Bello, tóxico e ilegal de exportación en la mayoría de los países, el Mercurio es un tema de polémica de larga data pero que no deja de ser siempre actual. ¿Por qué este metal aparece cada vez más en las ciudades mineras del mundo entero?
Conocido desde la antigüedad, el Mercurio es un metal plateado brillante que posee la extraña particularidad de existir en forma líquida en condiciones normales de temperatura y de presión, condiciones en las cuales se vaporiza con bastante facilidad. Esta capacidad le ha dado el nombre latino de hydragyrum, que significa “plata líquida”. El Mercurio es un metal noble y relativamente raro, que es también un agente biológicamente nocivo. Potente neurotóxico y reprotóxico, se lo reconoce por ser uno de los agentes activos de distintas enfermedades, tales como: hidrargirismo (o enfermedad de Minamata), Alzheimer, síndrome de fatiga crónica, fibromialgia y otras enfermedades de carácter crónico.
Sin embargo, el comercio de este material con aspecto extraterrestre se ha visto muy floreciente en estos últimos años, por el motivo de que este material se utiliza en amalgamas intermetálicas con el oro, otro metal de gran notoriedad. En el contexto de la extracción del oro, el Mercurio juega un papel químico primordial. El oro se extrae de minas en forma de minerales: trozos de piedra en los cuales hay clavados pequeños y finos fragmentos de oro. Luego estos fragmentos son triturados y mezclados con mercurio y agua. La interacción oro-mercurio hará que la misma cantidad de uno y del otro se amalgame: un equilibrio que sin embargo sigue siendo variable según el caso. Se obtendrá una sustancia viscosa que luego será moldeada en forma de pequeñas bolas del tamaño de una pelota de golf. Luego, éstas serán expuestas a una fuente de calor (400°C – 500°C) ya que, sabiendo que el punto de ebullición del mercurio es relativamente bajo, las partículas de este último se evaporarán, dejando tras de sí el metal tan apreciado y codiciado: el oro.
Este procedimiento más que correcto químicamente hablando resulta ser mucho más tóxico, ya que de esta manera el mercurio se vaporiza directamente en el aire y sus partículas pueden extenderse a grandes distancias. Además, bajo esta forma, el mercurio es invisible y se hace particularmente peligroso tanto para los usuarios como para las personas que viven en las cercanías. Hay que saber también que el mercurio es un metal eco-tóxico en todas sus formas, ya sean orgánicas o derivadas. Y este tipo de procedimiento lo que hace es contaminar aún más la atmósfera en la que vivimos, y hacerla tóxica para todos sus habitantes: la fauna, la flora y nosotros, los humanos.
Lamentablemente, los peligros del mercurio no desalientan a los usuarios habituados a esta sustancia, que dependen únicamente de este material para alimentar a sus familias y para poder vivir bajo un techo. En Segovia (Colombia) la situación se hace crítica. La mayoría de los comercios o lugares de trabajo están vinculados a las minas, y particularmente a la extracción del oro, lo que subentiende una manipulación cierta del mercurio. La atmósfera reinante está llena de gases nefastos y las tasas de enfermedades ocasionadas por el contacto de este metal pesado alcanzan picos considerables. Se han conocido casos similares en todo el mundo, ya sea en América Latina, en África o en Asia. El comercio mundial de este metal afecta a las poblaciones de nacionalidades diversas y variadas, que lo único que tienen en común es la única oferta de empleo disponible para ellos: las minas.
De este modo, podemos constatar que la extracción del oro es de una cierta manera “sucia”. Implica procedimientos contaminantes y tóxicos que ponen en peligro el ecosistema de nuestro planeta y la salud de quienes lo habitan. Es por eso que las grandes empresas que trabajan en este ámbito procuran tener un enfoque « eco-friendly » del tema, que se convierte en un fenómeno de masa en el cual la población se siente más identificada.
Por ejemplo, la etiqueta “Oro Verde” se compromete a defender un oro ecológico y promueve una extracción limpia de este último, es decir, sin mercurio ni cianuro. Se trata de una política ecológica basada en la protección del medioambiente con el fin de permitir que las actividades agrícolas sigan desarrollándose paralelamente a las actividades auríferas. Sin embargo, esta política sigue siendo muy localizada (en la región de Choco, en Colombia). Otras empresas favorecen los derechos humanos durante la extracción del oro, y otras, el uso de tecnologías avanzadas en el procesamiento de este último.
Todas estas etiquetas, estas certificaciones, estas cartas que clasificamos comúnmente bajo la apelación de “oro verde”, no han sido todas equivalentes y es muy importante conocer los orígenes y los criterios de entregabilidad. Pero son medios, alternativas a la extracción sucia y perjudicial del oro. Si el material de referencia que confiere valor a las cosas tiene una producción tóxica hacia nuestro entorno, hacia nosotros, estaríamos frente a grandes problemas. Es por eso que hay que perseverar en este camino de protección de nuestro ecosistema. Y aunque se trate de un pequeño paso, no deja de ser un avance.
Un ejemplo de oro ecológico respetuoso con el medio ambiente es la moneda VERA VALOR “Clean extraction o extracción limpia”, la única onza de oro proveniente del oro limpio.