Orgullo nacional

Desde que empezó el Mundial de Fútbol de Sudáfrica no he parado de hacer comentarios con amigos y familiares sobre lo mucho que me gusta andar por las calles y verlas abarrotadas de banderas de España sin que a esta se le dé un uso político. Y es que desde la pasada Eurocopa la “fiebre Roja” ha conseguido que los españolitos hagamos algo a la vez por una vez además de tomar las uvas.

Me da mucha rabia cada vez que aparecen las manifestaciones de turno con la bandera nacional en representación de un color o de otro. ¡No señor! Usen sus colores para defender sus ideales particulares pero no jueguen con un símbolo que es de todos. Lo mismo pasa con las camisetas, gorras y demás. ¿Quién hace unos años caminaba por la calle con una banderita roja y amarilla cosida al hombro? Hasta hace bien poco la bandera se veía en nuestro país como un símbolo de la derecha, extrema y fascista si me apuran, cuando debe ser todo lo contrario. Cada vez estoy más convencido de aquello que decía Mandela de que el deporte logra unir a las naciones, si no sabes de qué va te recomiendo Invictus, y la Roja lo está consiguiendo a base de goles. Y, hablando de la Roja, siempre aparece el discordante de turno que dice que eso de “la Roja” no está bien porque así se llamaba a la Pasionaria que era de izquierdas. Pues si quieren lo repartimos y cuando jueguen con la segunda equipación los llamamos los “camisas azules” ¡Vamos hombre!En fin, nunca he sido capaz de entender por qué tenemos tanto miedo de exaltar algo que nos pertenece y nos obligamos a aferrarnos a símbolos yankies o de otros orígenes porque son más cool. Supongo que es una herencia de la poca memoria histórica que tenemos, la mala educación que recibimos y el mal uso que se hace aún hoy de ella.   
P.D.: ¡gracias Villa!

Imagen: juegalaroja.com