Revista Psicología

Oposición rima en consonante con Inquisición II

Por Jcarlosbarajas @kurtgoedel2000
Antes de leer este artículo se recomienda leer la primera parte del mismo, en el que se definía al proceso de selección de personal mediante oposiciones y se revisaban sus características generales. En este artículo se presta atención a aspectos particulares del proceso que se quedaron en el tintero por no hacer del artículo anterior un texto extenso en exceso.
Oposición rima en consonante con Inquisición II
El tribunal
Como se dijo en el artículo anterior el tribunal  de unas oposiciones es el órgano colegiado encargado de poner los exámenes, corregirlos, puntuar las notas y, en general, gestionar todo el proceso. También vimos que está formado por funcionarios expertos en las materias que se necesitan para evaluar a los candidatos.
Están constituidos por un presidente, vocales y un secretario y suele nombrarse un tribunal suplente con una configuración parecida. De tal forma que cuando llegan las sesiones públicas, que suelen ser diarias y pueden alargarse semanas o meses, las dos formaciones del tribunal participan. Como se trata de un trabajo extra, los miembros del tribunal cobran unas dietas por su participación en el mismo, es decir, no son amateurs, son profesionales.
El presidente tiene una función moderadora pero realmente el opositor no aprecia diferencias a la hora de examinarse, todos suelen preguntar y el que resulte más duro no tiene por qué ser el presidente, a veces lo es una joven de aspecto angelical o un anciano al borde de la jubilación de aspecto noble y venerable. Quizás la figura más diferenciada sea la del secretario. Podríamos afirmar que nuestra civilización se halla en decadencia y podríamos observar muchos signos que nos lo confirman, por ejemplo, la pérdida de valores, la pérdida de la educación y de la urbanidad, la pérdida del “usted” a favor del proletario “oyes tú” y mil cosas más. Pues bien, uno de esos signos es la función del secretario de un tribunal. Esto antes lo hacía el bedel.
Es gracioso que si lees a José María Chico y su “Oposita que algo queda” puedes observar que leer los nombres en voz alta y avisar a los opositores que se van a examinar, comprobar la identidad, preocuparse por que no le falte agua al opositor o al resto de los miembros del tribunal (1), hacer las fotocopias, repartir papeles a diestro y siniestro y demás funciones mecánicas del tribunal las realizaba antes el bedel y ahora lo hace el secretario. Quizás sea por esto por lo que la función del secretario la desempeña un recién llegado al Cuerpo, un funcionario de las últimas promociones. ¡Qué pérdida de caché!, ¡qué falta de personal!, el neoliberalismo como se puede ver amenaza cada espacio de nuestra existencia por mínimo que sea. Aunque hay reconocer que el secretario, una vez comienzan las preguntas, pregunta como los demás.
Un opositor que se precie debe estudiar no sólo el temario de la oposición sino que debe estudiar también a los miembros del tribunal. Debe estudiar sus biografías, sus especialidades, sus entrevistas en los medios especializados, sus preferencias. En Internet se pueden encontrar cantidades ingentes de información al respecto gracias a San Google. Si los miembros del tribunal tienen cuentas en las redes sociales el opositor debe hacerse su seguidor, con el fin de estudiar sus frases, comentarios, ideas. Todo esto servirá para hacer un perfil de cada miembro del tribunal, para saber por dónde irán las preguntas pero, sobre todo, para saber cómo orientar las respuestas.
Pero esto es de ida y vuelta. Los opositores tienen la sospecha de que los miembros del tribunal se meten en sus foros, escudriñan sus comentarios, ven por donde van las sospechas de las intenciones del tribunal para ver por dónde pueden sorprender. No me extrañaría lo más mínimo, en la guerra todo vale.
 ¿Hay enchufes bifásicos y trifásicos en las oposiciones?
En primer lugar quiero decir que en las oposiciones en las que me he presentado no he visto ni oído nada extraño, nada a lo que acogerme para excusarme cuando he suspendido ni que ocultar cuando he aprobado, por lo tanto no soy quien para dudar de la honradez de los tribunales que me han examinado. Dicho esto, he sido testigo en algunas ocasiones en estos veintisiete años que llevo en este negocio – porque a veces tengo la virtud de confundirme con el ambiente y estar sin quererlo en sitios en los que no debería haber estado – de cosas muy raras.
Estas cosas raras  tienen que ver más con la prestidigitación que con el aparente incumplimiento de las normas. Nunca he observado un incumplimiento flagrante de las mismas. Tú sabes que la chica maciza que acompaña al mago o el fornido y apolíneo ayudante que acompaña a la maga no puede ser partidos por la mitad con una sierra, más que nada porque el cuerpo humano tiene varios litros de sangre que en estos casos no aparece por ninguna parte y la sangre es sustancia muy dada a salpicarlo todo. Sabes que hay truco pero no sabes cómo. Este es el tipo de cosas que a veces suceden. No te puedes explicar algunos resultados.
Yo nunca he participado en un tribunal. Una vez me nombraron para uno. Mi jefe me dijo, “te he puesto en el tribunal suplente para el puesto de talycual”, “¿y qué tengo que hacer? – dije yo que era entonces muy nuevo – “nada, el tribunal suplente no se va a reunir”. Y esto fue toda mi intervención. Más bien pobre. Por cierto era el secretario suplente.
Pero menos mal que no me nombraron nunca. Soy esencialmente empático y tiendo a ponerme en el lugar de los demás. Esto me hace débil en el mundo que nos hemos dado a nosotros mismos. Si me pongo en el lugar de un miembro del tribunal, a mi me sería muy difícil abstraerme de las presiones si un compañero de promoción me dijera que a ver que podía hacer por su primo que su madre está muy mala y no querría dejar este mundo sin dejar colocado al niño, o simplemente, que desde la subsecretaría de marras o desde la asociación profesional de mi Cuerpo se me dijera que había que primar un determinado perfil de candidato. Lo reconozco creo que podría caer en el pecado. Así que menos mal que son otras las personas elegidas, con superior entendimiento y mayor grandeza moral que yo. El sistema está a salvo.
Y para terminar este apartado, después de muchos años de ser espectador mudo – y a veces malhadado protagonista - de estos procesos de selección, tengo la impresión de que cuanto más general es una oposición más difícil es que ocurran cosas raras y cuanto más particular, afecta a menos gente y están implicados menos organismos, más probabilidades hay de que pase algo que no te puedas explicar.
 La promoción  interna
La promoción interna no existe, es como ese éter que decían los físicos del siglo XIX que era la sustancia que rellenaba todo lo que no estaba ocupado por la materia. La promoción interna y la carrera administrativa están recogidos en la normativa laboral de los empleados públicos como conceptos directores pero es algo formal, en realidad no existen. Vamos a aclarar todo esto.
En el artículo anterior ya vimos que los funcionarios pertenecían a un grupo (A1, A2, B , C1 y C2), dentro de cada grupo hay un rango de niveles jerárquicos que se pueden ocupar, cada puesto de la administración está asociado a uno de esos niveles. Por tanto un A2 puede ocupar puestos de niveles desde el 20 al 26 y a eso se reduce su carrera administrativa. Y, ¿qué tiene que hacer un A2 para ocupar un puesto 28?, pues la respuesta os sonará: ¡oposiciones!. Y, ¿que tiene que hacer un C1 para alcanzar un puesto 24?, pues eso ¡oposiciones!.

Oposición rima en consonante con Inquisición II

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Por lo tanto carrera administrativa hay, pero circunscrita a los niveles que el grupo al que perteneces tiene asignados. En cuanto llegas al nivel máximo reservado para tu grupo, cosa que suele ocurrir cuando todavía eres joven y tienes aspiraciones, pues sólo te quedan dos vías: la oposición o la resignación. Con la resignación ves como tu sueldo se reduce permanentemente haya bonanza o crisis económica o careces de incentivos pues tu trabajo siempre será del mismo tenor. Con la oposición te metes en la dinámica que describimos en el artículo anterior, que tampoco es para tirar cohetes.
Bien para solucionar este problema, las mentes pensantes han inventado lo que se llama oposiciones de promoción interna, en este caso vertical porque queremos ascender a un cuerpo perteneciente al grupo superior. También la hay horizontal pero hablaremos de ella un poco más adelante.
Las oposiciones del C2 al C1 no las regalan pero bueno, son digeribles. Las del C1 al A2 son más difíciles pero bueno, están dentro de un orden. Pero las oposiciones del A2 al A1 son de campeonato. Para mí, en esto hay muchas opiniones, son tanto o más difíciles como si concurrieras al mismo Cuerpo desde la calle, por eso hay tanta gente de dentro que se presenta por fuera.
Algunos dirán que suelen quitar un ejercicio o parte del temario y esto representa una ventaja, ¡qué duda cabe!. Se quita porque se supone que la experiencia previa en la administración proporciona ese conocimiento que se pretende medir con esos ejercicios o temas que se quitan. Precisamente por eso, para mi no representan una ventaja. Ventaja sería si me quitaran la parte más ardua del temario o el examen más difícil.
Pero por el contrario, siempre sacan muy poquitas plazas y el ratio plaza/candidato suele ser peor que si te presentas por fuera y en segundo lugar, ¡qué Dios me perdone!, pero siempre me ha parecido que los tribunales han sido más duros con los de dentro que con los de fuera. ¿Por qué?, bueno cuando veamos las cuestiones sobre el cierre social volveremos sobre el asunto (2).
Una vez tuve el dudoso honor de presentarme a las oposiciones al Cuerpo Superior de Administradores Civiles, lo que en realidad fue una de las mayores equivocaciones de mi vida. Había diez plazas de promoción interna, en el primer ejercicio quedamos 10 candidatos, tantos como plazas, después del cuarto y último sólo quedaron 2 que evidentemente ganaron la oposición, quedaron 8 plazas libres. No digo que yo lo mereciera, ¿pero es que ese año sólo había 2 personas capacitadas para merecer la promoción en toda la administración?. Me cuesta creerlo. En 2007 se presentaron 42 candidatos para 9 plazas, aprobaron 2 quedaron libres 7. En 2008 se presentaron 49 para 15 plazas, !aprobó 1!, quedaron libres 14. En 2009 sólo se convocaron 3 plazas a las que se presentaron 37 candidatos y aprobaron 2 quedando tan sólo una libre. Es decir, en 4 años se convocaron 27 plazas de promoción interna, se presentaron unos 200 funcionarios de grupo A2 y sólo se cubrieron 7 plazas. En el mismo período las oposiciones de acceso libre cubrieron casi todas las plazas. ¿Es o no es para sospechar que algo pasa?.(3)
El Tribunal Constitucional publicó una sentencia por la que definía una serie de funciones en la administración que debían ser desempeñadas por funcionarios de carrera. Muchas de estas plazas estaban ocupadas por contratados laborales. Así que se han organizado oposiciones para que esta gente concurra al mismo puesto en el que estaba trabajando, simplemente cambiando su situación de contratado a funcionario, pues el trabajo seguiría siendo el mismo. Son las oposiciones de promoción horizontal.
La vox populi suele decir que son un regalo. Yo no estoy de acuerdo. En primer lugar porque haces una oposición para trabajar en el mismo puesto que ya desempeñas, lo que es cuando menos kafkiano. En segundo término porque hasta dónde yo he podido ver, no las han regalado, digamos que son de las que si estudias apruebas pues – al fin y al cabo – se trata de sacar un 5. Por lo tanto se puede afirmar que si han sido más asequibles que las oposiciones de promoción vertical o las de los que vienen desde la calle.
El interés corporativo
Hace unos pocos años asistí a una conferencia que impartió el presidente de una asociación profesional de un Cuerpo Superior, es decir A1, a los que nos íbamos a presentar a las oposiciones a ese Cuerpo.
En lo primero que nos dijo ya no estuvimos de acuerdo. Nos señaló que esas oposiciones, estudiando, se aprobaban. Debía ser que él había hecho las mismas oposiciones muchos años antes, porque a esas alturas, la oposición no se ganaba sólo con estudiar. Eso sirve para la universidad donde el objetivo es sacar un 5, pero no para una oposición. Hay que estar más preparado que la mayoría de los candidatos y tener suerte.
A continuación dijo literalmente: “tenemos la oposición que queremos, estamos muy contentos con como está organizada, con las pruebas y con el nivel que se exige” – volvió a repetir – “estamos contentos con la oposición que tenemos y no la vamos a cambiar”. Lo tengo apuntado en mis notas (4).
Esta declaración de intenciones deja claro dos cosas. En primer lugar que es el Cuerpo – y no la administración - el que decide cómo es la oposición y el que decide cuándo y cómo quiere cambiarla. Y, en segundo lugar, que si el Cuerpo controla a la oposición, controla también el acceso a dicho Cuerpo según sus intereses. Habría podido decirlo más alto pero no más claro.
Y el caso que describimos no es ni mucho menos una excepción sino un ejemplo más de algo muy estudiado en sociología: el cierre social. Desde un punto de vista intuitivo se puede pensar que, una vez pasada la oposición, perteneces a un club cerrado con sus deberes y privilegios y deseas que se controle el acceso al mismo para evitar que la cosa se desmande (5).
Desde un punto de vista sociológico, Parkin (6) define el cierre social como el proceso mediante el cual las colectividades sociales buscan ampliar al máximo sus recompensas limitando el acceso a los recursos y oportunidades y a un número restringido de candidatos. Ello supone la necesidad de designar ciertos atributos sociales o físicos como bases justificativas de tal exclusión. En el caso de los grupos profesionales, los procesos de cierre social se despliegan a partir del credencialismo, que es la forma fina que tenemos los sociólogos de calificar a la “titulitis”. No se trataría de buscar tanto la eficacia en un servicio o función como limitar y controlar la oferta de aspirantes a una determinada ocupación con objeto de presentar o mejorar su valor en el mercado. Por supuesto este cierre social tiene como contrapartida estrategias de usurpación practicadas por los agentes excluidos del proceso.
Por tanto, el caso de los cuerpos superiores de funcionarios no es excepcional, están formados por grupos profesionales muy estructurados, con tradición colegial y aplican estos mecanismos clásicos de control de acceso muy del gusto de este tipo de profesiones. Los cuerpos correspondientes a los otros grupos están mucho más desestructurados, tienen menos tradición colegial y no tienen capacidad para imponer su propio sistema de selección.
Ahora podemos intentar contestar a la pregunta que nos planteábamos cuando hablábamos de la promoción interna. Por lo que sea, supongo que porque el personal del subgrupo A2 está ya maleado y es más difícil de reciclarlos al estilo propio del Cuerpo Superior, existe una clara resistencia a facilitar el acceso de los mismos al A1. Veremos cómo evoluciona este fenómeno en los próximos años.
Una buena pregunta al hilo de lo que estamos comentando es si hay reproducción social entre los funcionarios, es decir, si el funcionario padre o madre acaba teniendo a sus hijos funcionarios de su mismo cuerpo o de otro parecido. No tengo datos al respecto, no he visto estudios empíricos que nos permitan extraer una conclusión y me muero de ganas por poder hincar el diente a un estudio así, por lo que si hay un lector que conoce uno que me lo diga.
Ahora, churumbeles funcionariales, haberlos haylos. En el Cuerpo Diplomático, que es el que mejor conozco fuera del mío, hay varias dinastías. Evidentemente esto pasa más  en los Cuerpos con más tradición. Los hijos cuentan con toda la información, influencia y el bagaje de los padres, yo suelo - con relación a esto - contar un chiste malo, y es que “en el parto de estos muchachos lo primero que sale es el “García de Enterría” (7), luego la cabecita y los hombros del bebé”. Ahora bien para ser justos debo decir que conozco más de un caso de hijos de altos funcionarios que no han conseguido pasar la oposición y, para ser más justo todavía, los pocos de estos altos funcionarios que conozco en esta tesitura sé que son ejemplos de honestidad, cosa que por ejemplo no suele ocurrir con los políticos a la hora de colocar a los retoños, ¿verdad?.
El mercado paralelo
En esto de las oposiciones existe un negocio paralelo. Es el de la formación o preparación para los exámenes. Aquí coexisten dos categorías, la formación por parte de academias especializadas y la formación por preparadores.
Hay academias que están especializadas en impartir formación específica para oposiciones específicas. Quizás las más famosas sean Adams y CEF. La mayoría de las academias dan formación para los Cuerpos auxiliares y técnicos de los subgrupos C1 y C2, oposiciones a la Guardia Civil y al Cuerpo Nacional de Policía y otras similares. El caso de “el CEF” – como es conocido en los ambientes opositores – es especial, se atreve con todo, prepara para los Cuerpos generales superiores. También cumplen con una función editorial, publican libros, manuales y temarios para oposiciones específicas, hay que decir que con desigual suerte, no todo lo que se publica es bueno, aunque a veces es único, es decir, es lo único que hay para poder prepararte.
Lo de los preparadores se estila más en oposiciones a los Cuerpos superiores. Suelen ser opositores de años anteriores que aprobaron recientemente y están al día. Corrigen los defectos a la hora de exponer en público, ensayan con el opositor hasta la saciedad la exposición oral de los temas, lo que se conoce como “cantar” los temas, ensayan y corrigen los simulacros de exámenes escritos y dan consejos, reglas, te destripan las trayectorias profesionales de los miembros del tribunal. Son duros. Desconfía si un preparador no es duro contigo si eres un opositor pues no te está preparando bien, porque el tribunal en su día será más duro todavía.
Parece que lo más recomendable es empezar en la academia para hacer lo más corto posible el aprendizaje básico, es decir, el que realizas el primer año que te presentas y, posteriormente, contratar los servicios de un preparador afamado, recomendado por otros opositores, a ser posible que hayan aprobado con él. Y si puedes compaginar ambos sistemas de preparación pues mucho mejor. Cuánta más ayuda especializada recibas mejor preparado estarás.
En cualquier caso, vayas a una academia o compres sus libros o tengas un preparador o hagas ambas cosas, vayas al preparador y a la academia, te gastas una pasta. Al final es mucho dinero. Con lo que el ánima inquisidora de las oposiciones llega a un refinamiento versallesco, veneciano, maquiavélico y se me acaban los adjetivos. No sólo empleas tiempo, esfuerzo, salud o pones en peligro tus relaciones personales sino que encima tienes que realizar una inversión en algo sobre lo que no tienes ningún control, es decir, no tienes ninguna certeza de que vayas a aprobar. Ríete tú del capital riesgo.
No puedo dejar de comentar una iniciativa - que yo sepa - única en todos los Cuerpos de la Administración del Estado. Se trata de Preparatic. En Preparatic se agrupan los miembros de una promoción recién aprobada a título individual. Estas personas han asistido a las sesiones de Preparatic de anteriores promociones e imparten charlas, organizan conferencias, reparten documentación útil con fines a la preparación de las oposiciones al Cuerpo Superior de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones. Todo ello sin ánimo de lucro, tan sólo unidos al compromiso de que quien asiste a Preparatic los años anteriores y aprueba, organiza el Preparatic del año siguiente. Es encomiable.
Y ya por último…
¿Cuándo se dejará de aplicar este sistema de selección de personal?. Parece que la tendencia actual es hacia el Estado mínimo, consecuencia directa de la aplicación de la ideología liberal a ultranza tan de boga hoy en día. Efecto de esta tendencia es que cada vez más ser funcionario representa menos ventajas, de hecho, la única efectiva es la seguridad en el empleo. Dado que esta también está en discusión, si alguna vez los apóstoles de lo privado, los cruzados del mercado libre, los mujaidines del liberalismo acaban con esa seguridad, no habrá ningún incentivo real para que los pobres opositores pasen por el via crucis de la oposición. Supongo que en ese caso, y dado que por muy mínimo que sea el Estado algún funcionario tendrá que haber, tendrán que bajar el listón o nadie se presentará. Ese podría ser el fin de las oposiciones, pero no lo tengo nada claro, me resulta más probable un escenario en el que el funcionariado sea también cada vez más mínimo, cada vez más encerrado en sí mismo, más numantino y , por tanto, al menos en sus escalas más altas, más partidario de sus oposiciones y del control de lo que quede del Estado. Dios nos pille confesados.
Juan Carlos Barajas MartínezSociólogo
Notas:
(1)   Otro signo de decadencia es que, según José María Chico, al tribunal nunca le faltaba una tisana o un café con bollo. Ahora sólo agua del grifo, por lo menos durante las sesiones.(2)   He visto algunos maltratos injustificables en alguna sesión de algunos tribunales. No es que se vaya a pedir un trato de favor por ser compañeros pero he visto formas de tratar al candidato que rayaban en la mala educación. También para ser justos hay que decir que estas conductas son aisladas y corresponden casi siempre a las mismas personas, que han olvidado demasiado pronto que también estuvieron delante de un tribunal.
(3)     Los datos se han obtenido de la página web del Instituto Nacional de la Administración Pública (4)   Para dejar bien claro en qué contexto se dieron estas declaraciones os contaré que se hicieron en un turno de preguntas al final de la exposición. Y que alguien del público le había preguntado que si se iba a cambiar el formato de las oposiciones.(5)   No todos los funcionarios A1 piensan de ese modo. Aquí estamos hablando de una estrategia de grupo, no de posturas personales. Estas estrategias de grupo son una especie de agregado de las estrategias individuales, digo especie por que esto no es del todo exacto ni estamos hablando de una ciencia exacta. En las estrategias de grupo tienen mucho peso la opinión de las organizaciones profesionales, que a su vez están muy influenciada por los líderes de opinión y las personas con peso específico en el gremio. Es decir, a una minoría que establece la estrategia de grupo y una mayoría silenciosa que le da peso corporativo a la estrategia.(6)   Frank Parkin es un sociólogo británico neoweberiano, recientemente fallecido, cuya principal aportación a la sociología es una teoría de cierre social. Parkin afirma que la teoría marxista de las clases sociales estaba marcada por deficiencias graves, sobre todo relacionadas con su concepto explicativo central: el modo de producción. Parkin ataca el excesivo énfasis de los marxistas en los niveles profundos de la estructura, a expensas de los actores sociales, y propone una refundición radical de la teoría de las clases y la estratificación. Propone para ello centrar la teoría en torno al concepto de cierre social. Parkin sigue a Weber en la comprensión de cierre como el proceso por el cual los colectivos sociales buscan maximizar las recompensas al restringir el acceso a los recursos y oportunidades del colectivo a un círculo limitado de candidatos. Esto implica la singularización de ciertos atributos sociales o físicos, como base de justificación de la exclusión. Weber sugiere que virtualmente cualquier atributo de grupo - la raza, el idioma, el origen social, la religión o el credencialismo se puede aprovechar para "el acaparamiento de oportunidades específicas, generalmente económicas". Sin duda, el aspecto más novedoso de la contribución de Parkin es que él quería definir clases en términos de sus estrategias de cierre, a diferencia de la definición de clase con referencia a una estructura de posiciones socioeconómicas que realizan otras teorías de la estratificación anteriores.(7)   Eduardo García de Enterría está considerado como uno de los juristas españoles más notables del siglo XX, es un punto de referencia indispensable en la elaboración de doctrina e investigación sobre Derecho Público en España. Su “Código de Leyes Administrativas” es la biblia del Derecho Administrativo y raramente falta de las estanterías de los despachos de la Administración Pública y de los libros de cabecera de un opositor.
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