Durante todos estos posts, hemos ido desgranando características importantes a la hora de solventar esta sensación de falta de tiempo de la que hemos hablado. Al margen de que la falta de tiempo pueda ser real o más bien una percepción de cada uno, la única manera que tenemos de tomar acción es tener una buena organización del tiempo que alivie esta sensación de inutilidad o de acumulación de tareas, según cada caso.
Aunque hemos descrito algunas de las características generales de cómo tenemos que enfocar una buena organización de tiempo, podemos agrupar aspectos concretos que son importantes.
• Ser realista: Algo que pueda realizar y llevar a cabo, que le resulte práctico. No plantear horarios ni objetivos inalcanzables que más adelante nos causen frustración al no conseguirlos.
• Ser personal: Adaptado a sus circunstancias personales. No existen dos horarios exactamente iguales que sirvan para todo el mundo, debemos dedicarle tiempo a realizar esta tarea de manera exhaustiva y adaptado a nuestras propias necesidades.
• Ser flexible: Si no es posible cumplir el plan, debe revisarlo y hacer las modificaciones necesarias hasta que realmente sea útil. Es preferible empezar con objetivos pequeños y realizables para evitar que, de buenas a primeras, cunda el desánimo.
• Ser constante: Esta es una característica vital. Si no se cumplen los tres requisitos anteriores, será difícil de cumplir. Se debe evaluar la planificación del tiempo con honestidad y realismo, empezando con objetivos fáciles y a corto plazo. Adquirir un buen hábito en el desempeño de ciertas actividades precisa constancia y dedicación.
• Ser previsor: las personas no somos máquinas ni funcionamos como un reloj. Por eso, se debe prever un tiempo muerto que le ayude adaptarse a circunstancias imprevistas: algo con lo que no se contaba, algo nuevo, cualquier cosa que le pueda surgir repentinamente.
• Hacer descansos: Por supuesto, la duración de los descansos estará en relación con los tiempos de actividad. Nunca debe hacer descansos demasiados largos, ya que si no para cuando tenga que reanudar sus actividades habrá perdido las ganas y dejará de hacer cosas.
Una planificación que cumpla todos estos criterios le ahorrará tiempo, que podrá dedicar a otras actividades. Ahorrará también esfuerzo y logrará más eficacia. Adquiriendo un hábito más diario de actividad, evitará las palizas de última hora por solucionar algo que debía hacer. De esta manera, lo tendrá todo a punto, rendirá mejor y mejorará su autoestima.
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