Dos mujeres sostienen un mundo donde los cuidados están en ruinas. Gladys, desde su eterno confinamiento en la casa donde trabaja como interna. Ima, en eterna espera frente al mar hasta que otro barco rompa sus redes. Las dos tienen trabajos no reconocidos en los que las obligaciones las invaden hasta no dejar espacio a sus propias vidas. No importa la hora a la que suenen sus teléfonos. Gladys no puede contestar nunca, Ima está obligada a responder siempre. Las dos tienen que dejar la familia atrás. Espacios que son trabajo, trabajos que son casas y casas que no siempre son hogares. Los recuerdos de sus vivencias se entrelazan en un relato sensorial que nos conduce hasta una pregunta; ¿en manos de quién está que la situación cambie?
Hondarrak de Paula Iglesias y Marta Gómez es un cortometraje documental que une imágenes, sonidos y testimonios de manera poética y visual.
Repleta de simbolismos que unida a la narrativa de la historia resulta muy atractiva para el espectador.
Gladys e Ima son dos mujeres que están incompletas, que atrapadas en sus vidas gritan a través de los huecos, cosen las redes intentando unir los fragmentos de sus vidas.
Una frente al mar con la libertad que da esta inmensa masa de agua, pero con el teléfono en mano y la otra entre cuatro paredes esperando esa campanilla o esa voz que la llama.
Dos mujeres que sacan adelante sus hogares, pero que no pueden descansar o vivir plenamente. Gladys tiene miedo de salir de esas cuatro paredes e Ima espera su jubilación.
Ima y Gladys tienen vidas separadas, pero sus miedos, ilusiones y recelos son los mismos.
En el documental aparecen muchas metáforas visualmente atractivas y elementos que complementan a la historia de una manera fantástica.
Me gusta la manera en la que aparece una imagen y las narradoras van contando cosas o cuando el silencio acalla esas historias, los sonidos son los que nos hacen pensar respecto a lo que estamos viendo.
Hay en elemento en común en sus vidas, pero algo tan esencial como es el teléfono cobra un importante significado en la narración y en la producción.
Paula Iglesias y Marta Gómez han utilizado imágenes oníricas para dar paso de la historia de Ima a la de Gladys, pero también para pasar del mar al taller en el que reparan las redes o desde fuera hacia dentro de la casa de Gladys.
Un documental cuyos colores me han llamado la atención y es que en Hondarrak todo este hilado perfectamente y nada esta dejado al azar. La cromática en algunos momentos es oscura, pero luego cuando la cámara enfoca a esa pared con goteras o a ese reloj varia a colores más cremas.
Ese contraste de colores resalta el documental en muchos aspectos.
En conjunto, la combinación de simbolismo y narrativa en este documental resulta muy atractiva para el espectador.