Cuando Julia comienza a estudiar Criminología en la universidad, uno de sus profesores percibe enseguida que la inteligencia de la joven destaca por encima de la de los demás y decide plantearle un controvertido ejercicio: analizar el caso de Pedro Juncosa, un psicólogo que murió ahorcado cinco años atrás. Todo parece indicar que aquel hombre se quitó la vida, pero la opinión del profesor y las posteriores investigaciones que hace le generan muchas dudas a Julia. ¿Realmente fue un suicidio? ¿Qué queda de aquel crimen si no fue una muerte voluntaria?
Este nuevo caso altera, sin desearlo, todo lo que la chica tiene a su alrededor, incluida su historia de amor. Además, su inseparable amigo Emilio conoce en la universidad a una extraña joven que le recuerda a Aurora, la chica invisible, quien esconde un complicado pasado. Y Vanesa, que se ha recuperado completamente y trabaja ahora en el hotel de sus padres, recibe una visita inesperada que le complicará la existencia.
Está visto que Julia, Emilio y compañía no pueden vivir tranquilos.
En este tercer tomo de la saga La chica invisible los acompañamos en su primer año de universidad: nuevas rutinas, nuevos problemas, nuevos amigos, nuevos sentimientos y... un nuevo caso que resolver.
Julia ha empezado la carrera de Criminología y uno de sus profesores le propone un ejercicio extra para subir nota. Tiene que analizar un caso real antiguo, que se cerró como suicidio, para sacar sus propias conclusiones. Julia acepta y se pone enseguida a trabajar, pero muy pronto se dará cuenta de que ese trabajo es algo muchísimo más complejo y que terminará involucrando a muchas más personas de las que se esperaba.
Mientras tanto, Emilio está conociendo a una chica nueva que le recuerda a alguien de su pasado y que le complicará bastante la vida, pero que también sacará la parte más generosa y entregada del chico de cabello azul.
Una de las cosas más interesantes de la novela creo que es cómo el autor ha sabido integrar en un solo libro esa trama principal de misterio y novela negra, con esa otra parte de novela juvenil pura, en la que los personajes se enfrentan a los cambios, a las dudas, a los malentendidos, a los sentimientos y a todas esas nuevas experiencias propias de cualquier persona de su edad.
Como ya nos tiene acostumbrados Blue Jeans, el ritmo de la novela es ágil, ameno, escrito con un tono cercano, con muchos diálogos y ese toque tan personal que consigue que reconozcas la pluma del autor de manera instantánea. Además, el texto está salpicado de pistas y ganchos, para que te piques contigo misma y no seas capaz de dejar de leer hasta que logres descifrar el misterio (si es que lo consigues). También aparecen unos cuantos cameos de viejos conocidos que segurísimo que sacan una sonrisa a los seguidores más veteranos de los libros del autor.
La única pega que tengo que ponerle es la repetición de las mismas informaciones varias veces a lo largo de la novela, algunas de ellas intrascendentes para la trama, incluso en alguna ocasión en párrafos consecutivos. Es cierto que no es una cosa grave, pero, en un libro tan largo, estas repeticiones me sacaban momentáneamente de la lectura. Afortunadamente, el ritmo de la narración servía para compensar y conseguía engancharme de nuevo enseguida.
La promesa de Julia me ha gustado mucho y he disfrutado la lectura. Para mí, es la novela más completa de Blue Jeans hasta la fecha. Ya esta trilogía era mi favorita de este autor y creo que no podría tener mejor desenlace. Además, después de leer el epílogo, me da la sensación de que con este libro, de algún modo, ha cerrado un círculo que abarca más allá de la trilogía en sí misma. No sé. Ahora nos toca esperar para descubrir con qué nos sorprende la próxima vez.