Dice Pilar Jericó en su blog, “El Laboratorio de la Felicidad“, que el 55% de los españoles se sienten felices, así como nuestro nivel de optimismo frente al futuro, el cual ha pasado del 25 por ciento del año pasado al 32 por ciento.
Tengo que reconocer que leer estos datos es de lo más motivador aunque las siguientes palabras dan para reflexionar, y mucho: “Si África se siente más feliz que el resto de países con más posibilidades, en algo nos estamos equivocando con el progreso económico.”
Personalmente siento hemos perdido mucho de nuestra esencia natural como personas, sustituyendo lo emocional por lo material, volviéndonos personas insatisfechas e influidas por las comparaciones de quién tiene o es más que yo aunque es posible que todo esté cambiando. Lo necesitamos!
Me encanta como lo explica Pilar Jericó: “La insatisfacción brota cuando vivimos en la comparación con nuestros vecinos o, incluso, con nuestro pasado. Así sucede en las empresas: un empleado estará descontento cuando sepa que su compañero haciendo lo mismo cobra más. La sensación de equidad es intrínseca al ser humano, pero lo que nosotros podemos hacer es cambiar nuestro foco de comparación: en vez de mirar al vecino, mirar hacia dentro. La comparación con el pasado es un camino de infelicidad profunda. “El pasado pasado está”, dice el dicho popular; y en el caso de nuestra felicidad, deberíamos vivirlo a rajatabla. Pero para ello, necesitamos otros modelos, otras referencias. Necesitamos una educación sobre la felicidad, más allá de la que se nos enseña sobre el progreso económico (que está muy bien, no lo discuto, pero que jamás deberían sustituirse).”