Revista Toros
Orejisana en la derecha y rabisaco en la izquierda. Guarismo 9. Con el hierro de la A con la media luna invertida. Esas serán nuestras credenciales a partir de hoy, que el blog pasa a ser añojo. El dos de agosto de 2009 veníamos al mundo de la blogosfera taurina, con los dolores propios de un parto primerizo en estas lides a los que se sumaban los provocados por el estado fraudulento de la Fiesta. Dolores que se van convirtiendo en crónicos.
Un año en dónde no han pasado demasiadas cosas, positivas las menos. Se ha confirmado como maldita aquella corrida de toros apoteósica del 21 S en Barcelona. La Monumental fiambre, Idílico muerto y José Tomás fuera de los ruedos y vivo de puro milagro. El Fundi, que se anuncia todas las tardes con las corridas malditas de verdad es atosigado por las desgracias cuando más cerca tenía la gracia del aficionado. Julio Aparicio y Arturo Macías, tan diferentes, tan respetables, han sido víctimas de la soberanía inmisericorde del Toro, que no hace distinción entre nacionalidades, arte o valor. Otros, como Urdiales, Alberto Aguilar, José Luis Moreno, el otro Aguilar -Sergio- o Frascuelo han recibido las cornadas más duras que se pueden sufrir: las del taurinismo.
En Campo Cerrado, en vez de los atanasios para el ruedo de Madrid ahora pastan terneros que irán a parar a las vitrinas de la carnicería del Mercadona. La ganadería de Hernández Plá, con sus guitarreros, al borde de la extinción. Los coquillas de Sánchez Fabrés, encañonados en la testuz por los pistoleros de Bruselas, agonizan. Los Victorinos se caen, los Miuras salen noblones y los juanpedros siguen vivos.
También han sucedido cosas para recordar, como la despedida del bambino Esplá; la vuelta, para quedarse, de los Cuadri; los toros de la Doña, que cada vez tienen más que torear; las gotitas del perfume Veragua que los Prieto de la Cal derrochan dónde les dejan; los Palhas, empeñados en declararse enemigos públicos número uno de los vendedores de pipas y cacahuetes; la bravura e ilusiones renovadas de los del Conde de la Maza; los triunfos a sangre y fuego de Rafaelillo; la sobriedad hecha toreo de Urdiales; el clasicismo de Moreno o las estocadas en blanco y negro de Curro Díaz. Habrá otras que se nos olvidan, tan importantes entonces no serán.
Muchas gracias a todos los que entran por aquí, ya sea para pedirme la oreja o pegarme un gañafón, que de todo se aprende. Y sobre todo, a todos aquellos que desde la lejanía que dan las teclas y la pantalla me han premiado con su amistad.
Sólo es el primer aniversario, el primero de muchos, muchísimos años, que son los que nos quedan por disfrutar de la Fiesta, mal que les pese a algunos.