Revista Cultura y Ocio
28 abr. 2017
Salí entusiasmada, maravillada, con una sonrisa de oreja a oreja, con una sensación que hace mucho no sentía al salir de ver una obra de teatro, que aún no puedo explicar, pero seguro que todos los que os acerquéis "la ternura"lo sentís. Una comedia que abre el ciclo de comedias de Shakespeare en el Teatro Abadía, una primera toma de contacto con el dramaturgo inglés en este género por mi parte, que si es este director y este elenco son quienes vuelven una comedia de este tipo, con los ojos cerrados me voy a verlos. Tenía la sensación de que Alfredo Sanzol, era el mismo Shakespeare dirigiendo y creo que ni Shakespeare lo hubiese la mitad de bien que el gran Sanzol. Pero parte de culpa,de que el espectador se meta en situación desde el primer segundo y forme parte de forma indirecta de esta obra de teatro es el increíble elenco formado por: Paco Déniz, Elena González, Natalia Hernández, Javier Lara, Juan Antonio Lumbreras y Eva Trancón.
No puedo todavía describir lo que este elenco hace al público, creo que lo van transformando lentamente conforme va pasando la trama. Al principio se oyen tímidas risas, pero casi a la mitad de la obra, el espectador se ríe a carcajada limpia, pero a su vez es capaz de ver que todos los personajes han sufrido una transformación, que lo que sentían, pensaban y creían al principio ha cambiado. Pues el público a su vez sufre ese pequeño cambio junto al gran elenco. Un detalle que me ha enamorado ha sido la música, la escenografía y también, la utilización de todo el escenario para el desarrollo de la trama. Es que creo que si me pongo a decir más cosas de la ternura, no pararía y sería capaz de escribir más y más, pero lo que quiero es que no perdáis ni un solo segundo y vayáis a ver una de las obra de teatro de Madrid que estoy segura que causará sensación. A Alfredo Sanzol, darle las gracias por hacer una obra de arte, como la ternura, tan llena de detalles que la hace única. Al elenco por hacernos vibrar y mostrarnos lo que llaman "magia" sobre el escenario. Repetiría una y mil veces más.
Salí entusiasmada, maravillada, con una sonrisa de oreja a oreja, con una sensación que hace mucho no sentía al salir de ver una obra de teatro, que aún no puedo explicar, pero seguro que todos los que os acerquéis "la ternura"lo sentís. Una comedia que abre el ciclo de comedias de Shakespeare en el Teatro Abadía, una primera toma de contacto con el dramaturgo inglés en este género por mi parte, que si es este director y este elenco son quienes vuelven una comedia de este tipo, con los ojos cerrados me voy a verlos. Tenía la sensación de que Alfredo Sanzol, era el mismo Shakespeare dirigiendo y creo que ni Shakespeare lo hubiese la mitad de bien que el gran Sanzol. Pero parte de culpa,de que el espectador se meta en situación desde el primer segundo y forme parte de forma indirecta de esta obra de teatro es el increíble elenco formado por: Paco Déniz, Elena González, Natalia Hernández, Javier Lara, Juan Antonio Lumbreras y Eva Trancón.
No puedo todavía describir lo que este elenco hace al público, creo que lo van transformando lentamente conforme va pasando la trama. Al principio se oyen tímidas risas, pero casi a la mitad de la obra, el espectador se ríe a carcajada limpia, pero a su vez es capaz de ver que todos los personajes han sufrido una transformación, que lo que sentían, pensaban y creían al principio ha cambiado. Pues el público a su vez sufre ese pequeño cambio junto al gran elenco. Un detalle que me ha enamorado ha sido la música, la escenografía y también, la utilización de todo el escenario para el desarrollo de la trama. Es que creo que si me pongo a decir más cosas de la ternura, no pararía y sería capaz de escribir más y más, pero lo que quiero es que no perdáis ni un solo segundo y vayáis a ver una de las obra de teatro de Madrid que estoy segura que causará sensación. A Alfredo Sanzol, darle las gracias por hacer una obra de arte, como la ternura, tan llena de detalles que la hace única. Al elenco por hacernos vibrar y mostrarnos lo que llaman "magia" sobre el escenario. Repetiría una y mil veces más.
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