


Por supuesto que estudiar órgano supone el plus añadido de tener que hacerlo fuera de tu casa y en este caso un lujo mantener vivo este instrumento de finales del XVIII considerado por muchos como el mejor órgano barroco asturiano, un solo teclado lleno de sonoridades variadas que en el programa elegido por Ignacio Germán González Yagüe (Burgos, 1989) de música renacentista y del primer barroco se adaptaron perfectamente, sin "gemidos" y abarcando una amplia gama tímbrica ayudado en el difícil manejo de los tiradores.


Las mencionadas "salve" permitieron tras escuchar el fragmento gregoriano original disfrutar del "arte de tañer" de Aguilera de Heredia en la Salve de primer tono por de la sol re, sencillez melódica que va engarzando flores bien ligadas sin perder la esencia primigenia, o los cinco versos de la conocida Salve Regina inspiradora de tantos músicos a lo largo de la historia, esta vez del italiano Fasolo, mayor despliegue de registros en cada exposición incluyendo bajoncillos y trompetería.
El "Ave Maris Stella" fue motivo elegido por Cabanilles para su Tiento de primer tono Partido de Mano Derecha sobre el Inno Ave Maris Stella así como Frescobaldi y su Inno, contraposición estilística hispano italiana con un mismo origen y distinto desarrollo, contención castellana y explosión italiana así reflejadas en la interpretación de Germán Yagüe.

Y en un concierto de música renacentista no podía faltar una forma genuinamente española como la "batalla" para poner a prueba el órgano ovetense, Batalha de VI Tom, un anónimo atribuido a Pedro de Araújo que hizo vibrar la trompetería desde la música modal no siempre bien entendida ni atendida. Excelente Yagüe y sus ayudantes en una verdadera guerra y despliegue sonoro antes de las siempre bien recibidas Improvisaciones, cómo no sobre la Salve Regina, supongo que muchas veces cantada como escolano en su Burgos natal en las distintas escrituras (como las de Victoria o Guerrero) que nunca "perdimos de escucha" en todas las variantes posibles, expuestas en ambas manos, jugando con los registros, modulaciones modales que hoy vuelven a sonarnos contemporáneas, el "tactus" como ritmo al servicio del texto, y un auténtico examen final con nota para el organista castellano.
