Revista Cultura y Ocio

Origami. el experimento de metaficción

Publicado el 05 diciembre 2025 por Aurisecular

ORIGAMI. EL EXPERIMENTO DE METAFICCIÓN

De nuevo agradezco a Babelio la posibilidad de conocer a un nuevo escritor y a su ópera prima.

En toda obra hay un autor que crea una historia en la que se mueven los personajes. Imagino que enfrentarse a la página en blanco es más difícil para unos que para otros, sobre todo porque esta página puede ser la antítesis de lo que en realidad representa. El autor puede sentirse constreñido por los límites del papel, sentirse asfixiado en un espacio que no es sino la simulación de una realidad inmensa, a la que se le puede dar la forma que se quiera y donde se pueden introducir los personajes. En ocasiones el autor, indeciso, no sabe por cuál decidirse, y cuando lo consigue no tiene claro qué hacer con ellos; debe pensar entonces en el lector, a quién va a dirigir su obra para que los personajes se muevan en una u otra dirección. O al revés, la finalidad de la creación es que se convierta en un best-seller, por lo que los personajes funcionarán según las expectativas. Parece que con un guion de cine pasa algo parecido. El guionista tiene en cuenta distintas opciones, diferentes actores que podrían resultar efectivos y diferentes acciones que llevarían a la película a ser un éxito. Esto es lo que nos enseña Antonio San Lorenzo en Origami.

ORIGAMI. EL EXPERIMENTO DE METAFICCIÓN

La novela pretende ser un conjunto de conflictos que mantienen los personajes entre ellos y las personas reales que los representan, sobre todo con el autor-guionista. Un conflicto es fundamental, porque permite acontecimientos que marcan cierta tensión, pero Origami está elaborada como una figura de papel, con paciencia, sin apenas sucesos y sin tensión. La novela está caracterizada por la lentitud, los personajes dan vueltas en un espacio blanco en el que no hay tiempo ni espacio conocidos; es como el principio de toda creación. Los personajes apenas luchan en los escasos obstáculos con los que se encuentran. Creo que es porque, en realidad, no está escrito el guion; solo quieren representar 4 papeles que la crítica literaria del siglo XX expuso como fundamentales para los cuentos: protagonista-antagonista-héroe-villano. El interés del lector decae algo al no conectar con esos personajes, en realidad aún no son nadie definido, y al no saber a qué guion atenerse.

El lector no sabe con certeza de qué hablan, por lo que no hay misterio «Quizá, como Fidel, también necesite un periodo de adaptación o, quién sabe, quizá le vendría bien que forzásemos ligeramente la situación. De todas formas, ya veremos qué ocurre cuando las tornas comiencen a cambiar —sugiere misterioso». Pero para que el misterio funcione debe haber un planteamiento claro, mantener la información con pistas —reales o falsas— e ir revelando poco a poco la información.

En Origami podemos asumir el inicio como una serie de personas que no saben dónde están ni por qué. Enseguida conocemos que son personajes y, como aquellos de Pirandello que, en 1921, fueron en su busca para quejarse, estos se dirigen a Armando, el guionista, para que les diga cuál será su papel en la película. Gloria, Fidel y Marco tienen miedo a quedarse en un cajón y no dar el salto a la gran pantalla. Los personajes de San Lorenzo quieren un destino favorable, según sus intereses, pero Armando tiene otros, aunque no cuenta con que ellos pueden actuar de forma autónoma.

ORIGAMI. EL EXPERIMENTO DE METAFICCIÓN

Es la magia de la ficción, cuando estos entes imaginarios se van despojando de la dictadura del autor para moverse libres, estableciendo un conflicto en la situación. Sabemos que no quieren someterse a nadie, pero no conocemos realmente la situación, no conocemos el argumento que quieren vivir, si acaso una escena. Origami, el experimento de metaficción, es algo parecido a la técnica del origami, cuyo objetivo es encontrar serenidad en cada pliegue, en cada giro del papel hasta que nos autoconocemos en profundidad; el origami literario podría tener un giro argumental en cada pliegue, en cada rol que van a representar. Es lo que he echado en falta en esta novela, el construir y reconstruir secuencias hasta llegar a una historia elaborada. Pero no hay escenario, después de dar muchas vueltas, siguen en el espacio en blanco; no he podido entrar en él y ponerme en su lugar, no se me han hecho creíbles, ni los reales a que hacían referencia ni los ficticios, porque son figuras marcadas por un determinismo inicial impuesto por el creador. Siempre hay alguno que confía en que puedan llegar a más, a moverse por sí mismos, «No somos un producto de la imaginación, sino la imaginación en sí misma tratando de abrirse camino». Esto, en teoría, es fabuloso, pero al momento siguiente reconocen que «la historia sigue sin avanzar», una historia de la que no sabemos la trama. Las dudas que tienen los personajes se refieren a si deben, o pueden, actuar como personas autónomas o como personajes, pero no sabemos qué quieren hacer. Ven incluso, en algún momento, ventajas de ser imaginarios «Fuera la vida no concede segundas oportunidades ni permite retroceder para deshacer errores», (algo muy discutible, por cierto).

Incluso Gloria, la famosa actriz, decide olvidar a su prometido real y tener una aventura con alguno de sus compañeros de reparto, llegando a amenazar al elegido cuando este no acepta y, la razón que le da es que en la vida real él no habría tenido esa oportunidad. ¿Por qué? ¿Porque ella es guapa y famosa y él debilucho? ¿En la realidad solo los guapos se atraen entre ellos? En fin, son conclusiones algo tópicas, o mucho, o reflejan una sociedad superficial, y es una pena, «Cualquier otra estrella o aspirante podría encarnar su papel y todo tu esfuerzo sería aprovechado por una Gloria más joven y ambiciosa». ¿Nos dejamos manejar sexualmente por dinero? Espero que no.

Sí es cierto que al final los personajes se dan cuenta de que no son plenamente libres, se sienten intimidados por el guionista o por el productor o por el director o por el público.

Esta es la verdad, al final hay lectores, espectadores, que juzgan a unos personajes y se sienten o no atraídos por ellos. De ahí que no todo el cine sea para todos los públicos. Y, para esta lectora, la novela estaría perfecta con algún pliegue menos en su estructura, algo menos de teoría y algo más de acción… Pero es solo una opinión.


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