Estos días están de actualidad nuevamente los los Online Pass, o en castellano, números de serie únicos e intransferibles para poder jugar online a algunos juegos en consola.
Aunque ya se ha hablado largo y tendido sobre el tema, esta vez viene a raíz de la publicación del nuevo Mortal Kombat, que ha dado mucho que hablar por la implementación de este sistema.
Desde la industria se nos dice que es un método para acabar con la segunda mano, que es un tema que les preocupa, y no con poca razón: no es una cuestión de ética, ni de control de mercado. Simplemente son empresas y quieren un trozo del pastel.
Este pastel, aunque la expresión debiera ser “bizcochito del tamaño de Nueva York”, lo han creado las cadenas de videojuegos como Game o GameStop, y representa casi el 50% de sus beneficios. Incluso otras cadenas no centradas en videojuegos, como FNAC, se han subido al carro de la segunda mano.
Y no es de extrañar, porque es un beneficio absolutamente limpio, directo e imposible de controlar: se compra un juego por X y se vende por X+20.
En la imagen el bizcochito, las distribuidoras, las tiendas y el usuario. El usuario es el negro.
Y, como es obvio, las distribuidoras no ven con buenos ojos que un tercero haga negocio con sus productos sin ver ellos nada. Pero ¿cómo luchar contra la segunda mano, así en general?
El método más evidente sería penalizar, de algún modo, a estas cadenas de tiendas, pero ya se sabe: donde se come no se caga. Y si hay que hacer un GameFest con ellos, pues se hace, porque son empresas y el que se mueve no sale en la foto.
Yo lo entiendo, de verdad: están ahí para ganar dinero y se necesitan unos a otros.
El problema es cuando, lejos de hacer algo contra el verdadero culpable del gran bizcochito, se carga contra el eslabón que menos resistencia opone: el usuario.
Y es que el usuario es siempre el que acaba pagando el pato, pero ojo, el usuario legal. El pirata, que tampoco se iba a comprar el juego de todas formas, encuentra la manera de evitarse los problemas y, tras diez minutos de juego, devuelve el DVD a la torre de encima de la mesa. Pasa con los DRM y pasa con ésto.
"MEh Lo VoI a BaJaR iHguAl, PrImOoOoOh"
Pero no, no tengo intención de discutir si los códigos son buenos, son malos, o qué.
Y no lo haré porque es una guerra que ya hemos perdido.
En PC luchamos en esa guerra hace tiempo, y no sólo la perdimos, sino que nos pasamos al enemigo.
Hace más de una década que en PC tenemos esos códigos, señores, y nadie ha dicho nada. ¿Recordáis el código de Diablo 2 para BattleNet? Ya lo veníamos sufriendo desde hacia tiempo y nos acostumbramos. Nos acostumbramos tanto que cuando sacaron los DRM con número de activación e instalaciones limitadas todo quedó en una pataleta de la que nadie se acuerda. Nos acostumbramos tanto que a nadie le extraña que un juego sólo se pueda instalar en tu PC y necesites conexión a Internet para poder jugarlo.
Sí, nos quejamos mucho y protestamos en los foros, en Facebook, en Twitter… pero seguimos comprando los juegos y ahora esas protecciones son parte de la vida del jugador. Del jugador legal, claro.
Y lo hemos llevado hasta tal punto que arrasamos con las ofertas de Steam a la primera oportunidad, comprando el derecho de uso de un puñado de datos en formato digital que no podemos tocar ni prestar, y que nunca adornarán la estantería.
Somos los mismos que hace diez años protestábamos por Steam, el Starforce y el SecuROM.
El sistema anticopia más invasivo de la historia: a mí me reventó un lector de DVD
Pero la cosa va a más cuando compras un juego como Total War: Shogun 2 y ves que no necesitas más que el número de serie para activar el juego en Steam, pudiendo tirar los DVD. Los míos jamás han salido de la caja edición limitada. ¿Sabéis que es el contenido limitado? Un código de Steam.
Ahí es cuando te das cuenta de lo fútil del formato físico, que no es más que un trozo de plástico en una caja, pues sin el código sólo es un posavasos serigrafiado.
Querían controlar por completo la distribución y lo lograron.
En PC hemos llegado a eso, y no somos pocos los que, bien por motivos de espacio bien por motivos de precio, apoyamos la distribución digital: Steam, GoG, GamersGate…
Lejos queda el poder dejar un juego a un amigo: ahora se lo regalamos por Steam.
Gabe las paga con mi dinero. Y bien que me parece.
Nosotros hace tiempo que perdimos esa guerra y la hemos convertido en una característica, ansiosos por el ARG de Portal 2 o esperando la última actualización de Left 4 Dead.
Es más, nosotros nunca tuvimos la opción de comprar el juego y luego el Online Pass aparte.
Y ahora os llega a vosotros, a los jugadores de consola, el mismo método que tenemos en PC desde hace más de diez años.
El PC, el PC, el PC.
Y el resultado será el mismo: creer otra cosa es engañarse. Sereis asimilados.
Ya teneis los códigos de contenido adicional, como en Gears of War 2 o Mass Effect 2; ahora están poniendo los códigos Online Pass, como Need For Speed Hot Pursuit 2… en la próxima generación de consolas será un código y conexión a internet para poder jugar al juego lo que necesiteis.
Nosotros ya lo hemos visto antes y ahora lo vereis vosotros. Y de poco habrán valido las llantinas en foros y grupos en Facebook mientras seguís comprando los juegos, porque ahí es cuando ya habéis perdido.
No busqueis culpables fuera, coño.
Y sí, querais o no, en cinco años estareis comprando cajas de DVD con una tarjeta con el código dentro, en el Game. Porque no pidamos que adapten su modelo de negocio, por supuesto.
La indolencia es un arte en la red.
Cuando las distribuidoras pusieron DRM / me quedé callado; / yo no era pirata. / Cuando empezaron con los códigos online / permanecí en silencio; / yo no jugaba en red. / Cuando llegaron con los códigos de contenido descargable / no dije nada; / yo no los usaba nunca. / Cuando exigieron conexión activa a Internet / No pronuncié palabra; / siempre tenia la consola conectada. / Cuando sólo me vendieron un código / ya sólo quedaba un grupo en Facebook protestando y a nadie le importó.