No, mi obligo no es el ónfalo del mundo.
No, mi barriga vacía no hará que la humanidad muera por inanición.
No, mi angustia no hará zozobrar el universo.
No, mi miedo no asustará a toda la gente.
No, con mi agotamiento no desfallecerá el país.
No, mi ceguera no hará que se apague el sol.
No, el ardor en mi estómago no incendiará la Amazonia.
No, mi muerte no será el fin del género humano.
No midas los pasos de la humanidad por el cansancio de tus pies
La rueda se inventó ni necesidad de que tú participaras
Y el mundo aún existirá cuando de ti no queden ni cenizas.