Otro de los temas principales en la serie es hasta qué grado una familia originaria de Cuba que vive en Estados Unidos conserva sus raíces culturales. Aquí también tenemos una diferencia generacional. Mientras que Lydia tiene clara su identidad cubana, Penelope está entre los dos mundos y Elena prácticamente es una adolescente estadounidense que ni sabe hablar español.
Por último, One Day at a time tiene solo trece capítulos de 20 minutos que no os durarán más de tres días. Está renovada para una segunda temporada. Y os va a encantar, tanto si sois feministas formadas, como si os apetece disfrutar mientras aprendéis.
PS: sí, es una sitcom feminista. Trata la sororidad entre mujeres y bastantes términos feministas, por no hablar de que Elena se autodefine como social justice warrior. No, no hay otro término que pueda utilizar. Por si acaso.
Victoria (@_TheEastWind)