Revista Ciencia
El pasado sábado 27 de abril, al salir a la calle, en la acequia que hay justo delante de nuestra casa, había una pata ( Anas platyrrhynchos) con seis patitos recién salidos del huevo a los que Jorge Serrano les hizo la foto que encabeza esta entrada. Esto suponía un problema, ya que los patitos no podían salir de la acequia, y estaban a punto de quitar un entibo (pequeña presa realizada con tablas en la acequia con el fin de desviar el agua hacia un campo para regarlo). Esto supone un aumento considerable del caudal. Los patitos serían arrastrados aguas abajo donde existe un sifón muy profundo que pasa por debajo de la autopista y posiblemente la pata habría perdido a su prole. Había que actuar pronto, capturando a la pata con sus patitos para llevarla a otro lugar, pero la posibilidad de que la pata huyera y dejara a los patos era un riesgo. Decidimos que en vez de capturar a la pata, lo mejor sería que se capturase sola. De este modo, abrimos una tajadera (compuerta deslizante que permite la entrada de agua a un campo) y tras ella pusimos un transportin de mascotas. Paseando tras la pata y sus patitos, que se desplazaban a lo largo de la acequia, al llegar a la altura de la tajadera abierta, al ver una escapatoria los patitos se introdujeron dentro y la pata inmediatamente después. Cerramos el transportin, pero en último momento un patito se salió escondiéndose entre la vegetación del campo, que era una maraña de zarzas (Rubus ulmifolius), cañas (Arundo donax), carrizos (Phragmites australis) y una gran cantidad de herbáceas. Fuimos para casa, cerramos el transportin con cuerdas y después lo pusimos en las proximidades del lugar donde se había perdido el patito, de modo que él fuese sólo hasta el mismo, dentro del cual estaba la madre y sus hermanos. Al principio, los patitos piaban, que era la intención, para que el fugitivo acudiese a la llamada de sus hermanos, pero una advertencia de la pata fue suficiente para que estuviesen el resto del tiempo en silencio.
Quedó Belén de guardia para capturar al patito si aparecía antes de que fuese visto por alguna urraca (Pica pica) que pudiera capturarlo. Mientras, los demás nos fuimos a comer. El patito salía a un pequeño charco de menos de un metro cuadrado, se bañaba y nadaba, pero cuando iba a ser capturado se escondía rápidamente y era imposible de localizar. Cuando comimos, Quique y Lucía hicieron el relevo y Belén vino a casa. Yo me acerqué con una red, pero Quique vio al patito en un hueco y lo capturamos a mano.
Una vez toda la familia en el interior del transportín los bajamos al río Gállego donde puestos en libertad, esperamos que lleguen todos a la edad adulta. Mi sobrina Marta hizo un vídeo del momento de la suelta...