Hace unas semanas salió una nueva versión del navegador Mozilla Firefox, la 38.0. Entre otras características, se añadió por defecto la integración con Pocket, el popular servicio para guardar documentos que queremos leer más tarde. Este servicio es muy útil para cuando vemos un artículo y no podemos leerlo o queremos repasarlo más tarde, pero no cumple con las licencias open source, es decir, es propietario. Por otro lado, firefox ha anunciado que utilizará los tiles de las nuevas pestañas que abrimos para mostrar anuncios basado en el historial de navegación.
Ambas noticias, como no podía ser de otra forma, han prendido como la yesca en verano entre la comunidad de amantes del open source, y ha generado un gran debate, dando lugar a un montón de artículos que atacan de forma gratuita a la fundación Mozilla y a su navegador. Pero ésto no es nada nuevo, desde que al mundo es mundo, o mejor dicho, desde que Internet llegó al público general, se ha venido planteando duros debates en los cuales la gente ataca a diferentes ejemplos del software propietario: que si Windows, que si Microsoft Office, que si MacOsX, Google Chrome, etc.
Y es que el open source promete ser algo idílico, casi utópico: un mundo donde siempre controlas todo lo que pasa, nadie te espía mediante puertas traseras u otras técnicas, el software es gratis (ni os imagináis los ataques que genera este simple y único argumento)… En definitiva, que como decía Homer Simpson: “soy un hombre mágico, del país feliz, de la casa de la gominola, de la calle de la piruleta”. La gente suele poner cosas que ponen los pelos de punta, tales como: “Microsoft son unos rateros, venden su sistema muy caro”, “Apple instala virus en sus equipos”, “El software libre mata la imaginación y la libertad de los usuarios”; y cientos de otras lindezas que me sorprende que pueda haber tanta ignorancia disfrazada de sabiduría por el mundo. Puede que las frases no sean esas exactamente, pero dicen lo mismo.
Se de muchos (demasiados) que prodigan a los cuatro vientos las bondades del software libre y critican sin pensar al software de Microsoft o Apple, sintiéndose muy orgullosos de utilizar Linux, lo cual les convierte en personas que (“solo”) utilizan software libre. Sin embargo, esas mismas personas, tienen móviles con Android, su Linux es un Ubuntu (sistema realmente estupendo que yo utilizo como principal, pero que incluye bastante software propietario además del libre), leen pdfs, escuchan música en formato mp3, ven vídeos en mp4 o avi, tienen facebook, twitter, instagram, navegan utilizando Google Chrome… Eso señores, divide a la gente que conozco y defiende el software libre a capa y espada, en 2 grandes grupos: los hipócritas y los ignorantes. Los hipócritas son aquellos que sabiendo que todos estos servicios son 100% contrarios a la filosofía de la Free Software Foundation (FSF), lo utiliza, callan y ni se plantean dejar de utilizarlo debido a los grandes perjuicios (incomodidad sobre todo), que esto les ocasionaría. Los ignorantes son aquellos que ni siquiera sabes qué es la FSF, o qué son los 4 principios del software libre. Algunos de éstos segundos, como mucho han oído hablar de Richard Stallman, pero la mayoría ni eso.
He de decir en este punto, que yo suele defender el software libre por encima de otras opciones, y que a veces tomo el pelo a algún conocido que use windows lanzando ciertas puyas contra éste sistema. Sin embargo ésto no quiere decir que odie esos sistemas propietarios (mis ataques a Internet Explorer no son en relación al tipo de licencia, sin a su funcionamiento), es como el que cuenta un chiste racista y es amigo de un negro, o el que cuenta chistes sobre judíos pero no es nazi. Personalmente utilizo lo que más me conviene y cuando lo necesito: tengo dual boot en mi portatil, con Windows 8.1 y XUbuntu, leo y genero PDFs, escucho música en el formato que más cómodo me resulte en cada caso, utilizo Android en mi teléfono, algunos trabajos los hago con Microsoft Office, etc. A pesar de todo me considero Linuxero, ya que es mi sistema principal y el que utilizo en 99% del tiempo (sin contar con el trabajo que debo utilizar lo que me dan allí).
Personalmente considero que el software libre nos da cosas que el propietario nunca podrá darnos. Pero tampoco me cierro al uso de herramientas propietarias si me van a facilitar la vida y puedo pagar las licencias. Un profesor de la universidad nos dijo que “no debemos ser kamikazes y debemos utilizar la herramienta que mejor se adapte a nuestras necesidades y más fácil nos resulte de utilizar”. Sin embargo la gente, especialmente en Internet, y aún más en las líneas de comentarios de blogs, sí que es muy kamikaze, defendiendo a capa y espada sus preferencias y afirmando que lo suyo es mejor, poco menos que por que sí. Y el primer kamikaze es Richard Stallman, del cual, si habéis visto alguna entrevista de él, habréis visto que es muy intolerante con el software propietario. Algunas de sus ideas son muy correctas, pero, por lo general, las lleva a un nivel que llega a chocar con la mayoría de la gente.
Hagamos un esfuerzo por tener una visión más amplia y con mejor perspectiva para poder ser más productivos, eficientes, y auto facilitarnos las vida.
El artículo Open Source: una historia de radicales, ignorancia y mucha hipocresía apareció por primera vez en Instinto Binario.