
La alarma se había disparado cuando la bebé pesaba 800 gramos. La parte intermedia del bronquios estaba paralizada, lo que hinchaba el pulmón e impedía el desarrollo correcto del mismo, ante lo cual los médicos accedieron a la zona y, con un láser, la desobstruyeron y conectaron las otras dos vías aéreas para que el pulmón pudiera crecer de forma normal.
Dos años después, se ha hecho pública la intervención de la que fue objeto la pequeña Alaitz ('alegría' en vasco), que ahora tiene 20 meses y hace vida completamente normal. Sólo uno de cada 550 embarazos presenta anomalías fetales, y uno de cada 10.000 sufre esta anomalía congénita, que se caracteriza por una lesión en los bronquios, que lleva a la insuficiencia respiratoria.
Las imágenes en televisión eran de lo más elocuentes. Ante las terribles noticias de eutanasias de niños en Holanda, amparadas en el Protocolo de Groningen y de infanticidios nada más nacer, ésta ha sido una noticia de lo más gratificante. Es todo un canto a la vida. Enhorabuena a los padres de Alaitz y a todo el equipo médico que lo ha hecho posible.